22/12/2016, 20.50
VATICANO
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Papa: la reforma de la Curia, “un proceso de conversión”

En el encuentro con los responsables de la Curia romana, Francisco indica los criterios que guían la reforma. Un proceso en el cual se espera que haya “resistencias”, que incluso pueden ser “malvadas”, y en curso del cual también se tratará de dar mayor espacio a los laicos y a las mujeres.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Proseguirá la reforma de Francisco sobre la Curia romana,  como un organismo que ayude al Papa en la conducción de la Iglesia, en lo que Francisco mismo ha definido como “un proceso de crecimiento y sobre todo, de conversión”, que tendrá, principalmente, doce criterios de guía: “individualidad; cualidad pastoral; cualidad misionera; racionalidad; funcionalidad; modernidad; sobriedad; subsidiariedad; sinodalidad; catolicidad; profesionalidad; gradualidad”. Un proceso a lo largo del cual se espera que haya “resistencias”, que incluso pueden ser “malvadas”, y en el curso del cual también se tratará de dar mayor espacio a los laicos y las mujeres, “especialmente en aquellos Dicasterios donde puede haber más competencia de clérigos o de consagrados”.

La reforma de la Curia, “los pasos cumplidos, pero sobre todo la lógica del por qué de cada paso dado y de aquello que será efectuado” ha sido el tema del cual el Papa habló en el largo y articulado discurso dirigido a los cardenales y superiores de la Curia, que fueron recibidos para la presentación de los augurios navideños.

“Ante todo, hacerla conforme a la Buena Noticia que debe ser proclamada a todos alegremente y valientemente, especialmente a los pobres, a los últimos y a los descartados; conforme a los signos de nuestro tiempo y a todo lo bueno que el hombre ha logrado, para poder ir mejor al encuentro de las exigencias de los hombres y de las mujeres que somos llamados a servir; al mismo tiempo, se trata de volver a una Curia más conforme a su fin, que es el de colaborar en el ministerio mismo del Sucesor de Pedro”.

Siendo la reforma un proceso de conversión, la misma, dijo el Papa, “por eso, no tiene un fin estético, como si se quisiera tener una Curia más bella; tampoco puede ser entendida como una suerte de lifting, de maquillaje, y tampoco como un truco para embellecer al anciano cuerpo curial, y mucho menos como una operación de cirugía plástica para quitar las arrugas. Queridos hermanos, no son las arrugas lo que han de temerse en la Iglesia, ¡sino las manchas! Desde esta perspectiva, urge darse cuenta de que la reforma será eficaz sólo y únicamente si es llevada a cabo con hombres ‘renovados’ y no simplemente con ‘nuevos’ hombres. No basta con contentarse en cambiar el personal, sino que es necesario llevar a los miembros de la Curia a renovarse espiritualmente, humanamente y profesionalmente. La reforma de la Curia no se lleva a cabo de ninguna manera cambiando personas –si bien esto ocurre y ocurrirá- sino con la conversión en las personas. En realidad, no basta con una formación permanente, también, y sobre todo, es necesaria una conversión y una purificación permanentes. Sin un cambio de mentalidad, el esfuerzo funcional resultaría vano”.

