Papa: el 28 y 29 de marzo una "fiesta del perdón" en San Pedro y en las iglesias del mundo
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- El próximo 28 y 29 de marzo se tendrá un "especial momento penitencial" en la basílica de San Pedro y en muchas iglesias de Roma y en el mundo, llamado "24 horas con el Señor". Lo anunció el mismo Papa Francisco después del Ángelus de hoy con los fieles en la plaza de san Pedro. "Iniciará- explicó el pontífice- con la celebración en la basílica de San Pedro, el viernes por la tarde, luego en la tarde y en la noche en algunas iglesias del centro de Roma, estarán abiertas para la oración y las confesiones. Será la fiesta del perdón, que se realizará también en muchas diócesis y parroquias del mundo".
"El perdón que nos da el señor- agregó- se debe festejar, como hizo en padre de la parábola del hijo pródigo, que cuando volvió se hizo fiesta, sin recordar todo lo que había hecho".
Es justamente al perdón, a la misericordia y a "las necesidades espirituales más verdaderas fue dedicada la meditación del papa antes del Ángelus, tomando iniciativa del Evangelio de la misa de hoy, que presenta el encuentro de Jesús con la samaritana (Jn.4,5-42), junto al pozo de Jacob, "donde la mujer iba cada día a buscar agua".
"Aquel día- continuó el Papa- se encontró Jesús, sentado, "cansado por el viaje" (Jn. 4,6). Él inmediatamente: "Dame de beber" (v.7). En este modo supera las barreras de hostilidad que existían entre judíos y samaritanos y rompe los esquemas del prejuicio en relación con las mujeres. El simple pedido de Jesús es el inicio de un diálogo sencillo, mediante el cual Él, con gran delicadeza, entra en el mundo interior de una persona a la cual, según los esquemas tradicionales y sociales, no tendría que ni siquiera dirigir la palabra. Jesús la pone delante de la situación, no juzgándola sino haciéndola sentirse considerada, reconocida y suscitando así en ella el deseo de ir más allá de la rutina cotidiana".
"La de Jesús -agregó- era sed no tanto de agua, sino de encontrar un alma endurecida, Jesús tenía necesidad de encontrar a la Samaritana para abrirle el corazón: le pide que le dé de beber, para poner en evidencia la sed que había en ella misma. La mujer queda fascinada por este encuentro: dirige a Jesús aquellas profundas preguntas que todos tenemos, pero que a menudo olvidamos o ignoramos. También nosotros tenemos tantas preguntas que hacer, pero ¡no encontramos el coraje para dirigirle a Jesús! La Cuaresma es el tiempo oportuno para mirarnos hacia adentro, hacer surgir nuestros deseos espirituales más verdaderos, y pedir la ayuda del Señor en la oración. El ejemplo de la Samaritana nos invita a expresarnos así: "Jesús, dame de aquella agua que me sacará la sed eternamente".
"El Evangelio dice que los discípulos se quedaron maravillados que su maestro hablase con aquella mujer. Pero el Señor es más grande de los prejuicios, por esto no tuvo temor de quedarse con la Samaritana. La misericordia es más grande que el prejuicio. Esto lo debemos aprender de bien y Jesús es tan misericordioso. El resultado de aquel encuentro junto al pozo fue que la mujer fue trasformada: "dejó su ánfora" (v.28) y corrió a su pueblo para contar su experiencia extraordinaria. "Encontré a un hombre que me dijo todo lo que he hecho. ¿No será el Mesías?". Había ido a buscar agua al pozo y ha encontrado otra agua, el agua viva de la misericordia que brota para la vida eterna. ¡Ha encontrado el agua que siempre ha buscado siempre! Corre al pueblo, aquel pueblo que la juzgaba y la rechazaba, y anuncia que ha encontrado al Mesías: uno que le cambió la vida".
"En este Evangelio- concluyó- encontramos también nosotros el estímulo para "dejar nuestra ánfora", símbolo de todo aquello que aparentemente es importante, pero que pierde de valor frente al "amor de Dios". Todos tenemos una y quizás más de una. Yo me pregunto y les pregunto a ustedes: ¿Cuál es tu ánfora interior, que te aleja de Dios? Y con el corazón sentimos la voz de Dios que nos dona otra agua. Estamos llamados a redescubrir la importancia y el sentido de nuestra vida cristiana, iniciada en el Bautismo y, como la Samaritana, testimoniar a nuestros hermanos la alegría del encuentro con Jesús y las maravillas que su amor cumple en nuestra existencia". Cada encuentro con Jesús nos cambia la vida y nos llena de alegría interior".
Seguido al Ángelus, el pontífice volvió a lo que dijo antes y dirigiéndose a las decenas de miles de peregrinos en la plaza de san Pedro, dijo: "Recordemos las dos frases: Cada encuentro con Jesús nos cambia la vida; cada encuentro con Jesús no llena de alegría. Repitamos juntos". Y la gente lo repite con él.
Después de la plegaria mariana, el Papa Francisco recordó que mañana se celebra la Jornada Mundial de la Tuberculosis y ha pedido oraciones "por todas las personas golpeadas por esta enfermedad y por cuantos en diversos modos las apoyan".
Entre todos los presentes, él saludó también a una escuela japonesa, la "Capitanio" de Seto-Shi.
23/12/2015