Papa: en el mundo actual "la mayor carestía es la de la caridad"
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - En el mundo de hoy "la mayor carestía es la de la caridad: se necesitan principalmente las personas con ojos renovados por el amor y las miradas que inculcan esperanza", miradas que ven a los que nos rodean, especialmente el pobre, porque , como decía el Padre Luigi Guanella, "la pobreza no puede esperar".
"Confiar, mirar y apresurarse" son los tres verbos dichos por el Papa Francisco como la idea que San Luis podría utilizar para confirmar la Familia guaneliana en la fe, la esperanza y la caridad.
A la peregrinación de la Familia Guaneliana, recibida esta mañana, el Papa dijo que "la confianza" es "la certeza de que Dios es Padre providente y misericordioso". "Dios - continuó - es el padre y no puede no amarnos. Tampoco es capaz de mantenerse alejado de sus hijos. Si estamos lejos de Él, viene por sí mismo; Cuando nos acercamos, somos abrazados; si caemos, nos levanta; si nos arrepentimos, nos perdona. Él siempre quiere reunirse con nosotros. San Luis tenía tanta fe en este amor práctico y la providencia del Padre, de tener el valor a menudo no sólo para superar los límites de la prudencia humana, sino vivir el Evangelio. La Providencia para él no era una «poesía», sino la realidad. Dios cuida de nosotros y quiere que confiemos en Él".
"Creo – dijo entonces - que el Padre Celestial se entristece mucho cuando ve que sus hijos no confían plenamente en Él: quizá creen en un Dios mucho más que en el Padre misericordioso. En muchos de ellos también puedan surgir duda de que Dios, aunque sea Padre, sea también maestro. Ahora parece mejor no confiar en Él hasta el final, ya que podría pedir algo muy imperativo y difícil o incluso enviar alguna prueba. Pero esto es un gran engaño. Es el viejo truco del enemigo de Dios y del hombre, que disfraza la realidad y disfraza el bien del mal. Es la primera tentación: distanciarse de Dios, intimidado por la sospecha de que su paternidad no es realmente buena y providente. Dios es, en cambio sólo amor, el amor puro providente. Él nos ama más de lo que nosotros nos amamos a nosotros mismos y sabe cuál es nuestro verdadero bien. Por ello, desea que en nuestra vida seamos lo que somos en el momento del Bautismo: sus hijos amados, capaces de vencer el miedo y de no caer en el lamento, porque el Padre nos cuida".
El segundo verbo es "mirar". "El Padre Creador suscita la creatividad en los que viven como hijos suyos. Luego de aprender a ver el mundo con ojos nuevos, hechos más brillante por el amor y la esperanza. Son ojos que permiten mirar dentro con la verdad y ver lejos en la caridad. En esta mirada los otros no aparecen como obstáculos para superar, sino como hermanos y hermanas para ser bienvenidos. Resulta que, como dijo Don Guanella, que ‘el amor al prójimo es la comodidad de la vida'. En el mundo siempre tenemos problemas presentes y nuestro tiempo sabe lamentablemente de nueva pobreza y muchas injusticias. Pero la mayor carestía es la de la caridad: se necesitan principalmente las personas con ojos renovados por el amor y las miradas que inculcan esperanza. Para que el amor encuentre maneras y palabras para consolar a los débiles", decía también el fundador. A veces nuestro punto de vista espiritual es miope, porque no podemos ver más allá de nuestro ego. Otras veces tenemos presbicia: nos gusta ayudar a los que están lejos, pero no somos capaces de agacharnos con los que viven junto a nosotros. A veces, sin embargo, preferimos cerrar los ojos, porque estamos cansados, abrumados por el pesimismo. Don Guanella, quien recomendó a mirar a Jesús a partir de su corazón, nos invita a tener la misma mirada del Señor: una mirada que infunde esperanza y alegría, capaz al mismo tiempo de probar un "agudo sentido de la compasión" hacia los que sufren".
"Y, por último, date prisa. "Los pobres son los hijos predilectos" del Padre, dijo San Louis, a quien le gustaba decir: ‘el que da al pobre presta a Dios'. Como el Padre es delicado y concreto hacia sus hijos más pequeños y débiles, miremos también sin tardar a los hermanos y hermanas en dificultad, porque - son siempre palabras de Don Guanella - '¡la miseria no puede esperar. Y no podemos dejar pasar tanto tiempo, ya que hay personas pobres para ayudar!'. La Virgen se apresuró para ayudar a su prima Isabel (Lc 01:39). Escuchemos también nosotros la invitación del Espíritu a salir enseguida al encuentro del que necesita nuestro cuidado y afecto, porque como enseñaba San Luis ‘un corazón cristiano que cree y que siente no puede pasar delante de las indigencias del pobre sin socorrerlo”.
23/12/2015