Papa: las noticias de Ucrania son ‘preocupantes’; urge hacer ’todos los esfuerzos’ por la paz

En el Ángelus, Francisco volvió a hablar de la crisis en Ucrania y se encomendó a la Virgen María para que mueva "la conciencia de los dirigentes políticos". En el pasaje del Evangelio dedicado a las Bienaventuranzas, exaltó "la identidad" del discípulo de Jesús. El discípulo no encuentra la alegría "en el dinero" ni en los "bienes materiales", sino "en los dones que recibe de Dios", como la vida y la creación, y se siente "feliz de compartirlos".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Las noticias que llegan de Ucrania "son muy preocupantes", y por ello "encomiendo a la intercesión de María la conciencia de los responsables políticos" para que hagan "todos los esfuerzos por la paz". Este es el sentido llamamiento que hizo hoy el Papa Francisco al final del rezo del Ángelus, al dirigirse a los fieles reunidos en la Plaza San Pedro, donde los invitó a rezar "en silencio" durante unos segundos. Al igual que hizo el pasado miércoles en la audiencia general, el Pontífice volvió a hablar de las tensiones que se están produciendo entre Rusia y Ucrania, y a la posibilidad de un ataque de Moscú, que se vuelve más real con el paso de los días. De ahí la renovada petición de hacer "todos los esfuerzos" para promover la paz.

Antes del rezo del Ángelus, el papa comentó el pasaje del Evangelio dedicado a las Bienaventuranzas, y subrayó que éstas "definen la identidad del discípulo de Jesús", pero "pueden sonar extrañas, casi incomprensibles para quienes no son discípulos". La primera, que es "la base de todas las demás", dice: "Bienaventurados los pobres. Dos cosas dice Jesús de los suyos: que son bienaventurados y pobres; que son bienaventurados porque son pobres". "¿En qué sentido?", continuó el pontífice. "En el sentido de que el discípulo de Jesús no encuentra su alegría en el dinero u otros bienes materiales, sino en los dones que recibe cada día de Dios: la vida, la creación, los hermanos y hermanas, etc. Incluso los bienes que posee los comparte con alegría, porque vive según la lógica de Dios, que es la gratuidad. Esta pobreza es también una actitud ante el sentido de la vida: el discípulo de Jesús no cree que lo posee, que ya lo sabe todo; por el contrario, sabe que debe aprender cada día. Es, por tanto, una persona humilde y abierta, libre de prejuicios y rigidez"

Luego, el papa recordó el Evangelio del domingo pasado, en el que Simón Pedro, "un pescador experto", acepta la invitación de Jesús de "echar las redes a una hora inusual" y luego, "lleno de asombro" por la "prodigiosa pesca", deja la barca y sus posesiones "para seguir al Señor". Este episodio es una advertencia y el camino para ser verdaderamente discípulos de Cristo, dejando de lado las presuntas seguridades. "Pedro se muestra dócil y deja todo, y así se convierte en discípulo”, señaló Francisco. “En cambio, los que están demasiado apegados a sus propias ideas y certezas, casi nunca siguen realmente a Jesús. Tal vez lo escuchan, pero no lo siguen. Y así se cae en la tristeza”.

En un mundo en el que predominan las ideologías y todos tienden a hacer alarde de sus propias certezas, el discípulo "sabe cuestionarse" y "buscar humildemente a Dios todos los días", lo que le permite "adentrarse en la realidad, captando su riqueza y complejidad". Quien sigue a Jesús "acepta la paradoja de las Bienaventuranzas: estas dicen que es bienaventurado, es decir, feliz, el pobre, el que carece de muchas cosas y lo reconoce" y no, según la mentalidad común, “el que es rico, el que está lleno de bienes, recibe aplausos y es la envidia de muchos". Jesús, por el contrario, declara que el éxito mundano es un fracaso, ya que se basa en un egoísmo que infla y luego deja un vacío en el corazón".

El Papa concluyó diciendo que seguir a Cristo es "un camino, a veces fatigoso", pero "nos libera de la esclavitud del egocentismo, desquicia nuestra cerrazón, disuelve nuestra rigidez y nos abre a la verdadera felicidad, que a menudo se encuentra donde menos pensamos". De ahí la invitación final a dejarse "desquiciar por la paradoja de las Bienaventuranzas", con la ayuda de "la Virgen, primera discípula del Señor" que nos ayuda a "vivir como discípulos abiertos y alegres".