Papa: el perdón es la única arma contra la ira que destruye las relaciones humanas
En la audiencia general, Francisco habló de un vicio "particularmente tenebroso", que "se debe resolver de inmediato y sin maquinar" porque lleva a detestar al otro. Pero también hay una "santa indignación" ante la injusticia. Nuevo llamamiento por las "víctimas indefensas de las guerras" en Oriente Medio y Ucrania.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “Las personas no pueden estar juntas si no practican también el arte del perdón”, explicó el Papa Francisco en la audiencia general en el Aula Pablo VI. En el ciclo de catequesis dedicado a los vicios y las virtudes, abordó hoy el tema de la ira. Un vicio "particularmente tenebroso" - explicó - que sólo "la benevolencia, la amplitud de corazón, la mansedumbre y la paciencia" pueden contrarrestar en nuestro corazón.
“La ira es un vicio que destruye las relaciones humanas - comentó el pontífice -. Expresa la incapacidad de aceptar la diversidad del otro, especialmente cuando sus opciones vitales difieren de las nuestras. No se detiene ante los malos comportamientos de una persona, sino que lo arroja todo al caldero: es el otro, el otro tal y como es, el otro en cuanto tal, el que provoca la ira y el resentimiento. Se empieza a detestar el tono de su voz, sus banales gestos cotidianos, sus formas de razonar y de sentir".
“Por eso - añadió Francisco - el apóstol Pablo recomienda a sus cristianos que aborden inmediatamente el problema e intenten la reconciliación: «No permitan que la noche los sorprenda enojados» (Ef 4, 26). Es importante que todo se resuelva inmediatamente, antes de la puesta del sol. Si durante el día surge algún malentendido y dos personas dejan de entenderse, percibiéndose de pronto alejadas, no hay que entregar la noche al diablo. El vicio nos mantendría despiertos en la oscuridad, rumiando nuestras razones y los errores incalificables que nunca son nuestros y siempre del otro".
No es casualidad - observó el Papa - que "en el Padre Nuestro, Jesús nos hace orar por nuestras relaciones humanas, que son un terreno minado: un plano que nunca está en equilibrio perfecto. En la vida tenemos que tratar con personas que están en deuda con nosotros; del mismo modo, ciertamente nosotros no siempre hemos amado a todos en la justa medida. Todos somos pecadores, todos, y todos tenemos la cuenta en números rojos: ¡no lo olviden! Por lo tanto, todos tenemos que aprender a perdonar para ser perdonados".
Sin embargo, no todo lo que surge de la ira es malo. “No somos responsables de que la ira surja, pero sí siempre de su desarrollo - aclaró el pontífice -. Y a veces es bueno que la ira se desahogue de la manera adecuada. Si una persona no se enfadase nunca, si no se indignase ante la injusticia, si no sintiera algo que le estremece las entrañas ante la opresión de un débil, entonces significaría que esa persona no es humana, y mucho menos cristiana". En efecto, también hay una "santa indignación, que no es ira sino un movimiento interior". “Hay que distinguir bien - explicó Francisco -: una cosa es el celo, la santa indignación, otra cosa es la ira, que es mala. Nos corresponde a nosotros, con la ayuda del Espíritu Santo, encontrar la justa medida de las pasiones, educarlas bien para que se dirijan hacia el bien, y no hacia el mal".
En su saludo a los peregrinos italianos, el Papa recordó que mañana se celebrará en Italia la Jornada nacional de las víctimas civiles de la guerra. “A la memoria orante de cuantos han muerto en los dos conflictos mundiales - afirmó -, asociamos también a los numerosos -demasiados- civiles, víctimas indefensas de las guerras que lamentablemente todavía bañan en sangre a nuestro planeta, como ocurre en Oriente Medio y en Ucrania. Que su grito de dolor toque los corazones de los líderes de las Naciones e inspire proyectos de paz. Cuando se leen historias de estos días, en la guerra hay mucha crueldad, ¡mucha! "Pedimos al Señor - concluyó - la paz, que siempre es mansa, que no es cruel".
14/02/2024 13:33
17/01/2024 11:34