Papa: nada justifica los sufrimientos impuestos a los cristianos de Medio oriente
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- "No existen razones religiosas, políticas o económicas que puedan justificar lo que les está sucediendo a centenares de miles de hombres, mujeres y niños inocentes", que en medio oriente sufren una "persecución cotidiana" sólo porque son cristianos o pertenecen a otras minorías religiosas. Los sufrimientos de los cristianos de Medio oriente, en particular modo los de Irak y Siria, fueron nuevamente citadas por el Papa Francisco en el saludo dirigido a Mar Dinkha IV, patriarca de la Iglesia asiria de Oriente, (v. foto) recibido esta mañana en el Vaticano.
Al jefe de una Iglesia que cuenta con unos 400 mil fieles, numerosos de los cuales emigrados en América, el Papa habló, además que de las persecuciones de las minorías religiosas, del camino hacia la unidad entre católicos y fieles de la Iglesia asiria de Oriente.
"Nuestro encuentro -dijo- está marcado por el sufrimiento que compartimos por las guerras que están atravesando diversas regiones de Medio oriente y en particular las violencias que están castigando a los cristianos y a los pertenecientes a otras minorías religiosas, especialmente en Irak y Siria. ¡Cuántos de nuestros hermanos y hermanas están sufriendo una persecución cotidiana! Cuando pensamos en el sufrimiento de ellos, nos viene espontáneo ir más allá de las distinciones de rito o de confesión: en ellos está el cuerpo de Cristo que, todavía hoy, es herido, golpeado, humillado. No existen razones religiosas, políticas o económicas que puedan justificar lo que está sucediendo a centenares de miles de hombre, mujeres y niños inocentes. Nos sentimos profundamente unidos en la oración de intercesión y en la acción de caridad hacia estos miembros del cuerpo de Cristo que están sufriendo".
Luego el Papa afirmó que la visita del Patriarca es "un ulterior paso en el camino de una creciente cercanía y comunión espiritual entre nosotros, después de las amargas incomprensiones de los siglos pasados. Hace ya 20 años, la Declaración Cristológica común subscripta por Ud. y por mi predecesor, el Papa S. Juan Pablo II, constituyó una piedra miliar de nuestro camino hacia la plena comunión. Con esa hemos reconocido que confesamos la misma fe de los apóstoles, la fe en la divinidad de Nuestro señor Jesucristo, unidos en una única persona, sin confusión ni cambio, sin división i separación".
"Acompaño con la oración-concluyó- el trabajo de la Comisión mixta para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia asiria de Oriente, para que gracias a esto se cerque el día bendito en el cual podremos celebrar en el mismo altar el sacrificio de alabanza, que nos hará una sola cosa en Cristo".