Papa: el 4 de octubre una segunda Laudato Sì contra la "guerra mundial a la casa común"

El anuncio del pontífice hoy al final de la audiencia general: en la fiesta de San Francisco una nueva exhortación. "Pongámonos del lado de las víctimas de la injusticia ambiental y climática". En la catequesis el ejemplo misionero de Kateri Tekakwitha, la primera santa nativa norteamericana.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - El 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís y día de la apertura de la Asamblea sinodal en el Vaticano, el Papa Francisco publicará una exhortación apostólica sobre el cuidado de la creación, "una segunda Laudato Sì". Anunciando la fecha de salida del documento -que él mismo ya había insinuado hace unos días en una audiencia con una delegación de juristas de los países miembros del Consejo de Europa- ha sido el propio pontífice hoy, al término de la audiencia general de los miércoles celebrada en el Aula Pablo VI.

"Pasado mañana, 1 de septiembre, celebramos la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación -dijo Francisco-, inaugurando el tiempo de la creación que durará hasta el 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís. En esa fecha tengo previsto publicar una exhortación, una segunda Laudato Si' (su encíclica sobre el "cuidado de la casa común", publicada el 18 de junio de 2015 ed). "Unámonos a nuestros hermanos y hermanas cristianos -añadió el Papa- en el compromiso de cuidar la creación como don sagrado del creador. Es necesario estar al lado de las víctimas de la injusticia ambiental y climática, esforzándonos por poner fin a la guerra sin sentido contra nuestra casa común, que es una terrible guerra mundial. Los exhorto a todos a trabajar y rezar para que vuelva a abundar la vida".

Antes, el Papa Francisco había continuado su catequesis sobre algunos grandes testigos del celo apostólico en la evangelización deteniéndose en la figura de Kateri Tekakwitha, la primera santa nativa de Norteamérica. Nacida hacia el año 1656 en un pueblo del norte del estado de Nueva York, era hija de un jefe mohawk no bautizado y de su madre algonquina cristiana, que enseñó a Kateri a rezar. "La evangelización -comentó el Papa- comienza a menudo con pequeños gestos sencillos, como padres que ayudan a sus hijos a aprender a hablar con Dios en la oración y les hablan de su amor grande y misericordioso". Y los cimientos de la fe para Kateri, y a menudo también para nosotros, se pusieron así. La recibió de su madre en dialecto, el dialecto de la fe".

De la santa nativa, el pontífice recordó las muchas dificultades que tuvo que afrontar: la epidemia de viruela que dejó marcas en su cuerpo, la hostilidad y la persecución abierta tras su bautismo. "Todo esto -comentó- infundió a Kateri un gran amor por la cruz, signo definitivo del amor de Cristo, que se entregó hasta el final por nosotros". Dar testimonio del Evangelio no consiste sólo en lo que es agradable; también hay que saber llevar las cruces de cada día con paciencia, confianza y esperanza. Paciencia ante las dificultades, ante las cruces: la paciencia es una gran virtud cristiana. Quien no tiene paciencia no es un buen cristiano".

Obligada a refugiarse entre los mohawks en la misión jesuita cercana a la ciudad de Montreal, impresionó a todos con su vida de oración, animada por un profundo amor a Dios, y su ejemplo de servicio en el cuidado de niños, enfermos y ancianos. Servir. Aunque la animaron a casarse, Kateri quiso dedicar su vida por completo a Cristo. Incapaz de entrar en la vida consagrada, hizo voto de virginidad perpetua el 25 de marzo de 1679. "Esta elección suya -añadió el Papa- revela otro aspecto del celo apostólico: la entrega total al Señor. Ciertamente, no todos están llamados a hacer el mismo voto que Kateri; sin embargo -concluyó-, todo cristiano está llamado cada día a comprometerse con corazón indiviso en la vocación y en la misión que Dios le ha confiado, sirviéndole a Él y al prójimo con espíritu de caridad".

En su saludo a los grupos presentes, el Papa Francisco volvió a pedir a los fieles que le acompañen en la oración durante su viaje apostólico a Mongolia, que comienza mañana. Y renovó también la invitación a la cercanía y a la oración "por la querida y atormentada Ucrania, tan probada por grandes sufrimientos".