Papa: hay que descansar y rezar, no pasar de las prisas del trabajo a las prisas de las vacaciones
"Necesitamos una 'ecología del corazón'". "No es suficiente 'desconectar', hay que descansar realmente. Y para eso hay que volver al corazón de las cosas: detenerse, estar en silencio, rezar”. Cercanía con las poblaciones de Alemania, Bélgica y Holanda afectadas por las inundaciones y las de Sudáfrica y Cuba heridas por la violencia.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "Necesitamos una 'ecología del corazón', que se compone de descanso, contemplación y compasión". Un Papa Francisco que todavía parecía un poco cansado se dirigió a varios miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro para el rezo del Ángelus. Al terminar su reflexión, recordó a las poblaciones de Alemania, Bélgica y Holanda afectadas por las inundaciones y las de Sudáfrica y Cuba heridas por la violencia.
Descansar, para Francisco, no es sólo "desconectar", "tenemos que descansar de verdad", volver "al corazón de las cosas: detenernos, callar, rezar, para no pasar de las prisas del trabajo a la prisa de las vacaciones". “Tenemos que aprender a hacer una pausa, a apagar el celular, a contemplar la naturaleza, a regenerarnos en el diálogo con Dios”.
El Papa comentó el pasaje del Evangelio de hoy (Mc 6,30-34) cuando Jesús invita a los apóstoles que vuelven de sus misiones a "descansar un poco". “De esa manera Jesús nos enseña algo valioso. Aunque se alegra de ver a sus discípulos felices por los prodigios de la predicación, no se detiene en felicitaciones y preguntas, sino que se preocupa por su cansancio físico e interior”. “Quiere ponerlos en guardia contra un peligro que siempre acecha, incluso a nosotros, el peligro de dejarse atrapar por el frenesí de hacer cosas, de caer en la trampa del activismo, donde lo más importante son los resultados que obtenemos y el sentirnos protagonistas absolutos. Cuántas veces ocurre también en la Iglesia: estamos llenos de actividades, corremos, pensamos que todo depende de nosotros y, al final, corremos el riesgo de descuidar a Jesús y ponernos nostros en el centro”. “Por eso Él invita a los suyos a descansar un poco en otro lugar. No se trata solo de descanso físico, sino también de descanso del corazón. Porque no es suficiente 'desconectarse', hace falta descansar de verdad. Y para eso es necesario volver al corazón de las cosas: detenerse, hacer silencio, rezar, para no pasar de las prisas del trabajo a las de las vacaciones”.
"Jesús no se desentendía de las necesidades de la multitud, pero todos los días, antes de cualquier otra cosa, se retiraba en oración, en silencio, en la intimidad con el Padre. Su tierna invitación - a descansar un poco - debe acompañarnos: cuidémonos del eficientismo, detengamos la carrera frenética que dictan nuestras agendas. Aprendamos a hacer una pausa, a apagar el teléfono celular, a contemplar la naturaleza, a regenerarnos en el diálogo con Dios”.
Sin embargo, el Evangelio cuenta que Jesús y los discípulos no pueden descansar como quisieran. La gente los busca y acuden de todas partes. “Entonces el Señor se deja llevar por la compasión. Ése es el segundo aspecto: la compasión, que es el estilo de Dios”.
“Conmovido, Jesús atiende a la gente y vuelve a enseñar (cf. vv. 33-34). Parece una contradicción, pero en realidad no lo es. En efecto, sólo el corazón que no se deja llevar por la prisa es capaz de conmoverse, es decir, de no dejarse llevar por sí mismo y por las cosas que debe hacer y de fijarse en los demás, en sus heridas, en sus necesidades. La compasión nace de la contemplación. Si aprendemos a descansar realmente, seremos capaces de sentir verdadera compasión; si cultivamos una mirada contemplativa, realizaremos nuestras actividades sin la actitud rapaz de los que quieren poseer y consumir todo; si nos mantenemos en contacto con el Señor y no anestesiamos lo más profundo de nosotros mismos, las cosas que debemos hacer no tendrán el poder de quitarnos el aliento y devorarnos. Necesitamos una 'ecología del corazón', que se compone de descanso, contemplación y compasión. ¡Aprovechemos el tiempo del verano para eso! Y ahora, recemos a la Virgen, que ha cultivado el silencio, la oración y la contemplación, y se compadece siempre con ternura por nosotros, sus hijos”.
Después de la oración mariana Francisco expresó su cercanía a las poblaciones de Alemania, Bélgica y Holanda. “Que el Señor - prosiguió - acoja a los difuntos y consuele a sus familias. Que sostenga los esfuerzos de todos para ayudar a los que han sufrido daños graves”.
“En esta última semana - añadió - han llegado desgraciadamente noticias de episodios de violencia que han agravado la situación de muchos de nuestros hermanos de Sudáfrica. Junto con los obispos sudafricanos haga un apremiante llamamiento para que no se olvide el deseo de trabajar por la paz que ha guiado al pueblo de Sudáfrica”.
“También estoy cerca - dijo finalmente - del querido pueblo cubano en estos momentos difíciles. Especialmente de las familias que más sufren. Ruego al Señor que lo ayude a construir en paz, diálogo y solidaridad una sociedad cada vez más justa y fraterna. Exhorto a todos los cubanos a encomendarse a la protección materna de la Virgen de la Caridad del Cobre”.