Papa: el amor cristiano "no es el amor de las telenovelas", es "concreto", que es "más para dar que recibir"

"Nosotros en Dios y Dios en nosotros: está es la vida cristiana No nos quedamos en el espíritu del mundo, no permanecemos en la superficialidad, no nos quedamos en la idolatría, no nos quedamos en la vanidad. No, no, permanecemos en el Señor. Y Él contracambia esto: Él permanece en nosotros".

Ciudad del Vaticano (Asianews) - El amor cristiano "no es el amor de las telenovelas", es "concreto", que es "más en las obras que en las palabras", y es "más para dar que recibir", es darse "a sí mismo, a Dios y a los demás". Lo señaló esta mañana el Papa Francisco en la homilía de la misa celebrada en Casa Santa Marta.

El Papa, informa Radio Vaticano, ha partido de la reflexión en las palabras de la Primera Carta de Juan, en la que el apóstol insiste en repetir: "Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor es perfeccionado en nosotros". La experiencia de la fe, dijo el Papa, reside en esta "doble estancia". "Estamos en Dios y Dios en nosotros: se trata de la vida cristiana. No nos quedamos en el espíritu del mundo, no permanecemos en la superficialidad, no nos quedamos en la idolatría, no nos quedamos en la vanidad. No, no, permanecemos en el Señor. Y Él contracambia esto: Él permanece en nosotros. Pero primero, Él permanece en nosotros. Muchas veces lo cambiamos y no podemos permanecer en Él. Y el Espíritu permanece".

Sin embargo, "permanecer en el amor" de Dios no es tanto un éxtasis del corazón, una cosa agradable de escuchar. "Mira que ese amor del que habla Juan no es el amor de las telenovelas No, es otra cosa. El amor cristiano siempre ha tenido una cualidad: la concreción. El amor cristiano es concreto. El mismo Jesús, cuando habla sobre el amor, habla de cosas concretas: alimentar a los hambrientos, visitar a los enfermos y tantas cosas concretas. El amor es concreto. La concreción cristiana. Y cuando no hay esta concreción, uno puede vivir un cristianismo de ilusiones, porque no está claro el centro del mensaje de Jesús. No llega este amor que es concreto: es un amor de ilusiones como esas ilusiones que tenían los discípulos cuando, mirando a Jesús, creyeron que era un fantasma".

El "fantasma" es lo que de hecho - en el episodio del Evangelio de hoy - los discípulos asombrados y temerosos ven venir hacia ellos caminando sobre el mar. Pero su asombro surge de una dureza de corazón, porque, dice el Evangelio, "no habían entendido" la multiplicación de los panes que tuvo lugar poco antes. "Si tienes un corazón endurecido no se puede amar y crees que el amor es una de las cosas imaginadas. No, el amor es concreto".

Y esta concreción se basa en dos criterios. "Primer criterio: Amar con hechos y no con palabras. ¡La palabra se la lleva el viento! Hoy son, mañana no son. Segundo criterio de concreción es: en el amor es más importante dar que recibir. Quien ama da, da... Da cosas, da vida, se entrega a Dios y a los demás. Al contrario quien no ama, quien es egoísta, siempre busca recibir, siempre trato de tener cosas, tener ventajas. Quedarse con un corazón abierto, no como el de los discípulos, que estaba cerrado, que no entendía nada: permanecer en Dios y Dios permanece en nosotros, permanecer en el amor".