Papa: predicación ‘como un bofetón’, y testimonio para transmitir la fe

“La fe se transmite en un vientre materno, el vientre de la Iglesia, porque la Iglesia es madre, la Iglesia es femenina”. “En Albania había una religiosa que durante la dictadura estuvo en la cárcel, pero cada tanto los guardias la dejaban salir un poco y ella iba hacia el río, total – pensaban – qué podrá hacer esta pobre mujer. Y, en cambio, las mujeres, sabiendo cuándo salía, llevaban a sus niños y ella los bautizaba a escondidas, con el agua del río”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – La transmisión de la fe se hace con la predicación –que golpea como un bofetón-, con el testimonio y “en un vientre materno, el vientre de la Iglesia, porque la Iglesia es madre, la Iglesia es femenina”. La transmisión de la fe fue el tema del cual el Papa habló en la homilía de la misa celebrada esta mañana en la Casa Santa Marta, tomando como punto de partida la Segunda Carta del apóstol San Pablo a Timoteo.

El Papa resaltó particularmente tres palabras en la Carta, que indican cómo se transmite la fe. Son “hijo”, que es como Pablo llama a Timoteo, “madre” y “abuela”, y, por último, “testimonio”. Pablo es padre porque la generado a Timoteo con la “locura de la predicación, y esta es su paternidad”. Y en la Lectura también se habla de lágrimas, porque Pablo no endulza su anuncio con verdades a medias. Lo hace con coraje. Es esto lo que vuelve a Pablo padre de Timoteo. La predicación que, afirmó el Papa, “no puede ser tibia”. “La predicación, siempre –permítanme la palabra- ‘abofetea’, es un bofetón, un sopapo que te conmueve y te lleva adelante. El mismo Pablo dice: ‘La locura de la predicación’. Es una locura, porque decir que Dios se ha hecho hombre y después fue crucificado y después ha resucitado… ¿Qué le dijeron a Pablo los habitantes de Atenas? ‘Pasado mañana te escucharemos’. (…) Siempre en la predicación de la fe hay ‘una pizca de locura’. Y la tentación es el falso sentido común, esa mediocridad: ‘Pero no, no bromeemos, no es para tanto’… la fe tibia”.”.

La segunda palabra es testimonio. La fe se transmite con el testimonio, que da fuerza a la palabra. “Hoy, hay algunas parroquias donde (…) uno va, oye lo que dice éste de aquél, de aquél y de aquél… En lugar de decir ‘¡cómo se aman!’, vienen ganas de decir: ‘¡Cómo se pelean! ¡Cómo se despellejan!… ¡La lengua es un cuchillo para desollar al otro!’. Y ¿cómo puedes transmitir la fe con un aire tan viciado de chismes, de calumnias? No. Testimonio. ‘Mira, éste nunca habla mal del otro; éste hace aquella obra de caridad; éste cuando hay alguien enfermo va a visitarlo, ¿por qué lo hace?’. La curiosidad: ¿Por qué esta persona vive así? Y con el testimonio nace la pregunta del por qué: allí se transmite la fe, porque tiene fe, porque sigue las huellas de Jesús”.

Madre, abuela: la tercera palabra es maternidad. “La fe se transmite en un vientre materno, el vientre de la Iglesia, porque la Iglesia es madre, la Iglesia es femenina. La maternidad de la Iglesia se prolonga en la maternidad de la mamá, de la mujer”. Y recordó que en Albania conoció a una monja que durante la dictadura estuvo en la cárcel, pero cada tanto, los guardias la dejaban salir un poco, y ella iba a pasear al río. Total, pensaban ellos, que podrá hacer esta pobre mujer. Y, en cambio, continúa el Papa, ella era astuta, y las mujeres, sabiendo cuándo salía, le llevaban a sus niños, y ella los bautizaba a escondidas, con el agua del río. Un hermoso ejemplo. “Pero yo me pregunto: las madres, las abuelas, ¿son como estas dos de las que habla Pablo?: ‘¿Y tu abuela Loide y tu madre Eunice’, te han transmitido la fe, la verdadera fe? Un poco … dice: ‘Pero si aprenderá cuando vaya a la catequesis’. Pero yo les digo que a mí me causa tristeza cuando veo a los niños que no saben hacer la señal de la Cruz, y que en lugar de hacer bien la señal de la Cruz, saben que deben hacer algo, y entonces hacen un dibujo así… porque falta que la mamá y la abuela les enseñe esto. Cuántas veces pienso en las cosas que se enseñan para la preparación para el matrimonio, a la recién casada, a la que será mamá: ¿Se le enseña que debe transmitir la fe?”.

“Pidamos al Señor – concluyó el Papa - que nos enseñe –como testigos, como predicadores y también a las mujeres, como madres – a transmitir la fe”.