Papa: entender si nuestro camino va en la dirección justa, hacia la resurrección

Ir a Jesús “saliendo de sí mismos”, tener sentimientos de piedad hacia los otros, tomar las decisiones importantes como si se estuviese en presencia de Dios. Son los “caminos” indicados por el Papa Francisco en la misa se sufragio de los 13 cardenales y 147 obispos fallecidos durante el año, para entender si se va hacia la resurrección, “motivo por el cual vinimos al mundo”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Ir a Jesús “saliendo de sí mismos”, tener sentimientos de piedad hacia los otros, tomar las decisiones importantes como si se estuviese en presencia de Dios. Son los “caminos” indicados por el Papa Francisco en la misa se sufragio de los 13 cardenales y 147 obispos fallecidos durante el año, para entender si se va hacia la resurrección, “motivo por el cual vinimos al mundo”.

Partiendo del pasaje del Evangelio de Juan en el cual Jesús afirma: “Aquel que venga a mí, yo no lo echaré”, Francisco indicó una serie de preguntas para comprender la dirección del propio camino: ¿Vivo yendo al Señor o doy vueltas sobre mi mismo? ¿Cuál es la dirección de mi camino? ¿Trato solamente de de verme bien a mí mismo, de salvaguardar mi rol, mis tiempos y mis espacios o voy a ver al Señor? La frase de Jesús es disruptiva: aquel que viene a mí, yo no lo echaré. Es como decir que está prevista una expulsión para el cristiano que no va a los de Él. Para quien cree no hay caminos de medio: no se puede ser de Jesús y dar vueltas sobre sí mismos. Quien es de Jesús vive en salida hacia Él”.

“La vida-agregó- es toda en salida” desde el vientre materno hasta “la salida de este mundo, pero “hoy, mientras rezamos por nuestros hermanos cardenales y obispos, que salieron de esta vida para ir al encuentro con el Resucitado, no podemos olvidar la salida más importante es más difícil, que da sentido a todas las otras: aquella de nosotros mismos. Sólo saliendo de nosotros mismos abrimos la puerta que conduce al Señor. Pidamos esta gracia”.

“La piedad hacia los otros-dijo después- que abre las puertas de la eternidad. Inclinarse sobre los necesitados para servirlos y hacer antecámara para el paraíso. Si, de hecho, como recuerda San Pablo, “la caridad no tendrá jamás fin” (1 Cor 13,8), entonces justamente ella es el puente que une la tierra al cielo. Por lo tanto podemos preguntarnos si estamos avanzando sobre este puente: ¿me dejo conmover por la situación de alguno que está en la necesidad?¿ sé llorar por quien sufre? ¿Ruego por aquellos a los cuales nadie piensa? ¿Ayudo a alguien que no tiene para restituirme? No es buenismo, no es caridad mezquina; son preguntas de vida, cuestiones de resurrección”.

El tercer “estímulo en vista de la resurrección”, viene de S. Ignacio de Loyola y, más precisamente, de los Ejercicios espirituales, en los cuales él sugiere cómo afrontar una decisión que esté “bien orientada” y por lo tanto “más cercana a la resurrección”. San Ignacio sugiere, que antes de tomar una decisión importante, imaginarse estar en la presencia de Dios al final de los días. Esa es la llamada a comparecer no se puede posponer, el punto de llegada para todos, para todos nosotros. Entonces, cada elección de vida afrontada en aquella perspectiva está bien orientada, porque está más cercana a la resurrección, que es el sentido y la finalidad de la vida”. He aquí “un ejercicio útil para ver la realidad con los ojos del Señor”.

“Dej´monos provocar- concluyó- al menos por uno de estos estímulos. Estaremos más en sintonía con el deseo de Jesús en el Evangelio de hoy: no perder nada de cuanto el Padre le ha dado. Entre las tantas voces de este mundo que hacen perder el sentido de la existencia, sintonicémonos sobre la voluntad de Jesús, resucitado y vivo: haremos del hoy que vivamos un alba de resurrección”.