Papa: la paz se construye con la humildad, la dulzura y la magnanimidad
Ya estamos “acostumbrados a respirar el aire de los conflictos”: cada día, en la Tv y en los periódicos, se habla de conflictos. “Uno detrás del otro”. “También las instituciones mundiales- vemos hoy- creadas con la mejor voluntad de ayudar a la unidad de la humanidad, la paz, se sienten incapaces de encontrar una acuerdo”. “El consejo de Jesús: ponte de acuerdo al inicio, hacer la paz en el inicio”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Se construye con la humildad, la dulzura y la magnanimidad aquella paz que el mundo de hoy fatiga en encontrar y por la cual también las instituciones internacionales se sienten incapaces. Lo dijo el Papa Francisco en la homilía de la misa celebrada esta misa en la casa S. Marta, partiendo de la Carta de S. Pablo a los Efesinos recordando que el apóstol desde la soledad de la cárcel dirige a los cristianos un verdadero y propio “himno a la unidad”, reclamando a la “dignidad de la vocación”.
Es una soledad que acompañará a S. Pablo hasta la muerte en “las Tres Fuentes”, “porque los cristianos-sostuvo Francisco- están demasiado ocupados” en sus “luchas internas”. El mismo Jesús “antes de morir, el la Última Cena, pide al Padre la gracia de la unidad para todos nosotros”. Sin embargo, lamentablemente ya estamos “acostumbrados a respirar el aire de los conflictos”: cada día, en la Tv y en los periódicos, se habla de los conflictos, “uno detrás del otro”, de guerras, “sin paz, sin unidad”. También “si se hacen pactos” para detener cualquier conflicto, luego tales acuerdos son desatendidos. De tal modo “la carrera de los armamentos, la preparación a las guerras, a la destrucción va adelante”.
“También las instituciones mundiales- vemos hoy- creadas con la mejor voluntad de ayudar a la unidad de la humanidad, la paz, se sienten incapaces de encontrar un acuerdo: que hay un veto aquí, un interés allá… Y les cuesta encontrar acuerdos de paz. Y mientras tanto los niños no tienen que comer, no van a la escuela, no son educados, no hay hospitales porque la guerra lo destruye todo. Hay una tendencia nuestra a la destrucción,a la guerra, a la desunión. Es la tendencia que siembra en el corazón nuestro el enemigo, el destructor de la humanidad: el diablo. Pablo, en este pasaje, nos enseña el camino hacia la unidad, que él dice: “La unidad está cubierta, está ‘blindad’- podríamos decir- con el vínculo de la paz’. La paz lleva a la unidad”.
Aquí entonces el reclamo a un comportamiento digno “de la llamada” recibida, “con cada humildad, dulzura y magnanimidad”. “Para hacer la paz, la unidad entre nosotros, humildad, dulzura-nosotros que estamos acostumbrados a insultarnos, gritarnos…, dulzura- y magnanimidad’. Deja de lado, pero sí abre el corazón. Pero, ¿se puede construir la paz en el mundo con estas tres pequeñas cosas? Sí, es el camino. ¿Se puede llegar a la unidad? Sí, aquel camino: ‘humildad, dulzura y magnanimidad’. Y Pablo es práctico y continúa con un consejo muy práctico: ‘soportándonos mutuamente los unos a los otros. No es fácil, siempre sale el juicio, la condena, que lleva a la separación, a la distancia…”.
Sucede, notó el Papa, también cuando se crea una distancia entre los miembros de una misma familia. Y “el diablo está feliz” de esto, es “el inicio de la guerra”. El consejo es entonces “soportar”, “porque todos nosotros damos motivos de fastidio, de impaciencia, porque todos nosotros somos pecadores, todos tenemos nuestro defectos”. San Pablo recomienda “conservar la unidad del espíritu por medio del vínculo de la paz”, “seguramente bajo la inspiración de las palabras de Jesús en la Última Cena: “Un solo cuerpo y un solo espíritu”. Luego “va adelante y nos hace ver el horizonte de la paz, con Dios; como Jesús nos ha hecho ver el horizonte de la paz en la oración: “Padre, que sean uno, como Tú y Yo”. La unidad”. Francisco subrayó luego que en el Evangelio de hoy (Lc 12,54-59), Jesús nos aconseja de encontrar un acuerdo con nuestro adversario “a lo largo del camino”: un “hermoso consejo”, comentó Francisco, porque “no es difícil encontrar un acuerdo al inicio: esta es humildad, esta es dulzura, esta es magnanimidad. Se puede construir la paz en el mundo entero con estas pequeñas cosas, porque estas actitudes son las actitudes de Jesús: humilde, manso, todo lo perdona. El mundo de hoy necesita paz, nuestra sociedad necesita paz, nosotros necesitamos paz, nuestras familias necesitan paz, nuestra sociedad necesita paz. Comencemos en casa a practicar estas cosas simples: magnanimidad, dulzura, humildad. Vayamos adelante en este sendero: el de siempre hacer y construir la unidad. Que el Señor nos ayude en este camino”.