Papa: paz en la justicia y libertad para Nicaragua

En el Ángelus, el Papa pidió por monseñor Álvarez, condenado a 26 años de prisión por el régimen orteguista tras rechazar el exilio. Invitó a seguir rezando y siendo solidarios con las víctimas del terremoto en Turquía y Siria. “Dios nos ama como un enamorado, no reduzcamos la fe a gestos exteriores”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - “Dios no razona con cálculos y tablas. Él nos ama como un enamorado", dijo hoy el Papa Francisco en el Ángelus, dirigiéndose a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. Se refirió también a las imágenes de devastación que siguen llegando desde Turquía y Siria, destruidas hace una semana por el terremoto, y recomendó perseverar en la oración y la solidaridad por las víctimas. Por último, hizo un llamamiento contra la represión política en Nicaragua, donde el obispo Mons. Rolando Álvarez fue condenado a 26 años de reclusión por el régimen de Daniel Ortega.

Con respecto a las palabras que hoy propone la liturgia, cuando dice que Jesús que no vino "a abolir la ley o los profetas, sino a darles pleno cumplimiento" (Mt 5,17), el pontífice propuso interrogarse sobre el significado de ese "cumplimiento". Y lo explicó a partir del gesto que sugiere el mismo Jesús: reconciliarse con el hermano antes de presentar la ofrenda en el altar. “Cuando se hacía una ofrenda a Dios, se correspondía a la gratuidad de sus dones; era un rito muy importante -comentó- tanto que estaba prohibido interrumpirlo, salvo por motivos graves. Pero Jesús afirma que debemos interrumpirlo si un hermano tiene algo contra nosotros, que debemos ir primero a reconciliarnos con él, y sólo así se puede completar el rito". El mensaje es claro: “Las normas religiosas son útiles, son buenas, pero son sólo el principio: para cumplirlas verdaderamente es necesario ir más allá de la letra y vivir su sentido. Los mandamientos que Dios nos ha dado no se deben encerrar en una caja fuerte, asfixiados por la observancia formal, porque de lo contrario nos quedamos en una religiosidad externa y distante, siervos de un 'dios patrón' más que hijos de Dios Padre".

“Este problema no existía sólo en la época de Jesús -siguió diciendo Francisco-, también existe hoy. A veces, por ejemplo, se oye decir: 'Padre, no he matado, no he robado, no he hecho daño a nadie...', como diciendo: 'Hice todo bien'. Ésta es la observancia formal, que se conforma con lo mínimo, mientras Jesús nos invita a lo máximo posible". Invitó entonces a preguntarse: "¿Cómo vivo la fe? ¿Es una cuestión de cálculos, de formalismos o es una historia de amor con Dios? ¿Me conformo con no hacer el mal, con mantener 'la fachada', o trato de crecer en el amor a Dios y a los demás? ¿Y de vez en cuando reviso el gran mandato de Jesús?, ¿me pregunto si amo a mi prójimo como Él me ama a mí? Porque tal vez somos inflexibles al juzgar a los demás y nos olvidamos de ser misericordiosos, como Dios es con nosotros".

Después de rezar el Ángelus, el pontífice invitó a seguir estando cerca de las poblaciones afectadas por el terremoto de Siria y Turquía: “Recemos y pensemos qué podemos hacer por ellos -añadió-. Y no olvidemos tampoco a Ucrania, para que el Señor abra caminos de paz y dé a los responsables el coraje de seguirlos”.

Por último, el Papa se refirió a la dramática situación de Nicaragua, donde el obispo de Matagalpa, Mons. Rolando Álvarez, que estuvo detenido durante seis meses, se negó a aceptar el exilio y fue condenado a 26 años de cárcel por el régimen de Daniel Ortega. “Las noticias que llegan de Nicaragua me han entristecido mucho - dijo Francisco - y no puedo dejar de recordar con preocupación al obispo que tanto amo y también a las personas que fueron deportadas a los Estados Unidos. Rezo por ellos y por todos los que sufren en ese querido país, y les pido a ustedes que también recen. Pidamos al Señor, por intercesión de la Santísima Virgen María, que abra el corazón de los dirigentes políticos y de todos los ciudadanos a la búsqueda sincera de la paz que nace de la verdad, la justicia, la libertad y el amor, y que se alcanza mediante el ejercicio paciente del diálogo”.