Papa: la memoria de Hiroshima y Nagasaki nos alienta a invocar la paz

En el Ángelus, Francisco hizo un nuevo llamamiento por las víctimas de la guerra en Ucrania, Oriente Medio y Myanmar. “La fe y la oración, cuando son verdaderas, abren la mente y el corazón, no los cierran”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- La memoria de las víctimas de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki nos impulsa a multiplicar hoy nuestras oraciones por la paz, dijo hoy el Papa Francisco, después de rezar el Ángelus, a los fieles que acudieron a la Plaza de San Pedro. Refiriéndose al aniversario de la inmensa masacre perpetrada hace 79 años en Japón por el arma nuclear de los Estados Unidos, Francisco dijo: "Mientras seguimos encomendando al Señor a las víctimas de esos hechos y de todas las guerras, también hoy renovamos nuestra oración por la paz, especialmente por la torturada Ucrania, por Oriente Medio (Israel, Palestina), por Sudán y por Myanmar".

El pontífice también recordó en su oración a las víctimas del accidente aéreo ocurrido en San Pablo, Brasil. Se refirió luego a la fiesta de santa Clara que se celebra hoy y envió un saludo "a todas las clarisas", especialmente las de Vallegloria (monasterio italiano situado cerca de Perugia ndr.) "a las que me une - dijo - una hermosa amistad".

En la reflexión previa a la oración mariana, Francisco comentó el asombro de los judíos ante la afirmación de Jesús que dice haber "bajado del cielo", en el pasaje del Evangelio que hoy propone la liturgia (Jn 6,41-51). “Están convencidos de que Jesús no puede venir del cielo - explicó - porque es hijo de un carpintero y porque su madre y sus hermanos son gente corriente, conocida, normal, como tantos otros. ¿Cómo podría manifestarse Dios de una manera tan común? Están bloqueados, en su fe, por el prejuicio de su origen humilde y por la presunción de que no tienen nada que aprender de Él. Cuánto mal nos hacen los prejuicios y la presunción".

Sin embargo, son personas que observan la ley, dan limosna, respetan el ayuno y los tiempos de la oración. Pero no pueden creer porque "cumplen sus prácticas religiosas no tanto para escuchar al Señor, sino para encontrar en ellas la confirmación de lo que ya piensan". Y eso "también nos puede pasar a nosotros, en nuestra vida de fe y en nuestra oración", "nos puede pasar que en vez de escuchar verdaderamente lo que el Señor tiene que decirnos, sólo busquemos en Él y en los demás la confirmación de lo que pensamos, de nuestras creencias, de nuestros juicios. Pero esa manera de dirigirnos a Dios no nos ayuda a encontrarlo verdaderamente, ni a abrirnos al don de su luz y de su gracia, a crecer en su bondad, a hacer su voluntad y a superar las cerrazones e impedimentos". "La fe y la oración - añadió el pontífice - cuando son verdaderas abren la mente y el corazón, no los cierran".

Por eso invitó a preguntarse: "¿Estoy dispuesto a acoger su voz más allá de mis esquemas y a superar también, con su ayuda, mis miedos?". “Que María - concluyó Francisco - nos ayude a escuchar con fe la voz del Señor y a cumplir su voluntad con valentía”.