Papa: en el terreno contaminado de las finanzas sembremos las semillas de una economía justa
Las palabras de Francisco a la Fundación Centesimus Annus Pro Pontifice: "Volvamos a dar a conocer la doctrina social de la Iglesia: construir un mundo más justo y solidario no es algo práctico, desvinculado de la doctrina, sino que es dar cuerpo a la fe".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "en el terreno contaminado por el dominio de las finanzas necesitamos muchas pequeñas semillas para que brote una economía justa y beneficiosa, a escala humana y digna del ser humano", dijo hoy el Papa Francisco en la audiencia que concedió en el Vaticano a los participantes en un congreso organizado por la Fundación “Centesimus Annus Pro Pontifice”.
En nuestro tiempo - dijo Francisco - "la incertidumbre y la precariedad que marcan la existencia de tantas personas y comunidades se ven agravadas por un sistema económico que sigue descartando vidas en nombre del dios dinero, instilando actitudes rapaces hacia los recursos de la Tierra y alimentando tantas formas de desigualdad. Ante eso no podemos permanecer indiferentes”. Sin embargo, el Papa agregó que la respuesta no puede ser solo la denuncia, sino que debe pasar sobre todo por la promoción activa del bien: “Necesitamos posibilidades que se conviertan en realidades, realidades que den esperanza. Eso significa poner en práctica la enseñanza social de la Iglesia”.
En este sentido, citó un diálogo que mantuvo hace cuatro años con "una gran economista" que era funcionaria de un gobierno. “Y me dijo - relató el pontífice - que había intentado entablar un diálogo entre economía, humanismo y fe, y religión, y que había salido muy bien en un grupo de reflexión. Intenté lo mismo -me dijo- con las finanzas, el humanismo y la religión, y no pudimos ni siquiera empezar. Interesante. Esto - dijo el Papa - me hace pensar. Esa mujer me hizo sentir que las finanzas eran algo inasible, algo “líquido”, “gaseoso” que al final acaba como la cadena de San Antonio…
Para salir de esta situación, es fundamental volver a partir de la doctrina social de la Iglesia, que contribuye - explicó Francisco - “a una visión del mundo opuesta a la visión individualista, en la medida en que se basa en la interconexión entre las personas y tiene como meta el bien común. Al mismo tiempo, se opone a la visión colectivista, que hoy resurge en una nueva versión, oculta en los proyectos de normalización tecnocrática. Pero no se trata -añadió el Papa - de un "asunto político". La doctrina social está anclada en la Palabra de Dios, para orientar los procesos de promoción humana a partir de la fe en el Dios hecho hombre. Por eso hay que seguirla, amarla y desarrollarla: volvamos a apasionarnos por la doctrina social, démosla a conocer: ¡es un tesoro de la tradición de la Iglesia!".
Solidaridad, cooperación, responsabilidad - comentó el Papa - “recuerdan el misterio de Dios mismo, que es Trinidad. Dios es una comunión de Personas y nos orienta a realizarnos a través de la apertura generosa a los demás (solidaridad), de la colaboración con los demás (cooperación), del compromiso por los demás (responsabilidad). Y a hacerlo en todas las expresiones de la vida social, a través de las relaciones, el trabajo, el compromiso civil, la relación con la creación, la política”. El misterio de la Encarnación es lo que lleva al cristiano a reconocer con Jesús “en cada hombre un hermano, en cada mujer una hermana".
“Animados por esta comunión universal - continuó Francisco - como comunidad creyente podemos colaborar sin miedo con cada uno por el bien de todos: sin cerrazones, sin visiones excluyentes, sin prejuicios. Como cristianos estamos llamados a un amor sin fronteras y sin límites, signo y testimonio de que podemos ir más allá de los muros del egoísmo y de los intereses personales y nacionales; más allá del poder del dinero que a menudo decide las causas de los pueblos; más allá de las vallas de las ideologías, que dividen y amplifican el odio; más allá de todas las barreras históricas y culturales y, sobre todo, más allá de la indiferencia”. La construcción de un mundo más unido, justo y equitativo - concluyó el Papa - "para un creyente no es algo práctico desvinculado de la doctrina, sino que es dar cuerpo a la fe, para gloria de Dios, amante del ser humano, amante de la vida". Porque "el bien que ustedes hacen a cada persona en la tierra - concluyó - alegra el corazón de Dios en el cielo".
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