Papa: se requiere una reforma económica que no 'descarte', sino que promueva el bien común
Videomensaje a los participantes en la 109ª Conferencia Internacional del Trabajo. Debemos evitar "las pasadas obsesiones con el lucro, el aislacionismo y el nacionalismo, el consumismo ciego y la negación de las claras evidencias que apuntan a la discriminación de nuestros hermanos y hermanas". El derecho a formar parte de un sindicato y la necesidad de proteger a las mujeres.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - La urgencia de reactivar la economía, gravemente afectada por la pandemia - que entre otras cosas ha supuesto una pérdida de puestos de trabajo sin precedentes - debe dar lugar a "una profunda reforma de la economía", afirmó el Papa Francisco en un extenso videomensaje a los participantes en la 109ª Conferencia Internacional del Trabajo, que este año se realiza de forma virtual.
Es necesario, afirma Francisco, evitar "las pasadas obsesiones con el lucro, el aislacionismo y el nacionalismo, el consumismo ciego y la negación de las claras evidencias que apuntan a la discriminación de nuestros hermanos y hermanas 'desechables' en nuestra sociedad" y promover, sí, la solidaridad económica, pero también la cultural y política. Al respecto, Francisco reitera que "junto al derecho de propiedad privada, está el más importante y anterior principio de la subordinación de toda propiedad privada al destino universal de los bienes de la tierra y, por tanto, el derecho de todos a su uso» (Fratelli tutti, n. 123). A veces, al hablar de propiedad privada olvidamos que es un derecho secundario, que depende de este derecho primario, que es el destino universal de los bienes”.
El mensaje comienza con la declaración de que "muchos de los trastornos posibles y previstos" debido al Covid-19 aún no se han manifestado y que, por lo tanto, "deberíamos seguir ejerciendo un 'especial cuidado' del bien común".
La pandemia, observa el Papa, ha afectado especialmente a "los trabajadores poco cualificados, los jornaleros, los del sector informal, los trabajadores migrantes y refugiados, los que realizan lo que se suele denominar el ‘trabajo de las tres dimensiones': peligroso, sucio y degradante, y la lista podría continuar”. Ellos también carecen de medidas de protección social e incluso asistencia médica.
Ante esta realidad, la Iglesia hace un llamado para que los más vulnerables - los jóvenes, los migrantes, las comunidades indígenas, los pobres - no sean dejados al margen en un diálogo por el bien común que debería reunir a gobiernos, empresarios y trabajadores. Las confesiones religiosas también deben comprometerse juntas, porque solo a través de un diálogo de múltiples voces se puede lograr "un futuro solidario y sostenible de nuestra casa común". Sin embargo, un verdadero diálogo solo puede existir cuando "los que dialogan están en el mismo nivel de derechos y deberes".
El "cuidado" que requieren los menos favorecidos tiene un énfasis especial en relación con las mujeres. “Muchas mujeres de todo el mundo siguen anhelando la libertad, la justicia y la igualdad entre todas las personas humanas". Y aunque ha habido "mejoras", todavía queda mucho por hacer porque "aún no se han erradicado por completo costumbres inaceptables", empezando por la "violencia vergonzosa" que a veces se traduce en maltrato familiar, esclavitud o "desigualdad del acceso a puestos de trabajo dignos y a los lugares donde se toman las decisiones".
En cuanto al respeto a los derechos fundamentales de los trabajadores, Francisco afirma que "afiliarse a un sindicato es un derecho". El derecho a sindicalizarse también forma parte de esa reforma económica que propone el mensaje del Papa, cuando se refiere al "riesgo de ser atacado por un virus aún peor que el covid-19: el de la indiferencia egoísta. Es decir que una sociedad no puede progresar descartando, no puede progresar" si "se termina seleccionando a una persona en lugar de otra, descartando a los pobres, sacrificando a los que quedan atrás en el llamado 'altar del progreso'. Es una auténtica dinámica elitista, que construye nuevas élites a costa de descartar a mucha gente y a muchos pueblos”.
Francisco afirma que “es el momento de liberarnos definitivamente de la herencia de la Ilustración, que asociaba la palabra cultura con un cierto tipo de formación intelectual y de pertenencia social. Cada pueblo tiene su cultura y debemos aceptarla como es”.
El videomensaje finaliza con un llamado a los políticos y gobernantes, a quienes pide que se inspiren siempre en "esa forma de amor que es la caridad política", resumida como "el esfuerzo dirigido a organizar y estructurar la sociedad de manera que el prójimo no tenga que padecer la miseria".
“Les recuerdo a los empresarios - concluye - su verdadera vocación: producir riqueza al servicio de todos. La actividad empresarial es esencialmente 'una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos’. Dios nos promueve, espera que desarrollemos las capacidades que nos dio y llenó el universo de potencialidades. En sus designios, cada persona está llamada a promover su propio progreso, y esto incluye fomentar las capacidades económicas y tecnológicas para hacer crecer los bienes y aumentar la riqueza”. (FP)
El mensaje de video se puede ver en
https://wetransfer.com/downloads/1119300a0ed0505295c9681c6ae907d520210616075601/8567b1d006ed89cf7e0b162ecfa626f620210616075906/6dadd9
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