Papa: el misionero es ‘mensajero de Jesús’ y ‘pobre en medios’

“No hay cristiano que anuncie el Evangelio ‘por su cuenta’, sino que sólo es enviado por la Iglesia que ha recibido de Cristo mismo el mandato. Es precisamente el Bautismo lo que nos vuelve misioneros’”. “El bastón y las sandalias son el equipamiento de los peregrinos, porque así son los mensajeros del reino de Dios: no managers omnipotentes, ni funcionarios inamovibles, ni celebridades de gira”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – El misionero tiene como centro de referencia a Jesús, de quien es “mensajero”, y es “pobre en medios”. El “estilo” del misionero –es decir, de todos los bautizados, que son llamados a testimoniar, en los variados ambientes de la vida, el Evangelio de Cristo- fue el tema al cual Francisco dedicó su reflexión del Ángelus de hoy.

Dirigiéndose a las 20.000 personas presentes en Plaza San Pedro, Francisco comentó el pasaje del Evangelio de hoy (Mc 6, 7-13) que “narra el momento en el cual Jesús envía a los Doce a la misión. Luego de llamar a cada uno por su nombre, «para que estuvieran con él» (Mc 3,14) habiendo escuchado sus palabras y observado sus gestos de curación, ahora los convoca de nuevo para «mandarlos de dos en dos» (6,7) a los pueblos donde Él iba a dirigirse. Es una especie de ‘entrenamiento’ en lo que estarán llamados a hacer luego de la Resurrección del Señor, con el poder del Espíritu Santo”.

“El pasaje evangélico se detiene en el estilo del misionero, que podemos resumir en dos puntos: la misión tiene un centro; la misión tiene un rostro”.

“El discípulo misionero tiene, ante todo, su centro de referencia, que es la persona de Jesús. El relato lo indica usando unas serie de verbos en los que Él es el sujeto - «los llamó», «los envió», «dándoles poder», «les ordenó», «les dijo» (vv. 7.8.10) –, de modo que las idas y el obrar de los Doce se presenta como una irradiación desde un centro, el resurgimiento de la presencia y de la obra de Jesús en su acción misionera. Esto manifiesta hasta qué punto los Apóstoles no tienen nada propio que anunciar, ni capacidades propias que demostrar, sino que hablan y actúan como ‘enviados’, como mensajero de Jesús”.

“Este episodio evangélico también se refiere a nosotros, no sólo a los sacerdotes, sino a todos los bautizados, llamados a testimoniar, en los variados ambientes de la vida, el Evangelio de Cristo. Y asimismo, para nosotros, esta misión es auténtica sólo si parte de su centro inmutable, que es Jesús. No es una iniciativa de creyentes a título individual ni de grupos, y tampoco de las grandes agrupaciones, sino que es la misión de la Iglesia inseparablemente unida al Señor. No hay cristiano que anuncie el Evangelio ‘por su cuenta’, sino que solamente lo hace enviado por la Iglesia, que ha recibido de Jesús mismo el mandato. Es precisamente el Bautismo lo que nos vuelve misioneros”.

“La segunda característica del estilo del misionero es, por así decir, un rostro, que consiste en la pobreza de medios. Su equipamiento responde a un criterio de sobriedad. En efecto, los Doce reciben la orden de que «nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja» (v. 8). El Maestro los quiere libres y ligeros, sin apoyos ni favores, solamente seguros del amor de Él, que los envía, y que su fuerza resida solamente en su palabra, que van a anunciar. El bastón y las sandalias son el equipamiento de los peregrinos, porque así son los mensajeros del reino de Dios; y no managers omnipotentes, ni funcionarios inamovibles, ni celebridades de gira”.

El Papa invitó a pensar en algunos santos de Roma -su diócesis-, como San Felipe Neri. “No eran funcionarios ni empresarios”. “Y a este ‘rostro’ también pertenece el modo en que se acoge el mensaje: puede darse que éste no sea recibido o escuchado (cfr. v. 11). Y esto también es pobreza: la experiencia del fracaso. La historia de Jesús, que fue rechazado y crucificado, prefigura el destino de su mensajero. Y sólo si estamos unidos a Él, muerto y resucitado, lograremos hallar el coraje de la evangelización”.