Papa: que el Vaticano sea 'ejemplar y transparente' en sus actividades económicas
Francisco habló en la inauguración del Año Judicial del Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano. "Estamos llamados - furon sus palabras - a dar un testimonio concreto y creíble, en nuestras respectivas funciones y tareas, del inmenso patrimonio de valores que caracteriza la misión de la Iglesia".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - El hecho de ser "marginal" en el mundo económico no exime al Vaticano, ni como institución y ni como individuos, "de un especial deber de dar testimonio". El Papa Francisco se refirió a la peculiaridad de la realidad del Vaticano en el campo de la administración de justicia con motivo de inaugurarse hoy el 92º Año Judicial del Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano. "Estamos llamados - furon sus palabras - a dar un testimonio concreto y creíble, en nuestras respectivas funciones y tareas, del inmenso patrimonio de valores que caracteriza la misión de la Iglesia, siendo 'sal y luz' en la sociedad y en la comunidad internacional, especialmente en momentos de crisis como el actual”.
En la misma lógica, Francisco pidió que "las iniciativas emprendidas recientemente y las que se adopten para la absoluta transparencia de las actividades institucionales del Estado Vaticano, especialmente en el ámbito económico y financiero, se inspiren siempre en los principios fundadores de la vida eclesial y, al mismo tiempo, tengan debidamente en cuenta los parámetros y las "buenas prácticas" vigentes a nivel internacional, y se muestren ejemplares, como es imperativo de una realidad como la Iglesia católica”. “Todos los operadores de este ámbito, y todos los que ocupan cargos institucionales - agregó - deben, por lo tanto, tener una conducta que, a la vez que denote un arrepentimiento activo —cuando fuera necesario— con respecto al pasado, sea también irreprochable y ejemplar para el presente y el futuro. En este punto, en el futuro habrá que tener en cuenta la necesidad prioritaria de que —también mediante los oportunos cambios normativos— en el actual sistema procesal aflore la igualdad de todos los miembros de la Iglesia y su igual dignidad y posición, sin privilegios que se remontan a otros tiempos que ya no están en consonancia con las responsabilidades que le corresponden a cada uno en la edificación de la Iglesia. Esto requiere solidez en la fe y coherencia en el comportamiento y las acciones.
Antes del discurso del Papa, el Promotor de Justicia, Gian Piero Milano, había destacado algunos cambios realizados en el ámbito de las estructuras vaticanas, en cuanto a la vigilancia y prevención de los delitos económicos, y agregó que "a pesar de estos cambios, el camino en la obra de las reformas está lejos de haber terminado y todavía subsisten algunas lagunas e incongruencias en no pocos sectores”.
El Papa retomó esta idea y habló de "ulteriores reformas en el ámbito penal, especialmente en la lucha y represión de los delitos financieros, y de la intensificación de otras actividades encaminadas a facilitar y agilizar la cooperación internacional entre los órganos de investigación vaticanos y las instituciones análogas de otras naciones, así como de las iniciativas adoptadas por la Policía judicial de nuestro Estado. En este sentido, resulta inaplazable identificar e introducir, mediante adecuadas normas o protocolos de acuerdo, nuevas y más incisivas formas de cooperación, tal y como lo solicitan las instituciones de vigilancia de los mercados financieros activas en el ámbito internacional. En este contexto, espero que se llegue pronto a una interlocución al nivel adecuado para que la cooperación sea más rápida y eficaz”.
“Invito - dijo - a todos los que están llamados a trabajar por la causa de la justicia —una eminente virtud cardinal— a no tener miedo de perder el tiempo dedicándolo en abundancia a la oración. En la oración, y sólo en la oración - subrayó - obtenemos de Dios, de su Palabra, esa serenidad interior que nos permite cumplir con nuestros deberes con magnanimidad, equidad y clarividencia. El lenguaje de la pintura y de la escultura representa a menudo a la Justicia empeñada, con una mano, en sopesar con la balanza los intereses o las situaciones opuestas, y dispuesta, con la otra, a defender el derecho con la espada. La iconografía cristiana añade además a la tradición artística precedente un detalle de no poca importancia: los ojos de la Justicia no están vendados, sino vueltos hacia arriba, y miran al Cielo, porque - concluyó - sólo en el Cielo hay verdadera justicia”.
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