Papa: proteger siempre cada vida, como la del pequeño Rayan
En el Ángelus, Francisco elogió el compromiso de todo el pueblo de Marruecos para salvar la vida de un niño, aunque lamentablemente no tuvieron éxito. La condena de la mutilación genital femenina y de la trata que esclaviza a demasiadas mujeres y niñas en las calles. “Dios quiere subirse a la barca de nuestra vida aunque no tengamos nada que ofrecerle”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - “En Marruecos todo un pueblo se unió para salvar a un niño, pusieron a disposición todo lo que tenían. Por desgracia no lo consiguieron, pero nos han dado un ejemplo: ¡gracias a estas personas por este testimonio!”. Al terminar la oración del Ángelus, ante los fieles reunidos en la plaza de San Pedro, el Papa Francisco se refirió a la historia del pequeño Rayan, el niño que cayó a un pozo en Marruecos y durante cinco mantuvo en suspenso a todo el país. Lamentablemente anoche, cuando los rescatistas lograron traerlo de regreso a la superficie, el niño ya estaba muerto.
El Papa quiso tomar como ejemplo esta movilización para mostrar lo que significa "proteger cada vida", en el día en que la Iglesia italiana celebra la Jornada por la Vida. El compromiso de proteger la vida "es válido para todos - comentó Francisco - especialmente para las categorías más débiles: los ancianos, los enfermos e incluso los niños a los que se les impide nacer. ¡Toda vida debe ser protegida, siempre!”. Y al respecto añadió: “Estamos acostumbrados a ver y leer en los medios de comunicación tantas cosas malas, malas noticias, accidentes, asesinatos... tantas cosas. Pero hoy me gustaría mencionar dos cosas bellas.”. Y se refirió -precisamente- a la movilización por Rayan en Marruecos y a la historia de un joven ghanés que emigró a Italia y, gravemente enfermo de cáncer, recibió la ayuda del pueblo donde estaba viviendo para cumplir su deseo de volver a su tierra natal y abrazar a su padre antes de morir. “Son los santos de la puerta de al lado -comentó el Papa- gracias por estos dos testimonios que nos hacen bien”.
Antes de rezar el Ángelus, el pontífice había comentado el pasaje evangélico que propone la liturgia de hoy, deteniéndose en la imagen de la barca vacía de Simón Pedro a la que sube Jesús, tras una infructuosa noche de pesca. “Cada día - explicó el pontífice - la barca de nuestra vida abandona la orilla de nuestro hogar para adentrarse en el mar de las actividades cotidianas; cada día intentamos “pescar mar adentro”, cultivar sueños, llevar adelante proyectos, vivir el amor en nuestras relaciones. Pero a menudo, como Pedro, experimentamos la “noche de las redes vacías”, la noche de las redes vacías… la decepción de esforzarse tanto y no ver los resultados deseados".
Precisamente en esta barca sube Jesús para enseñar: “Esto es lo que le gusta hacer al Señor -comentó el Papa- subir a la barca de nuestra vida cuando no tenemos nada que ofrecerle; entrar en nuestros vacíos y llenarlos con su presencia; servirse de nuestra pobreza para proclamar su riqueza, de nuestras miserias para proclamar su misericordia”.
“Dios no quiere un crucero -añadió- le basta un pobre barco destartalado, con tal de que lo acojamos. Pero, me pregunto, ¿lo dejamos entrar en la barca de nuestras vidas? ¿Ponemos a su disposición lo poco que tenemos? Él es el Dios de la cercanía, de la compasión, de la ternura, y no busca el perfeccionismo, solo quiere que lo reciban. A tí también te dice: 'Déjame subir al barco de tu vida, así como es'".
Y de esa manera se reconstruye la confianza: “Con Jesús -concluyó- se puede navegar por el mar de la vida sin miedo, sin ceder a la desilusión cuando no se pesca nada y sin rendirse al 'no hay nada más que hacer'. Siempre, tanto en la vida personal como en la vida de la Iglesia y de la sociedad, se puede hacer algo que sea hermoso y valiente: siempre. Siempre podemos empezar de nuevo, el Señor siempre nos invita a volver a ponernos en juego, porque Él abre nuevas posibilidades”.
Por último, dirigiéndose a los fieles, el Papa recordó el Día Internacional contra la Mutilación Genital Femenina que se celebra hoy, uniendo su voz a la condena de esta “práctica que humilla la dignidad de la mujer” y de la que siguen siendo víctimas millones de niñas. Luego se refirió a la Jornada de Oración contra la Trata de Personas, que por su voluntad se celebra el martes 8 de febrero en la fiesta de Santa Josefina Bakhita, e invitó a dirigir el pensamiento a “tantas jóvenes esclavizadas por los traficantes en nuestras ciudades”. El Papa expresó su dolor ante esa lacra de la humanidad y renovó la exhortación a actuar para poner fin a esta terrible forma de explotación. “Es una herida profunda -dijo- infligida por la vergonzosa búsqueda de intereses económicos”.
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