Papa: el pastor cuando es acusado por el diablo ‘sufre, ofrece la vida y reza’
El pastor “debe tener la potencia y la autoridad que tenía Jesús, la de la humildad, la de la afabilidad, de la cercanía, de la capacidad de compasión, de la ternura”. Y después, “cuando la gente lo insultaba, aquel Viernes Santo y le gritaban “crucifícalo”, permanecía en silencio porque tenía compasión de aquella gente engañada por lo potentes del dinero, del poder...Estaba callado. Rezaba”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “El pastor, en los momentos difíciles, en los momentos en los cuales se desencadena el diablo, donde el pastor es acusado, pero acusado por el Gran Acusador a través de tanta gente, tantos potentes, sufre, ofrece y reza”. Lo dijo el Papa Francisco en la homilía de la misa que celebró en la casa S. Marta, partiendo del pasaje del Evangelio de Lucas (Lc 7,11,17) que narra sobre el milagro de la resurrección del hijo de la viuda.
Francisco subrayó que Jesús tenía autoridad delante del pueblo, no por la doctrina que predicaba, que era casi la misma de las otras, sino porque era “humilde y manso de corazón”. “Él no regañaba, Él no decía ‘yo soy el Mesías’ o ‘soy el Profeta’; no hacía sonar la trompeta cuando curaba a alguno o predicaba a la gente o hacía un milagro como la multiplicación de los panes. No. Él era humilde. Él callaba”. Y estaba “cerca de la gente”.
Los doctores de la Ley, en cambio, “enseñaban desde la cátedra y se alejaban de la gente”. La gente no les interesaba o sólo para darles mandamientos, que se “multiplicaban hasta más de 300”. Pero no estaban al lado de la gente. “En el Evangelio, cuando Jesús no estaba con la gente, estaba con el padre, rezando. Y la mayor parte del tiempo en la vida de Jesús, en la vida pública de Jesús, Él la pasó en la ,calle, con la gente. Esta cercanía: la humildad de Jesús, lo que le da autoridad a Jesús, lo lleva a acercarse a la gente. Él tocaba a la gente, abrazaba a la gente, los miraba a los ojos, los escuchaba. Estaba al lado de ellos. Y esto le daba autoridad”.
San Lucas, en el Evangelio, subraya la “gran compasión” que tenía Jesús cuando vio a la madre viuda, sola y su muchacho muerto. Él tenía esa capacidad de sufrir con. No era teórico”. Se puede decir que “pensaba con el corazón, no separaba la cabeza del corazón”: dulce de corazón”. “Y hay dos características de esta compasión-agregó Francisco- que quisiera subrayar; la mansedumbre y la ternura. Jesús dice. ‘Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón’, manso de corazón. Aquella mansedumbre. Él era manso, no regañaba. no castigaba a la gente. Era manso. Siempre con mansedumbre. ¿Se enojaba Jesús? ¡Sí! Pensemos cuando vio la casa de su Padre convertida en un shopping, para vender cosas, los cambiadores de moneda… allí si que se enojó, agarró el látigo y los echó a todos. Pero porque amaba al Padre, porque era humilde delante del Padre, tenía esta fuerza”.
La ternura, luego. Jesús no dijo: “No llore , señora”, estando lejos. “No, Se acercó, quizás le tocó la espalda, quizás la acarició. “No llores”. Este es Jesús. Y Jesús hace lo mismo con nosotros, porque está cerca, está en medio de la gente, es pastor”. Otro gesto de ternura es tomar al muchacho y restituirlo a su madre. En concreto: “Humilde y manso de corazón, cerca de la gente, con capacidad de compasión, compartir y con estas dos características de mansedumbre y de ternura. Este es Jesús”. Y lo hace con todos nosotros, caundo se acerca, lo que hizo con el joven y su mamá viuda”.
“Este es el ícono del pastor” subrayó el Papa y de esta debemos aprender nosotros pastores: “vecinos a la gente, no a los grupos de los potentes, de los ideólogos… éstos no envenenan el alma, ¡no nos hacen bien! Entonces, el pastor, “debe tener la potencia y la autoridad que tenía Jesús, la de la humildad, la de la mansedumbre, de la cercanía, de la capacidad de compasión, de la ternura”.
Y luego, cuando la gente lo insultaba, aquel Viernes Santo y gritaba: ‘crucifícalo’, permanecía callado porque tenía compasión por aquella gente engañada por los potentes del dinero, del poder ...Estaba callado. Rezaba. El pastor, en los momentos difíciles, en los momentos en los cuales se desencadena el diablo, donde el pastor es acusado, pero acusado por el Gran Acusador a través de tanta gente, tantos potentes, sufre, ofrece la vida y reza”. Y Jesús rezó. La oración lo llevó también a la Cruz, con fortaleza; y también allí tuvo la capacidad de acercarse y curar el alma del Ladrón”.
Hoy, concluyó, releamos el pasaje de Lucas, cap. VII, para ver “dónde está la autoridad de Jesús”. Y pidamos la gracia de “que todos nosotros tengamos esta autoridad: una autoridad que es una gracia del Espíritu Santo”.
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