Papa: en estos tiempos dramáticos, redescubramos y practiquemos las virtudes
La invitación de Francisco a los fieles en la catequesis de esta mañana en la Plaza de San Pedro. "Los santos no son excepciones de la humanidad. Qué mundo feliz sería si la justicia, el respeto, la benevolencia, la amplitud de miras fueran la normalidad compartida". Oración por la paz con el rosario de un joven muerto en el frente.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "En estos tiempos dramáticos nuestros, en los que a menudo nos encontramos con lo peor de lo humano, la acción virtuosa debe ser redescubierta y practicada por todos. En un mundo deformado debemos hacer memoria de la forma en la que fuimos moldeados, de la imagen de Dios que está impresa en nosotros para siempre".
Lo dijo hoy el Papa Francisco en su habitual encuentro de los miércoles con los fieles, durante la audiencia general celebrada en una soleada plaza de San Pedro. Tampoco hoy Francisco -cuyo undécimo aniversario de su elección se cumple este mismo día- pronunció personalmente el texto de su catequesis, confiando la lectura a un colaborador, monseñor Pierluigi Giroli. Tras concluir la semana pasada con un repaso a los vicios, el Pontífice invitó a dirigir la mirada a las virtudes, el otro gran capítulo de este ciclo de catequesis.
"El corazón humano -recordó el Papa- puede entregarse a las malas pasiones, puede prestar atención a tentaciones dañinas disfrazadas con ropajes persuasivos, pero también puede oponerse a todo esto. Por fatigoso que sea, el ser humano está hecho para el bien, que lo realiza verdaderamente, y también puede practicar este arte, haciendo que ciertas disposiciones se hagan permanentes en él".
"Iríamos por mal camino -explicó Francisco- si pensáramos que los santos son excepciones de la humanidad: una especie de estrecho círculo de campeones que viven más allá de los límites de nuestra especie. En cambio, los santos son aquellos que llegan a ser plenamente ellos mismos, que realizan la vocación propia de todo hombre. Qué mundo tan feliz sería si la justicia, el respeto, la benevolencia mutua, la amplitud de miras y la esperanza fueran la normalidad compartida, y no en cambio una rara anomalía".
Citando el Catecismo de la Iglesia Católica, que define la virtud como "una disposición habitual y firme a hacer el bien", el Pontífice subrayó que no se trata de "un bien improvisado y un tanto aleatorio que llueve del cielo de manera episódica. La historia nos dice que incluso criminales, en un momento de lucidez, han realizado buenas acciones; ciertamente estas acciones están escritas en el "libro de Dios", pero la virtud es otra cosa. Es un bien que surge de una lenta maduración de la persona, hasta convertirse en una característica interior. La virtud es un hábito de libertad".
¿Cómo, entonces, adquirir la virtud? "Para el cristiano -responde Francisco- la primera ayuda es la gracia de Dios. Cuántos cristianos han llegado a la santidad entre lágrimas, dándose cuenta de que no eran capaces de superar ciertas debilidades. Pero han experimentado que Dios ha completado aquella obra buena que para ellos era sólo un esbozo". Pero al mismo tiempo "la virtud crece y puede cultivarse" a través de la sabiduría. "El ser humano -concluyó el Papa- no es territorio libre para la conquista de los placeres, las emociones, los instintos, las pasiones, sin poder hacer nada contra estas fuerzas, a veces caóticas, que lo habitan", . Un don inestimable que poseemos es la apertura de espíritu, es la sabiduría que sabe aprender de los errores para dirigir bien la vida. Luego necesitamos la buena voluntad: la capacidad de elegir el bien, de moldearnos mediante el ejercicio ascético, rehuyendo los excesos".
Por último, dirigiéndose personalmente a los peregrinos italianos, Francisco invitó a todos a "continuar con empeño el itinerario cuaresmal, dispuestos a realizar gestos de solidaridad cristiana allí donde la Providencia los llama a trabajar.
Y, por favor -añadió-, perseveremos en la oración ferviente por quienes sufren las terribles consecuencias de la guerra. Hoy me han traído un rosario y un Evangelio de un joven soldado que murió en el frente: rezaba con esto. Tantos jóvenes, tantos jóvenes van a morir. Pidamos al Señor que nos dé la gracia de superar esta locura de la guerra, que es siempre una derrota".