En el camino de la reforma “resulta normal, incluso saludable, observar dificultades, que, en el caso de la reforma, podrían presentarse en diversos tipos de resistencia: las resistencias abiertas, que a menudo nacen de la buena voluntad y del diálogo sincero; las resistencias ocultas, que nacen de los corazones asustados o endurecidos que se alimentan de las palabras vacías del ‘gatopardismo’ espiritual, de quien dice de palabra que está dispuesto a cambiar, pero quiere que todo siga como antes; también hay resistencias malvadas, que germinan en mentes torcidas y se presentan cuando el demonio inspira malas intenciones (a menudo “disfrazadas de corderos’). Este último tipo de resistencia se esconde detrás de las palabras justificadoras y, en muchos casos, acusatorias, refugiándose en las tradiciones, en las apariencias, en las formalidades, en lo conocido, o bien en querer llevar todo al plano personal sin distinguir entre el acto, el actor y la acción. ¡La falta de reacción es signo de muerte! Por ende, las resistencias buenas –y hasta las no tan buenas- son necesarias y ameritan ser escuchadas, acogidas y que se aliente para que éstas sean expresadas. Todo esto es para decir que la reforma de la Curia es un delicado proceso que debe ser atravesado con una fidelidad a lo esencial, con un continuo discernimiento, con coraje evangélico, con sabiduría eclesial, con una escucha atenta, con una acción tenaz, con un silencio positivo, con decisiones firmes, con mucha oración, con profunda humildad, con una clara visión a largo plazo, dando  pasos concretos y – cuando sea necesario – también con pasos atrás, con una voluntad resuelta, con una vitalidad vivaz, con potestad responsable, con una obediencia incondicional; pero en primer lugar, con un abandono a la guía segura del Espíritu Santo, confiando en Su necesario sostén. 

 

Algunos criterios que sirven de guía para la reforma:

Son principalmente doce: individualidad; cualidad pastoral; cualidad de misión; racionalidad; funcionalidad; modernidad; sobriedad; subsidiariedad; sinodalidad; catolicidad; profesionalidad; gradualidad.

 

1- Individualidad (Conversión personal)

Vuelvo a insistir en la importancia de la conversión individual, sin la cual serán inútiles todos los cambios en las estructuras. La verdadera alma de la reforma son los hombres que participan en ella y que la vuelven posible. En efecto, la conversión personal sustenta y refuerza la comunitaria.

Existe un fuerte nexo de intercambio entre la actitud personal y la comunitaria. Una sola persona puede hacer mucho bien a todo el cuerpo, o podría dañarlo y hacer que éste se enferme. Y un cuerpo sano es aquél que sabe recuperar, acoger, curar y santificar a sus propios miembros.

 

2- Cualidad Pastoral (Conversión pastoral)

Evocando la imagen del pastor (cfr Ez 34,16; Jn 10,1-21) y puesto que la Curia es una comunidad de servicio, “también nos hará bien a nosotros, llamados a ser Pastores en la Iglesia, dejar que el rostro de Dios, el Buen Pastor, nos ilumine, nos purifique, nos transforme y nos restituya a nuestra misión plenamente renovados. Que en nuestros ambientes de trabajo también podamos sentir, cultivar y practicar un fuerte sentido pastoral, ante todo hacia las personas con las que nos encontramos a diario. Que nadie se sienta descuidado o maltratado, sino que cada uno pueda experimentar, ante todo aquí, el cuidado atento del Buen Pastor».

Las ocupaciones de todo el personal de la Curia romana deben estar animadas por una cualidad pastoral y por una espiritualidad de servicio y de comunión, porque este es el antídoto contra todos los venenos de la vana ambición y de la ilusoria rivalidad. En este sentido, el beato Pablo VI advierte: «Que, por lo tanto, la Curia Romana no sea una burocracia, como alguien puede juzgarla equivocadamente, pretenciosa y apática, meramente centrada en lo canónico y en lo ritual, un gimnasio de ambiciones ocultas y de sordos antagonismos, como otros acusan de ella; sino que sea una verdadera comunidad de fe y de caridad, de oración y de acción; de hermanos y de hijos del Papa, que todo lo hacen –cada uno con un respeto hacia la pericia ajena y con un sentido de colaboración- para servirlo en su servicio a los hermanos y a los hijos de la Iglesia universal y de la tierra entera».

 

3- Cualidad Misionera (Cristo-centrismo)

Es el principal fin de todo servicio eclesiástico, es decir, llevar el alegre anuncio a todos los confines de la tierra, tal como nos recuerda el magisterio conciliar, porque «hay estructuras eclesiales que pueden alcanzar y condicionar un dinamismo evangelizador; de igual manera, las buenas estructuras sirven cuando hay una vida que las anima, que las sostiene y las juzga. Sin vida nueva y auténtico espíritu evangélico, sin fidelidad a la Iglesia y a la propia vocación, cualquier estructura nueva se corrompe en poco tiempo».

