Papa: no sólo en Belén con María. Jesús viene cada día en la Iglesia y en nosotros
Ciudad del vaticano (AsiaNews)- "El Señor cada día visita a su Iglesia". Visita a cada uno de nosotros y también a nuestra alma en esta semejanza. Nuestra alma se asemeja a la Iglesia, nuestra alma se asemeja a María". En la misa celebrada esta mañana en la casa S. Marta el Papa Francisco subrayó que la Navidad nos incluye en modo personal porque hay diversas "venidas" de Jesús. Como nos comunica la radio Vaticana, Francisco, citando a S. Bernardo, dice que está su venida, "la que conmemoramos ahora, el nacimiento físico"; "la que sucederá en los últimos tiempos a cerrar la historia", y una tercera venida del Señor: la de todos los días".
"Los Padres del desierto- continuó- dicen que María, la Iglesia y nuestra alma son femeninas y lo que se dice de una se dice, análogamente se puede decir de la otra".
Por esto, el pontífice describió la espera de María en la inminencia del parto: "sentía lo mismo que sienten todas las mujeres en aquel tiempo"; sentía "percepciones interiores en su cuerpo, en su alma" que el Hijo está llegando. Y ha aplicado estos sentimientos a "nosotros como Iglesia", que "acompañamos a la Virgen en este camino de espera" y casi "queremos apresurar este nacimiento2 de Jesús.
"Nuestra alma está en espera, en esta espera por la venida del Señor; un alma abierta que dice: "¡Ven Señor!". En estos días antes de Navidad, "el Espíritu Santo nos mueve a hacer esta plegaria "¡Ven!", "¡Ven!".
Todos los días de Adviento, agregó, "hemos dicho en el prefacio que nosotros, la Iglesia, como María, estamos vigilantes en la espera". Y la vigilancia "es la virtud" del peregrino. Todos nosotros "somos peregrinos": "Y me pregunto: ¿estamos en espera o estamos cerrados? ¿Estamos vigilando o estamos seguros en un hotel, a lo largo del camino y no queremos ir más adelante? ¿Somos peregrinos o somos errantes? Por esto la Iglesia nos invita a rezar esto: "¡Ven!", a abrir nuestra alma a que sea en estos días, vigilante en la espera. ¡Vigilar! ¿Qué sucede en nosotros si viene el Señor o si no viene? Si hay lugar para el Señor o hay lugar sólo para las fiestas, para hacer compras, hacer ruido... ¿Nuestra alma está abierta, como está abierta como la de María o la de la Santa Madre Iglesia? O nuestra alma está cerrada y hemos colocado en la puerta un cartelito muy educado, que dice "¡Por favor no molestar!"
Es necesario repetir muchas veces: "Ven"- concluyó- y buscar que nuestra alma no sea un alma que diga "no molestar", ¡No! Que sea un alma abierta, que sea un alma grande, para recibir al Señor en estos días y que empiece a sentir lo que mañana la antífona nos dirá la Iglesia: "¡Sepan que hoy llega el Señor!" "¡Y mañana verán su gloria!".
23/12/2015