Papa: el verdadero cristiano se ‘arriesga’, porque busca la alegría de estar con el Señor
La gracia, el milagro, son sólo el comienzo, y Francisco se pregunta qué irá a pensar Jesús de tantos cristianos que se detienen allí, que no caminan, y así, se comportan como alguien que, en un restaurante, se sacia con la entrada y vuelve a casa sin saber que lo mejor viene después.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – El verdadero cristiano se “arriesga”, va adelante, no se detiene en la primera gracia recibida, porque busca la alegría de estar con el Señor. Es lo que dijo el Papa Francisco en la misa que celebró esta mañana en la Casa Santa Marta, al comentar el pasaje del Evangelio de hoy (Jn 4, 43-54) en el cual Jesús, al decir “Si no veis señales y prodigios, no creéis”, reprende al funcionario del rey que va a su encuentro en Galilea, para pedirle que cure a su hijo enfermo.
Jesús parece perder la paciencia, porque el prodigio pasa a ser lo único que cuenta para la gente que ya sabía de los milagros que él había obrado. “¿Dónde está vuestra fe? Ver un milagro, un prodigio, y decir: ‘Pero Tú tienes poder, Tú eres Dios’, sí, es un acto de fe, pero pequeñísimo. Porque es evidente que este hombre tiene un poder fuerte; pero es ahí que comienza la fe, la cual luego debe seguir adelante. ¿Dónde está tu deseo de Dios? Porque la fe es esto: tener el deseo de hallar a Dios, de estar con él, de ser feliz con Él”.
Pero el gran milagro –agregó Francisco- es aquél que indica la primera lectura, tomada del libro del profeta Isaías: “Mirad: yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva”… “habrá gozo y alegría perpetua por lo que voy a crear”. “Cuando el Señor pasa por nuestra vida y hace un milagro en cada uno de nosotros, y cada uno de nosotros sabe qué ha hecho el Señor en su vida, allí no se termina todo: ésta es la invitación para seguir adelante, para continuar caminando, para “buscar el rostro de Dios”, como dice el Salmo; [para] buscar esta alegría”.
Por lo tanto, el milagro es sólo el inicio, y el Papa se preguntó que irá a pensar Jesús de tantos cristianos que se detienen allí, en la primera gracia recibida, pero que no caminan, y se comportan como alguien que va a un restaurante, se sacia con la entrada, y vuelve a casa sin saber que lo mejor viene después. “Porque hay muchos cristianos quietos, que no caminan; cristianos que se quedan enterrados en las cosas de todos los días -¡que son buenas, buenas!- pero que no crecen, se quedan pequeños. Cristianos estacionados: se estacionan. Cristianos enjaulados que no saben volar con el sueño de esto hermoso, a lo cual el Señor nos llama”.
Y la pregunta que cada uno puede hacerse es: ¿Cómo está mi deseo? (...) ¿Busco al Señor de esta manera? ¿O tengo miedo, soy mediocre? (…) ¿Cuál es la medida de mi deseo? ¿La entrada o el banquete completo?” “Custodiar el deseo propio, no instalarse demasiado, seguir más adelante, arriesgar. El verdadero cristiano –concluyó- se arriesga, sale de su seguridad”.
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