Papa: "nada de puertas cerradas" para divorciados y vueltos a casar. Son participantes en la vida de la Iglesia
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Las parejas de divorciados vueltos a casar "no están excomulgados" y "nunca debe tratarse como tal: son siempre parte de la Iglesia". Es un llamado cálido y sincero que el que el Papa Francisco se dirigió hoy a cerca de 12 mil fieles reunidos en el Aula Pablo VI en la reanudación del ciclo de catequesis sobre la familia y dedicada hoy a la "atención de aquellos que, tras el colapso irreversible de su vínculo matrimonial, se han embarcado en una nueva unión". “La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre […] Ninguna puerta cerrada. Todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la comunidad. La Iglesia […] es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas” (Exort. ap. Evangelii gaudium, n. 47).
El tema de la hospitalidad a los divorciados y vueltos a casar (y su participación en la Eucaristía) se discutió con un lenguaje muy fuerte y desde posiciones opuestas al final del primer Sínodo Extraordinario sobre la Familia celebrada el año pasado y sigue creando tensiones en preparación al Sínodo del próximo mes de octubre.
Con ternura y decisión, el Papa ha abordado de frente sobre el tema. La Iglesia sabe bien que una situación tal contradice el Sacramento cristiano. De todos modos, su mirada de maestra viene siempre de un corazón de madre; un corazón que, animado por el Espíritu Santo, busca siempre el bien y la salvación de las personas. He aquí porqué siente el deber, “por amor a la verdad”, de “discernir bien las situaciones”. Así se expresaba san Juan Pablo II, en la Exhortación apostólica Familiaris consortio (n. 84), dando como ejemplo la diferencia entre quien ha sufrido la separación y quien la ha provocado. Se debe hacer este discernimiento". Pero, sobre todo, le pide a todos los cristianos a mirar "estos nuevos lazos con los ojos de los hijos pequeños, los pequeños miran, de los niños, vemos aún más la urgencia de desarrollar en nuestras comunidades una acogida real hacia las personas que viven tales situaciones" El tema había sido sacado a la luz, incluso en el último Sínodo, expresando su preocupación por la falta de educación religiosa que afectaría a los hijos de estas parejas si se mantienen al margen de la vida de la iglesia.
"Con los ojos de los niños - explicó el Papa - vemos aún más la urgencia de desarrollar en nuestras comunidades una acogida real hacia las personas que viven tales situaciones. Por esto, es importante que el estilo de la comunidad, su lenguaje, sus actitudes, estén siempre atentos a las personas, a partir de los pequeños, ellos son quienes más sufren estas situaciones. Después de todo, ¿cómo podríamos aconsejar a estos padres hacer de todo para educar a los hijos a la vida cristiana, dando ellos el ejemplo de una fe convencida y practicada, si los tenemos alejados de la vida de la comunidad como si fueran excomulgados? No se deben agregar otros pesos a aquellos que ya los hijos, en estas situaciones, ¡ya deben cargar! Lamentablemente, el número de estos niños y jóvenes es de verdad grande. Es importante que ellos sientan a la Iglesia como madre atenta a todos, dispuesta siempre a la escucha y al encuentro".
También recuerda que en estos tiempos "la Iglesia no ha sido ni insensible ni perezosa" y " ha crecido mucho la conciencia de que es necesaria una fraterna y atenta acogida, en el amor y en la verdad, a los bautizados que han establecido una nueva convivencia después del fracaso del matrimonio sacramental; en efecto, estas personas no son en efecto excomulgadas, no están excomulgados, y no van absolutamente tratadas como tales: ellas forman parte siempre de la Iglesia".
La invitación a la comunidad cristiana es dar la bienvenida y animar a estas parejas "para que vivan y desarrollen cada vez más su pertenencia a Cristo y a la Iglesia con la oración, con la escucha de la Palabra de Dios, con la frecuencia a la liturgia, con la educación cristiana de los hijos, con la caridad y el servicio a los pobres, con el compromiso por la justicia y la paz". Cabe señalar que la lista de "formas" de la participación en la vida de la Iglesia no se menciona el acceso a la Eucaristía, aunque se habla de una "frecuencia en la liturgia".
Para el Papa, la actitud de acogida de la Iglesia debe seguir aquella del Buen Pastor, cuyo icono " resume la misión que Jesús ha recibido del Padre: la de dar la vida por las ovejas. Tal actitud es un modelo también para la Iglesia, que acoge a sus hijos como una madre que dona su vida por ellos".
"Del mismo modo todos los cristianos están llamados a imitar al Buen Pastor. Sobre todo las familias cristianas pueden colaborar con Él cuidando a las familias heridas, acompañándolas en la vida de fe de la comunidad. Cada uno haga su parte asumiendo la actitud del Buen Pastor, que conoce cada una de sus ovejas ¡y a ninguna excluye de su infinito amor!".
Durante los saludos en diversas lenguas, el Papa Francesco también mencionó las comunidades de China. En ese momento un grupo de chinos, agitando una bandera de China continental y de pie cantó el "Padre Nuestro" en chino.