Papa: la historia de la Iglesia también debe hablar sobre sus errores
Una nueva Carta de Francisco dedicada al estudio de esta materia en la formación de sacerdotes y agentes de pastoral. Advierte sobre las "cancelaciones interesadas y los negacionismos" que en nuestro tiempo "justifican guerras y persecuciones" e invita a "sacar a la luz, en la medida de lo posible, el rostro popular de los últimos" y de "aquellos que no han podido hacer oír su voz a lo largo de los siglos".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- La historia de la Iglesia no debe tener miedo de contar también "sus manchas y sus arrugas". Como hacen los mismos Evangelios, que cuando se refieren a la genealogía de Jesús, no evitan mencionar "algunos nombres cuanto menos problemáticos" y "señalan el pecado del rey David", dentro de una historia que "culmina y florece en María y en Cristo".
En la nueva "Carta sobre la renovación del estudio de la historia de la Iglesia", documento que se presentó hoy en el Vaticano, el Papa Francisco aborda este tema en relación con la formación de los sacerdotes y agentes pastorales. El texto –como explicó el Card. Lazzaro You Heung-sik, prefecto del Dicasterio para el clero - continúa un tema que ya había comenzado el pasado mes de agosto con la Carta sobre el papel de la literatura en la formación, trazando el horizonte de una "formación sacerdotal, cristiana y humana orientada hacia una plena conciencia de ser sacerdotes, cristianos y seres humanos que buscan comprender y comprenderse para llevar adelante el plan de Dios".
“Sé muy bien - escribe Francisco - que en la formación de los candidatos al sacerdocio se presta especial atención al estudio de la historia de la Iglesia, y está muy bien que se haga así". Pero el verdadero desafío hoy - continúa el pontífice - es promover "no sólo el conocimiento profundo y puntual de los momentos más importantes de estos pasados veinte siglos de cristianismo, sino también y sobre todo desarrollar una clara familiaridad con la dimensión histórica propia del ser humano". “Una correcta sensibilidad histórica – explica el pontífice – nos ayuda a cada uno a tener un sentido de la proporción, un sentido de medida y una capacidad de comprensión de la realidad, sin abstracciones peligrosas y desencarnadas, tal como es y no como la imaginamos o nos gustaría que fuera. De esa manera se logra entablar una relación con la realidad que llama a la responsabilidad ética, al compartir, a la solidaridad".
De esa manera "la historia de la Iglesia nos ayuda a ver la Iglesia real, la que realmente existe, y que ha aprendido y continúa aprendiendo de sus errores y de sus caídas". Y a corregir "esa terrible aproximación que nos hace comprender la realidad sólo a partir de la defensa triunfalista de la función o del papel que uno desempeña".
En el documento, el Papa advierte a toda la sociedad humana contra el fenómeno de las supresiones interesadas: "Frente a la cancelación del pasado y de la historia o los relatos históricos “tendenciosos”, el trabajo de los historiadores, así como su conocimiento y amplia difusión, pueden limitar las mistificaciones, los revisionismos interesados y ese uso público orientado sobre todo a justificar guerras, persecuciones, producción, venta y consumo de armas y tantos otros males". Denuncia asimismo una "una proliferación de relatos, a menudo falsos, artificiales e incluso engañosos, y al mismo tiempo una ausencia de historia y de conciencia histórica en la sociedad civil y también en nuestras comunidades cristianas".
En este contexto "un estudio sincero y valiente de la historia ayuda a la Iglesia a comprender mejor su relación con los diferentes pueblos; y este esfuerzo debe contribuir a explicitar e interpretar los momentos más difíciles y confusos de esos pueblos". Retomando las palabras que pronunció en Hiroshima, Francisco reitera que "la Shoah no debe ser olvidada. […] No se deben olvidar los bombardeos atómicos en Hiroshima y Nagasaki. […] Tampoco se deben olvidar las persecuciones, el tráfico de esclavos y las masacres étnicas que ocurrieron y siguen ocurriendo en diversos países, y tantos otros hechos históricos que nos avergüenzan de ser humanos". Pero "junto con la memoria, es necesario la búsqueda de la verdad histórica para que la Iglesia pueda iniciar - y ayudar a iniciar en la sociedad - sinceros y eficaces caminos de reconciliación y de paz social".
La Carta concluye con algunas indicaciones prácticas relativas al estudio de la historia de la Iglesia. Entre ellas, la necesidad de cultivar una atención particular a las vicisitudes de "aquellos que no han podido hacer oír su voz a lo largo de los siglos". “¿No es quizás un espacio de investigación privilegiado para el historiador de la Iglesia - pregunta el Papa - poder sacar a la luz en la medida de lo posible el rostro popular de los últimos y reconstruir la historia de las derrotas y opresiones que han sufrido, pero también de sus riquezas humanas y espirituales, ofreciendo herramientas para comprender los fenómenos actuales de marginalidad y exclusión?”.
Por último, Francisco recuerda la centralidad de los mártires: "No hay historia de la Iglesia sin martirio - afirma -. Incluso en la historia de sus sufrimientos, la Iglesia confiesa que ha recibido y puede recibir muchos beneficios incluso de la oposición de sus adversarios o de aquellos que la persiguen. Precisamente cuando la Iglesia no ha triunfado a los ojos del mundo es donde ha alcanzado su mayor belleza".
11/04/2019 14:54