Papa: "el episcopado no es un premio, es un deber" para asegurar que las comunidades de fe
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Los Obispos, sucesores de los apóstoles,
"se colocan a la cabeza de la comunidad cristiana, como garante de su fe y
como un signo vivo de la presencia del Señor en medio de ellos", pero
"esta no es una posición de prestigio, una posición de honor. El
episcopado no es un honor, es un servicio". "Ser obispos dicen
siempre tener ante nuestros ojos el ejemplo de Jesús como el Buen Pastor, no han
llegado para a ser servidos, sino para servir". Es por ello que "es triste cuando ves a
un hombre que busca este oficio y cuando llega allí no sirve, se pavonea, vive
sólo para su vanidad".
La "Santa Madre Iglesia jerárquica", y, en particular, la figura del
obispo, fue el tema del Papa Francisco al cual dedicó la catequesis de la
audiencia general, que ha reunido en la Plaza de San Pedro cerca de 20 mil
personas en un día de viento fuerte y momentos de lluvia.
El Papa partió de la afirmación de que "en el poder y la gracia de su
Espíritu, Cristo no dejó de despertar los ministerios, con el fin de construir
la comunidad cristiana como su cuerpo. Entre estos ministerios, se encuentra el
episcopal. En el obispo, con la asistencia por parte de sacerdotes y diáconos -
continuó - es Cristo mismo quien está presente y quien sigue tomando el cuidado
de su Iglesia, lo que garantiza su protección y guía".
"En la presencia y el ministerio de los obispos, sacerdotes y diáconos -
dijo - podemos reconocer el verdadero rostro de la Iglesia: es la Santa Madre Iglesia
Jerárquica Y realmente, a través de estos hermanos elegidos por el Señor y
consagrado por el sacramento del Orden. La Iglesia ejerce su maternidad: nos
engendra en el Bautismo, como cristianos, nos hace nacer de nuevo en Cristo;
cuida de nuestro crecimiento en la fe, nos lleva a los brazos del Padre, para recibir
su perdón; nos prepara la mesa de la Eucaristía, donde nos alimenta con la
Palabra de Dios y el Cuerpo y la Sangre de Jesús; invoca para nosotros la
bendición de Dios y el poder de su Espíritu, sosteniéndonos en el transcurso de
nuestra vida y envolviéndonos con su
ternura y calidez, especialmente en el los más delicados momentos de prueba, el
sufrimiento y la muerte".
"Esta maternidad de la Iglesia - continuó - se expresa, en particular, en
la persona del obispo y en su ministerio. De hecho, como Jesús escogió a sus
apóstoles y los envió a predicar el Evangelio y apacentar su rebaño, así los
obispos, sus sucesores se colocan a la cabeza de la comunidad cristiana, como
garante de su fe y como un signo vivo de la presencia del Señor en medio de
ellos. Entendemos, pues, que esta no es una posición de prestigio, una posición
de honor. El episcopado no es un honor, es un servicio. Jesús lo ha querido así.
No debe haber puesto en la Iglesia para la mentalidad mundana", que dice:"Pero
este hombre ha hecho su carrera eclesiástica, se convirtió en un obispo... No,
no. En la Iglesia no debe haber lugar para esta mentalidad. El episcopado es un
servicio, no un honor para presumir. Ser Obispos quiere decir siempre mantener
ante nuestros ojos el ejemplo de Jesús como el Buen Pastor, que no vino a ser
servido, sino para servir y para dar su vida por sus ovejas. Los santos obispos
- y hay muchos en la historia de la Iglesia, muchos obispos santos - nos
muestran que este ministerio no se ve, no se pide, no se compre, sino que se acepta
por obediencia, no para subir, sino para bajar, así como Jesús que se "humilló
y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz". Es "triste cuando ves a un hombre que
busca este oficio y cuando llega allí no sirve, se pavonea, vive sólo para su
vanidad".
"Hay
otro elemento valioso - ha proseguido el Papa - que merece ser resaltado.
Cuando Jesús escogió y llamó a los apóstoles, lo ha pensado no separados el uno
del otro, cada uno por su cuenta, sino juntos, para estar con Él, unidos como
una sola familia. Los obispos también constituyen un único colegio, reunidos en
torno al Papa, que es el guardián y garante de esta profunda comunión que era
tan querida por Jesús y sus apóstoles mismos. ¡Qué hermoso, entonces, cuando
los obispos con el Papa expresan esta colegialidad y tratan de ser más y más los
fieles servidores, más servidores en la Iglesia! Recientemente lo hemos
experimentado en la asamblea del Sínodo sobre la familia. Pero pensamos en todo
los obispos de todo el mundo que, a pesar de vivir en localidades, culturas,
actitudes y tradiciones diferentes y lejos el uno del otro" se sienten
parte "unos de otros y se convierten en una expresión de la unión íntima
en Cristo y en sus comunidades. Y en la oración común eclesial todos los
obispos se colocan juntos en la escucha del Señor y del Espíritu, pudiendo prestar
así atención más profunda al hombre y los signos de los tiempos".
"Todo esto - concluyo el Papa - nos hace comprender por qué las
comunidades cristianas reconocen en el obispo un gran regalo, y están llamados
a alimentar a una sincera y profunda comunión con él, empezando por los presbíteros
y diáconos. No hay una iglesia sana si los fieles, diáconos y sacerdotes no
están unidos al obispo. La Iglesia que no se une con el obispo es una iglesia
enferma. Jesús ha querido esta unión de los fieles con el obispo, incluso de los
diáconos y presbíteros. Y esto lo hacen en la conciencia que es justamente en el
obispo que se hace visible la unión de cada Iglesia con los apóstoles y todas
las otras comunidades, junto con sus obispos y el Papa en la única Iglesia del
Señor Jesús, que es nuestra Santa Madre Iglesia Jerárquica".
Al saludar a los fieles italianos, por último, Francisco dijo que el 21 de
junio viajará a Turín "para venerar la Sábana Santa y en honor a San Juan
Bosco, en el bicentenario de su nacimiento".
27/06/2017 13:42
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