 

4- Racionalidad

Sobre la base del principio de que todos los Dicasterios están jurídicamente a la par entre ellos, resultaba necesaria una racionalización de los organismos de la Curia Romana, para evidenciar que cada Dicasterio tiene competencias que le son propias.  Dichas competencias deben ser respetadas, pero también distribuidas con racionalidad, con eficacia y eficiencia. Por ende, ningún Dicasterio puede atribuirse la competencia de otro Dicasterio, según ha sido fijado por el derecho, y, por otra parte, todos los Dicasterios hacen referencia al Papa de forma directa.   

 

5- Funcionalidad

La eventual fusión de dos o más Dicasterios competentes en materias afines o en estrecha relación en un único Dicasterio sirve en el sentido de que da una relevancia mayor al Dicasterio mismo (incluso exteriomente); por otro lado, la continuidad y la interacción de realidades singulares dentro de un único Dicasterio ayuda a tener una mayor funcionalidad (son ejemplo de ello los dos nuevos Dicasterios que fueron instituidos recientemente).

La funcionalidad también requiere de una continua revisión de roles, de la pertinencia de las áreas de conocimiento y de las responsabilidades del personal, y consecuentemente, de efectuar cambio de posiciones, de contrataciones, de suspensiones y también de promociones.

 

6- Modernidad (Actualización)

O sea, la capacidad de leer y escuchar los ‘signos de los tiempos’. En este sentido, «procuraremos solícitamente que los Dicasterios de la Curia Romana sean conformados de acuerdo a las situaciones de nuestro tiempo y se adapten a las necesidades de la Iglesia». Eso había sido reclamado por el Concilio Vaticano II: «Los Dicasterios de la Curia Romana han de ser organizados de un modo que esté conforme a las necesidades de los tiempos, de los países y de los ritos, especialmente en lo que se refiere a su número, su nombre, sus competencias, sus métodos de trabajo y a la coordinación de sus actividades».

 

7- Sobriedad

Desde esta perspectiva, son necesarias una simplificación y una restructuración de la Curia: unión o fusión de Dicasterios según las materias de competencia, y simplificación interna de los Dicasterios a nivel individual; eventual supresión de Oficinas que ya no respondan a las necesidades contingentes. Inclusión de Dicasterios o reducción de las comisiones, academias, comités, etc., todo ello, en vista de la indispensable sobriedad necesaria para un correcto y auténtico testimonio.  

 

8- Subsidiariedad

Reordenamiento de competencias específicas de los diversos Dicasterios, cambiando posiciones, de ser necesario,  de un Dicasterio a otro, para lograr la autonomía, la coordinación y la subsidiariedad en las competencias y en la interconexión en el servicio. 

En este sentido, resulta necesario el respeto de los principios de la subsidiariedad y de la racionalización en la relación con la Secretaria de Estado y dentro de la misma -entre sus diversas competencias- a fin de que en el cumplimiento de las propias tareas ella sea la ayuda directa y más inmediata del Papa. Esto también se orienta a una mejor coordinación de los varios sectores de los Dicasterios (Ministerios) y de las Oficinas de la Curia. La Secretaria de Estado podrá desarrollar esta importante función suya justamente en la realización de la unidad, de la inter-dependencia y de la coordinación de sus secciones y de sus diversos sectores.

 

9-Sinodalidad

El trabajo de la Curia debe ser sinodal: habituales reuniones de los Jefes de los Dicasterios, presididas por el Romano Pontífice; regulares audiencias “de mesa” de los Jefes de los Dicasterios; normales reuniones interministeriales. La reducción del número de los Dicasterios permitirá encuentros más frecuentes y sistemáticos de los propios Prefectos con el Papa y eficaces reuniones de los Jefes de los Ministerios, visto que no pueden ser tales aquellas de un grupo demasiado numeroso.

