Papa: formar en la conversión ecológica para contrarrestar las ‘nefastas’ contra la tierra

Francisco, el Patriarca Bartolomé y el director general de la Unesco firmaron la Convención para el nuevo ciclo de estudios sobre Ecología y medio ambiente en la Pontificia Universidad Lateranense. Ante la "complejidad de la crisis ecológica", "no basta con repetir declaraciones de principios", sino que se necesita "responsabilidad, concreción y competencia". Tareas a las que la universidad está llamada a aportar su contribución.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Contrarrestar "el mal que estamos causando al planeta" con "acciones nefastas" que amenazan "la vida misma de la tierra" requiere una "conversión ecológica" para cuya formación también está llamada a hacer su aporte la actividad académica. Con este propósito el Papa Francisco acudió esta mañana a la Pontificia Universidad Lateranense para presidir el Acto académico de institución del ciclo de estudios sobre "Cuidado de nuestra casa común y salvaguardia de la creación" y de la Cátedra UNESCO "On Futures of Education for Sustainability". Junto con Francisco estaban presentes Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, y el patriarca de Constantinopla, Bartolomé.

Ante la "complejidad de la crisis ecológica", señaló el Papa, "no basta con repetir declaraciones de principios", sino que se necesita "responsabilidad, concreción y competencia". La universidad puede hacer su propia contribución a esta tarea, ya que está llamada a favorecer la "conversión ecológica integral para preservar el esplendor de la naturaleza, reconstruyendo en primer lugar la necesaria unidad entre las ciencias naturales y sociales con lo que ofrece la reflexión teológica, filosófica y ética, a fin de inspirar las normas jurídicas y una sana concepción económica".

Francisco agradeció a la UNESCO por "poner en marcha el camino de una cátedra sobre el Futuro de la educación para la sostenibilidad", y destacó que el nuevo ciclo de estudios en ecología y medio ambiente también forma parte del “camino hacia la plena comunión eclesial", ya que trabajará junto con el Patriarcado Ecuménico "con una perspectiva abierta y un espíritu amplio, para acoger la atención de las Iglesias cristianas, de las diversas comunidades religiosas, de los que están en búsqueda y de los que se profesan no creyentes". El Papa reconoció al Patriarca que, mientras se redactaba la encíclica Laudato si ', "era muy fuerte la luz que venía de él y de la Iglesia de Constantinopla", la primera de las Iglesias cristianas en comprometerse con la problemática del medio ambiente.

El mismo Bartolomé, por su parte, afirmó la voluntad del Patriarcado y de la Iglesia Católica de trabajar "de forma colaborativa y a conciencia" para afrontar la crisis ecológica. “No es - dijo - solo una respuesta a preocupaciones políticas o económicas, sino sobre todo una respuesta al mandato divino de cuidar el don de la creación, de servir y preservar la Tierra, como Dios les ordenó a Adán y Eva en el Libro del Génesis". “Desgraciadamente - agregó - muchos políticos y empresas todavía se muestran reacios a aplicar políticas y prácticas para frenar el problema. Precisamente por eso necesitamos que las universidades y las escuelas muestren las semillas necesarias para motivar la respuesta adecuada y la transformación necesaria. La educación, en todos sus niveles, es un poderoso vehículo para abordar la falta de progreso en nuestras comunidades y también en nuestras Iglesias".

Francisco advirtió luego que "las expectativas vinculadas a los objetivos de desarrollo sostenible que se deberían alcanzar en 2030 se están alejando, al igual que metas más específicas relacionadas con la protección del aire, el agua, el clima o la lucha contra la desertificación". Quizás porque hemos vinculado estos objetivos solo a una relación causa-efecto, tal vez en nombre de la eficiencia, olvidando que «no hay ecología sin una antropología adecuada» (Enc. Laudato si', 118). Sin una verdadera ecología integral tendremos «un nuevo desequilibrio, que no solo no resolverá los problemas, sino que agregará otros» (ibid.). La idea de un Ciclo especial de estudios, por tanto, sirve para transformar incluso entre los creyentes el mero interés por el medio ambiente en una misión llevada a cabo por personas formadas, fruto de una adecuada experiencia educativa. Ésta es la mayor responsabilidad ante quienes, debido a la degradación del medio ambiente, están excluidos, abandonados y olvidados. Una obra a la que las Iglesias, por vocación, y toda persona de buena voluntad están llamadas a dar toda la contribución necesaria, haciéndose voz de los que no tienen voz, que se sitúa por encima de los intereses de parte y que no se queda en la mera queja".

Por eso alienta a la Universidad Lateranense "a seguir descubriendo, con humildad y perseverancia, los signos de los tiempos". Una actitud que requiere apertura, creatividad y ofertas educativas más amplias, pero también sacrificio, compromiso, transparencia y honestidad en las decisiones, sobre todo en este momento difícil. Abandonemos definitivamente ese 'siempre se hizo así' -es suicida, ese 'siempre se hizo así' -, que no otorga credibilidad porque genera superficialidad y respuestas que sólo son válidas en apariencia (cf. Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, 33). Por el contrario, estamos llamados a un trabajo calificado, que exige a todos generosidad y gratuidad para responder a un contexto cultural cuyos desafíos esperan concreción, precisión y capacidad para afrontarlos”.

Al concluir el encuentro, el Papa, el Patriarca y el director de la Unesco firmaron la Convención de la Unesco para el nuevo Ciclo de Estudios en la “Universidad del Papa” sobre Ecología y medio ambiente.