Papa: el confesor que se siente pecador es un hombre de perdón, de reconciliación
“El perdón es una semilla, es una caricia de Dios”. Cuando una persona se acerca al confesionario, “es porque siente que algo le pesa, que quiere quitarse de encima”, tal vez no sabe cómo decirlo, pero “lo dice con el gesto de acercarse”. “No es necesario hacer preguntas”
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – El confesor que se siente pecador es un hombre de perdón, de reconciliación, de paz, porque “cuando uno se olvida de la necesidad que tiene de perdón, lentamente se olvida de Dios” y a su vez no “sabe perdonar”. Fue lo dicho por el Papa Francisco durante la misa celebrada esta mañana en la basílica de San Pedro, con los capuchinos de todo el mundo, llegados para la ocasión del traslado a San Pedro de los restos de dos santos de la Orden Franciscana: el Padre Pio y el Padre Leopoldo Mandić.
El Papa, tomando como punto de partida la liturgia del día de hoy, habló de dos actitudes: la de una “grandeza ante Dios”, que se expresa en “la humildad del Rey Salomón, y la de una “mezquindad” propia de los “doctores de la ley”, replegados en sus meros preceptos.
“Vuestra tradición, la de los Capuchinos, – dijo – es una tradición de perdón, de dar el perdón. Entre vosotros hay tantos buenos confesores: es porque se sienten pecadores”. “Cuando uno se olvida de la necesidad que tiene de perdón- agregó - lentamente se olvida de Dios, se olvida de pedir perdón y no sabe perdonar”. El humilde que se siente pecador, es un buen perdonador en el confesionario”. Los demás, en cambio, como los doctores de la ley que se sienten “los puros”, “los maestros”, solamente saben “condenar”".
“Os hablo como hermano, y a través de vosotros quisiera hablar a todos los confesores, especialmente en este Año de la Misericordia: el confesionario es para perdonar. Y si tú no puedes dar la absolución –planteo esta hipótesis- por favor, ¡no apalear! Aquél que viene, viene a buscar consuelo, perdón, paz en su alma; que encuentre a un padre que lo abrace y le diga: “Pero Dios te quiere mucho”… “Sed hombres de perdón, de reconciliación, de paz”. Francisco luego subrayó cuántas veces lo sacerdotes han oído decir: “no voy más a confesarme, porque una vez me hicieron estas preguntas”. Narró después el encuentro con un gran confesor y distinguió entre “palabras y “gestos” que piden el perdón, como cuando una persona se acerca al confesionario: “es porque siente que hay algo que le pesa, que quiere quitarse de encima”, quizás no sabe cómo decirlo, pero “lo dice con el gesto de acercarse”. “No es necesario hacer preguntas”.
“El perdón es una semilla, es una caricia de Dios. Tened confianza en el perdón de Dios. No caigáis en el pelagianismo, ¿eh? Tú debes hacer esto, esto, esto, esto…”. O se es “grandes perdonadores”, advirtió, o “grandes condenadores”, “o haces el oficio de Jesús, que perdona dando la vida, la oración, tantas horas allí, sentado, como esos dos (San Pío y San Leopoldo, ndt), o haces el oficio del diablo que condena, que acusa… “
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