La sinodalidad debe ser vivida también dentro de cada Dicasterio, dando particular relevancia al Congreso y mayor frecuencia al menos en la sesión ordinaria. Dentro de cada Dicasterio hay que evitar la fragmentación que puede ser determinada por varios factores, como el multiplicarse de sectores especializados, los cuales pueden tender a ser auto-referenciales. La coordinación entre ellos debería ser tarea del Secretario o del Sub-secretario.

 

10-Catolicidad

Entre los colaboradores, además de los sacerdotes y consagrados/as, la Curia debe reflejar la catolicidad de la Iglesia con la contratación de personal proveniente de todo el mundo, de diáconos permanentes y fieles laicos y laicas, cuya elección debe ser atentamente efectuada en base a su intachable vida espiritual y moral y a su competencia profesional. Es oportuno prever el acceso de un número mayor de fieles laicos especialmente en esos Dicasterios donde pueden ser más competentes que los clérigos o los consagrados. De gran importancia es, además, la valorización del rol de la mujer y de los laicos en la vida de la Iglesia y su integración en los roles-guías de los Dicasterios, con una particular atención a la multiculturalidad.

 

11-Profesionalidad

Es indispensable que cada Dicasterio adopte una política de formación permanente, para evitar  “oxidarse” y caer en la rutina del funcionalismo.

Por otro lado es indispensable archivar definitivamente la práctica del “promoveatur ut amoveatur”.

 

12-Gradualidad (discernimiento)

La gradualidad es el fruto del indispensable discernimiento que implica un proceso histórico, tomografía de tiempos y etapas, verificación, correcciones, experimentaciones, aprobaciones ad experimentum. Por lo tanto, en estos casos no se trata de indecisión, sino de la flexibilidad necesaria para poder alcanzar una verdadera reforma.

 

ALGUNOS PASOS REALIZADOS. Menciono brevemente y limitadamente algunos pasos realizados, en actuación de los criterios-guías, de las recomendaciones expresadas por los Cardenales durante las Reuniones plenarias antes del Cónclave, de la COSEA y del Consejo de cardenales, también de los Jefes de los Dicasterios y de otras personas y expertos.

-El 13 de abril 2013 fue anunciado el Consejo de los cardenales (Consilium Cardinalium Summo Pontifici) -el llamado C8 a partir del 1° de julio de 2014- primeramente para aconsejar al Papa en el gobierno de la Iglesia universal y sobre los otros temas relativos 32 y también con la tarea específica de proponer la revisión de la Constitución Apostólica Pastor Bonus 33.

-Con el Quirógrafo del 14 de junio de 2013 fue creada la Pontificia Comisión Referente sobre el Instituto para las obras de religión, para conocer en modo más profundo sobre la posición jurídica del IOR y permitir su mejor “armonización” con “la misión universal de la Sede Apostólica”. El todo para “consentir a los principios del Evangelio de permear también las actividades de naturaleza económica y financiera” y para alcanzar una completa y reconocida transparencia en su obrar.

-Con el Motu Proprio del 11 de julio de 2013 se proveyó delinear la jurisdicción de lso órganos judiciales del Estado de la Ciudad del Vaticano en materia penal.

-Con el Quirógrafo del 18 de julio de 2013 se instituyó la COSEA (Pontificia comisión de estudio y de dirección sobre la organización económico-administrativa), con la finalidad de analizar, estudiar y recoger informaciones, en cooperación con el Consejo de los cardenales para el estudio de los problemas organizativos y económicos de la Santa Sede.

-Con el Motu proprio del 8 de agosto de 2013 fue instituido el Comité de Seguridad Financiera de la Santa Sede, para la prevención y el contraste del reciclaje, de la financiación del terrorismo y de la proliferación de armas de destrucción de masa. Todo para llevar al IOR y todo el sistema económico vaticano en el adoptaren modo regular y en el cumplimiento completo, con empeño y diligencia, de todas las leyes estándar internacionales sobre la transparencia financiera.

