Papa: estar junto a quien sufre, con la ternura y la dedicación de una madre
Al recibir a la Familia Carismática Camiliana, Francisco recomendó vivir y testimoniar el amor misericordioso de Cristo hacia los enfermos, especialmente hacia los más pobres, en sus necesidades corporales y espirituales. Anunciar el Reino de Dios y cuidar a los enfermos es el mandato que toda la Iglesia ha recibido de Jesús.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Vivir y testimoniar el amor misericordioso de Cristo hacia los enfermos, especialmente hacia los más pobres, en sus necesidades corporales y espirituales, mirando también al futuro, a las nuevas formas de apostolado que el Espíritu Santo inspira y que los signos de los tiempos y las necesidades del mundo y de la Iglesia requieren. Es el carisma y por tanto la misión de la Familia Carismática Camiliana, tal como fueron delineados hoy por el Papa Francisco, durante el encuentro mantenido con los Camilianos.
“Ustedes están constantemente dedicados a una entrega amorosa y generosa hacia los enfermos –les dijo-, desarrollando una misión invalorable, en la Iglesia y en la sociedad, junto a las personas que sufren. Cuando la enfermedad llevar a turbar y a veces a conmocionar nuestra vida, entonces sentimos una fuerte necesidad de tener a nuestro lado a un hermano o a una hermana compasiva y también competente, que nos consuele, sostenga, que nos ayude a recuperar el bien precioso de la salud, o tal vez, ¡que nos acompañe hasta el umbral de nuestro encuentro final con el Señor!”.
Anunciar el Reino de Dios y cuidar de los enfermos es el mandato que toda la Iglesia ha recibido de Jesús, “pero, en particular, San Camilo de Lellis y todos aquellos que siguen el ejemplo, Dios les ha prodigado el don de revivir y testimoniar el amor misericordioso de Cristo hacia los enfermos. La Iglesia lo ha reconocido como un auténtico carisma del Espíritu. Ustedes lo viven de un modo ejemplar, traduciéndolo en vida según un doble carril, asistiendo directamente a los enfermos –especialmente a los más pobres- en sus necesidades corporales y espirituales, y enseñando a otros de qué modo servirles mejor, en beneficio de la Iglesia y de la humanidad”.
“El gran don que han recibido sigue siendo actual y necesario también para esta época nuestra, porque éste está fundado sobre la caridad, que nunca acabará (cfr. 1Cor 13,8). Siendo parte viva de la Iglesia, enviada a difundir el Evangelio para que lo hombres «tengan vida, y la tengan en abundancia» (Jn 10,10), ustedes tienen la maravillosa oportunidad de hacer esto suyo, mediante gestos de cuidado de la vida y de la salud de forma integral, que son tan necesarios en el tiempo en que vivimos”.
De la Virgen María, Salud de los Enfermos y Madre de los consagrados, prosiguió Francisco, “aprendamos de qué manera estar junto a quien sufre, con la ternura y la dedicación de una madre. Me detengo un poco en esta palabra, ‘ternura’. Es una palabra que hoy ¡corre el riesgo de ser eliminada del diccionario! ¡Tenemos que retomarla y ponerla en acto nuevamente! El cristianismo sin ternura no va. La ternura es una actitud propiamente cristiana; es también el ‘meollo’ de nuestro encuentro con las persona que sufren”.
02/05/2017 13:54