Papa: seguir el camino de los Magos, "modelos de conversión" hacia el encuentro con Cristo
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Seguir el mismo camino de los magos, "modelos de conversión a la verdadera fe porque han creído más en la bondad de Dios que no en el aparente esplendor del poder", y saber reconocer y seguir "el abajamiento de Dios, su gloria escondida en el pesebre de Belén, en la cruz en el calvario, en el hermano o la hermana que sufre". Es el mensaje que el Papa Francisco subrayó durante la misa celebrada en la basílica de S. Pedro en el día de la Epifanía del Señor, evocando la cuestión de los 3 "sabios" venidos de Oriente siguiendo "la estrella" para conocer "al rey".
"Los Magos, según la tradición, eran hombres sabios: estudiosos de los astros, investigadores del cielo, en un contexto cultural y de creencias que atribuían a la estrellas significados e influjos sobre las situaciones humanas. Los Magos representan a los hombres y mujeres en busca de Dios en las religiones y en la filosofías del mundo entero: una búsqueda que nunca termina".
"La narración del Evangelio de los Magos- dijo después de la misa a las 60 mil personas presentes en la plaza de S. Pedro, para rezar el Angelus- describe el viaje de ellos desde el Oriente como el viaje del alma, como un camino hacia el encuentro con Cristo. Ellos están atentos a los signos que indican la presencia; son incansables en el enfrentar las dificultades de la búsqueda; están llenos de coraje en el sacar las consecuencias de vida que derivan del encuentro con el Señor. La experiencia de los Magos evoca el camino de cada hombre hacia cristo. Como para los Magos, también para nosotros buscar a Dios quiere decir caminar, mirando el cielo y dándose cuenta del signo visible de la estrella de Dios invisible que habla a nuestro corazón. La estrella que está en grado de guiar a cada hombre a Jesús es la Palabra de Dios: ella es la luz que orienta nuestro camino, nutre nuestra fe y la regenera. Es la Palabra de Dios que renueva continuamente nuestros corazones y nuestras comunidades. Por lo tanto no olvidemos de leerla y meditarla cada día, para que se convierta para cada uno en una llama que llevamos dentro de nosotros para iluminar nuestros pasos, y también de quien camina junto a nosotros, que quizás tiene dificultad en encontrar el camino hacia Cristo". "La Palabra de Dios cerca de nosotros siempre: un pequeño Evangelio en el bolsillo, para leerlo. No se olviden de esto: ¡siempre conmigo la Palabra de Dios!
Los magos nos indican el camino por el cual caminar en nuestras vidas. Ellos buscaban la verdadera luz: "Lumen requierunt lumine", dice el himno litúrgico de la Epifanía, refiriéndose justamente la experiencia de los magos; siguiendo una luz ellos buscan la luz. Iban en la búsqueda de dios. Habiendo visto el signo de la estrella, lo interpretaron y se pusieron en camino, han hecho un largo viaje.
"Es el Espíritu Santo que los ha llamado y los ha alentado a ponerse en camino; y en este camino sucederá el encuentro personal de cada uno de ellos con el verdadero Dios. En su camino los Magos encuentran muchas dificultades. Cuando llegan a Jerusalén ellos van al palacio del rey, porque consideraban obvio que el nuevo rey habría nacido en el palacio real. Allí pierden a la estrella y encuentran la tentación, puesta allí por el diablo: es el engaño de Herodes. El rey Herodes se muestra interesado por el niño, pero no para adorarlo, sino para eliminarlo. Herodes es el hombre del poder, que en el otro no ve sólo que a un rival. Y en el fondo considera también a Dios como un rival, es más como el rival más peligroso. En el palacio de Herodes los Magos atraviesan un momento de obscuridad, de desolación, que logran superar sólo gracias a las sugerencias del Espíritu Santo, que les habla a través de las profecías de la Sagrada Escritura. Estas indican que el Mesías nacerá en Belén, la ciudad de David. A este punto retoman el camino y vuelven a ver la estrella: el evangelista anota que sintieron "una inmensa alegría" (Mt. 2,10), una verdadera consolación. Llegados a Belén, encuentran "al niño con maría su madre" (Mt.2,11). Después de la de Jerusalén les vino la segunda tentación: rechazar esta pequeñez. Sin embargo: "se postraron y lo adoraron", ofreciéndole sus preciosos dones simbólicos. Es siempre la gracia del Espíritu Santo que los ayuda: aquella gracia que, mediante la estrella, los había llamado y guiado a lo largo del camino, ahora los hace entrar en el misterio. Guiados por el Espíritu, llegan a reconocer que los criterios de Dios son muy distintos del de los hombres, que Dios no se manifiesta en la potencia de este mundo, sino que se dirige a nosotros en la humildad de su amor. Los magos son así modelos de conversión a la verdadera fe porque han creído más en la bondad de Dios que no en el aparente esplendor del poder".
"Con su gesto de adoración- dijo en el Angelus- los Magos testimonian que Jesús vino a la tierra para salvar no a un solo pueblo, sino a todas las gentes. Por lo tanto, en la fiesta de hoy nuestra mirada se larga hacia el horizonte del indo entero para celebrar la "manifestación" del señor a todos los pueblos, o sea la manifestación del amor y de la salvación universal de Dios. Él no reserva su amor para unos privilegiados, sino que lo ofrece a todos. Como es el Creador de todos y el Padre, así quiere ser el Salvador de todos. Por esto, estamos llamados a nutrir siempre una gran confianza y esperanza en relación con cada persona y de su salvación: también para aquellos que no son fieles". "Por esto, estamos llamados a nutrir siempre una gran confianza en relación con toda persona y por su salvación: también para aquellos que parecen alejados del Señor son seguidos- o mejor "perseguidos"- por su amor apasionado, por su amor fiel y también humilde".
Los Magos, fue la conclusión de la homilía de la misa, "entraron en el misterio. Pasaron de los cálculos humanos al misterio: y esta fue su conversión. ¿Y la nuestra? Pidamos al Señor que nos conceda poder vivir el mismo camino de conversión vivido por los Magos. Que nos defienda y nos libre de las tentaciones que esconden a la estrella. Que tengamos siempre la inquietud de preguntarnos: ¿dónde está la estrella?, cuando- en medio de los engaños mundanos- la perdimos de vista. Que aprendamos a conocer en modo siempre nuevo el misterio de Dios, que no nos escandalicemos del "signo", de la indicación: "un niño envuelto en pañales, recostado en un pesebre" (Lc. 2.12), y que tengamos la humildad de pedir a la Madre, a nuestra Madre, que nos lo muestre. Que encontremos el coraje de liberarnos de nuestra ilusiones, de nuestras presunciones, de nuestras "luces", y que tengamos este coraje en la humildad de la fe y podamos encontrar la Luz, Lumen, como lo hicieron los Magos". "Recuerden siempre: estén atentos, incansables, llenos de coraje y con la luz de la Palabra de Dios y un Evangelio en el bolsillo".
Al final, el Papa Francisco dirigió, finalizando el Angelus, "también a los hermanos y hermanas de Oriente cristiano, católicos y ortodoxos, muchos de los cuales mañana celebran la Navidad del señor. "A ellos llegue mi afectuoso augurio". "Me gusta además recordar- concluyó- que hoy se celebra la Jornada Mundial de la infancia misionera. Es la fiesta de los niños que viven la alegría de la fe y rezan para que la luz de Jesús llegue a todos los niños del mundo. Aliento a los educadores a cultivar en los pequeños el espíritu misionero, para que nazcan entre ellos testigos de la ternura.