-Con el Motu Proprio del 15 de noviembre de 2013 fue consolidada la Autoridad de Información Financiera (A.I.F), instituida por Benedicto XVI con el Motu Proprio del 30 de diciembre de 2010 para la prevención y el contraste de las actividades ilegales en el campo financiero y monetario.

-Con el Motu Proprio del 24 de febrero de 2014 (Fidelis dispensator et prudens) fueron erigidas la Secretaria para la Economía y el Consejo para la Economía, en substitución del Consejo de los 15 Cardenales, con la tarea de armonizar las políticas de control referida a la gestión económica de la Santa Sede y de la Ciudad del Vaticano.

-Con el mismo Motu Proprio (Fidelis dispensator et prudens) del 24 de febrero de 2014 fue erigido la Oficina del Revisor general (URG), cual nuevo ente de la Santa Sede encargado de realizar la revisión (audit) de los Dicasterios de la Curia Romana, de las instituciones ligadas a la Santa Sede-o que hacen referencia ella- y de las administraciones de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano 39.

- Con el Quirógrafo del 22 de marzo de 2014 fue instituida la Pontificia Comisión para la Tutela de los Menores para “promover la tutela de la dignidad de los menores y de los adultos vulnerables, a través de las formas y las modalidades, de acuerdo a la naturaleza de la Iglesia, que se consideren más oportunas”.

-Con el Motu Proprio del 8 de julio fue transferida la Sección Ordinaria de la Administración del patrimonio de la Sede Apostólica a la Secretaria para la Economía.

-El 22 de febrero de 2015 fueron aprobados los Estatutos de los nuevos Organismos Económicos.

-Con el Motu Proprio del 27 de junio de 2015 fue erigida la Secretaría para la Comunicación con la tarea de “responder al actual contexto comunicativo, caracterizado por la presencia y por el desarrollo de los medios digitales, por los factores de la convergencia y de la interactividad” y también restructurar totalmente, a través un proceso de reorganización y de consolidación de “todas las realidades que, en diversos modos, hasta hoy, se ocuparon de la comunicación”, al fin de “responder siempre mejor a las exigencias de la misión de la Iglesia”.

- El 6 de setiembre de 2016 fue promulgado el Estatuto de la Secretaría para la Comunicación, que entró en vigencia en octubre pasado.

-Con dos Motu Proprio del 15 de agosto de 2015 se proveyó a la reforma del proceso canónico para las causas de declaración de nulidad del matrimonio: Mitis et misericors Iesus, en el Código de los Cánones de las Iglesias Orientales; Mitis Iudex Dominus Iesus, en el Código de Derecho Canónico.

-Con el Motu Proprio del 4 de junio de 2016 (Como una madre amorosa) se quiso prevenir a la negligencia de los Obispos en el ejercicio de propio oficio, en particular relativamente a los casos de abusos sexuales realizados sobre menores y adultos vulnerables.

-Con el Motu Proprio del 15 de agosto de 2016 (Sedula mater) fue constituido el Dicasterio para los laicos, la Familia y la Vida, reclamando ante todo la fianlidad pastoral general del ministerio petrino. “Nos ocuparemos prontamente en disponer cada cosa para que las riquezas de Jesucristo se derrame apropiadamente y con profusión entre los fieles”.

-Con el Motu Proprio del 17 de agosto de 2016 (Humanam progressionem) fue constituido el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, para que el desarrollo se actúe “mediante el cuidado de los bienes inconmensurables de la justicia, de la paz y de la salvaguardia de los creado. “En este Dicasterio confluirán, desde el 1 de enero de 2017, cuatro Pontificios Consejos. Me ocuparé directamente ad tempus de la sección para la pastoral de los migrantes de tal nuevo Dicasterio.

-El 18 de octubre de 2016 fue aprobado el Estatuto de la Academia Pontificia para la vida.

 

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