Papa: hay sed de Evangelio incluso en la sociedad de la incredulidad programada

En la audiencia general, Francisco relanzó el mensaje de su exhortación apostólica Evangelii Gaudium, publicada hace diez años. Nuevo apelo a los fieles para que "dediquen tiempo a rezar por la paz para la atormentada Ucrania, en Tierra Santa, Palestina, Israel. Y no olvidemos Sudán, que tanto sufre y en todas partes hay guerra".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "También la civilización de la incredulidad programada y de la laicidad institucionalizada" espera el Evangelio. En efecto, "la sociedad que deja desiertos los espacios del sentido religioso" es un "momento favorable para el anuncio de Jesús". Lo dijo hoy el Papa Francisco dirigiéndose a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro para la audiencia de los miércoles. Un encuentro marcado una vez más por la preocupación por las numerosas guerras que tiñen de sangre el mundo. "Dediquemos tiempo a rezar por la paz", invitó el pontífice "de modo especial por la martirizada Ucrania, que tanto sufre" y luego "en Tierra Santa, Palestina, Israel. Y no olvidemos Sudán, que sufre tanto y en todas partes hay guerra".

Tras presentar una galería de testimonios del celo apostólico de las últimas semanas, en su catequesis el Papa Francisco comenzó a resumir el mensaje a través de algunos puntos inspirados en su exhortación apostólica Evangelii gaudium, que este mismo mes celebra su décimo aniversario. Hoy, en particular, se ha detenido en el tema de la alegría del evangelizador. "¿Cuál es el motivo de esta gran alegría?", se ha preguntado. No simplemente "una buena noticia, una sorpresa, un hermoso acontecimiento", sino "una Persona: Jesús. Él es nuestro Evangelio, fuente de una alegría que no pasa".

"La cuestión -añadió- no es, por lo tanto, si anunciarlo o no, sino cómo anunciarlo, y este 'cómo' es la alegría". Por eso no es creíble un cristiano descontento, triste, insatisfecho o, peor aún, resentido y rencoroso. El Evangelio no es una ideología: el Evangelio es un anuncio, un anuncio de alegría".

Citando el episodio de los dos discípulos de Emaús, recordó cómo el encuentro con el Resucitado les llevó a reconciliarse "con su fe inmadura, con un modo de creer terreno, ligado a expectativas de éxito mundano. Pero luego, reanimados por el encuentro con Jesús, es decir, por su Palabra que hace arder el corazón y por su presencia de amor en el Pan partido, se levantan por dentro y se convierten en celosos anunciadores".

"Los primeros evangelizados -añadió el Papa- somos nosotros, los cristianos. Inmersos en el acelerado y confuso clima actual, también nosotros podríamos encontrarnos viviendo la fe con un sutil sentido de renuncia, persuadidos de que el Evangelio ya no se escucha y de que ya no vale la pena esforzarse por anunciarlo. Incluso podríamos sentirnos tentados por la idea de dejar que "los otros" sigan su propio camino. En cambio, éste es precisamente el momento de volver al Evangelio para descubrir que Cristo 'es siempre joven y fuente constante de novedad' (Evangelii gaudium, 11)". Y que "en la humanidad abundan los hermanos y hermanas que esperan una palabra de esperanza".

De ahí la invitación a cada uno a pararse a pensar: 'Jesús, Tú estás dentro de mí: quiero encontrarte cada día. Tú eres una Persona, no una idea; Tú eres un compañero, no un programa. Tú eres el Amor que resuelve tantos problemas. Tú eres el principio de la evangelización. Tú, Jesús, eres la fuente de la alegría".