Papa: educar es una gran forma de evangelización

En la última audiencia general antes de las vacaciones de verano, Francisco recordó el celo misionero de Santa Mary MacKillop, que pasó su vida educando a los pobres en la Australia rural. "Que los santos Pedro y Pablo nos sostengan en el seguimiento de Cristo e intercedan por la paz en Ucrania".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "La educación católica es una gran forma de evangelización", sobre todo cuando pone en primer lugar el cuidado de los pobres y marginados. Esto les dijo hoy el Papa Francisco a los peregrinos presentes en la Plaza San Pedro para la audiencia general, la última antes de la habitual pausa de julio (las audiencias se reanudarán el miércoles 9 de agosto).

Continuando su reflexión sobre el celo en la evangelización a partir de algunas grandes figuras misioneras, el pontífice dedicó hoy su catequesis al ejemplo que ofrece santa Mary MacKillop (1842-1909), fundadora de las Hermanas de San José del Sagrado Corazón, que dedicó su vida a la formación intelectual y religiosa de los pobres de la Australia rural. "Convencida de que había sido enviada para difundir la Buena Noticia y atraer a otros al encuentro con el Dios vivo, y leyendo sabiamente los signos de los tiempos", explicó, "se dio cuenta de que la mejor manera de hacerlo era a través de la educación de los jóvenes, sabiendo que la educación católica es una gran forma de evangelización".

Un rasgo esencial de su celo por el Evangelio consistía en ocuparse de los pobres y marginados. "Una persona no puede avanzar en la santidad si no se dedica también a ellos, de un modo u otro. Ellos, que necesitan la ayuda del Señor, llevan la presencia del Señor". Y esta atención a los pobres y marginados "empujaba a Mary a ir donde otros no querían o no podían ir". El 19 de marzo de 1866, festividad de San José, abrió la primera escuela en un pequeño suburbio del sur de Australia. Siguieron muchas otras, que ella y sus hermanas fundaron en comunidades rurales. Se multiplicaron, porque el celo apostólico hace esto: multiplica las obras".

"Educar no consiste en llenar la cabeza de ideas", sino en "acompañar y animar a los alumnos en el camino del crecimiento humano y espiritual, mostrándoles cómo la amistad con Jesús resucitado ensancha el corazón y hace la vida más humana. Educar es ayudar a pensar bien: a sentir bien -el lenguaje del corazón- y a hacer el bien -el lenguaje de las manos-. Esta visión es plenamente actual hoy, cuando sentimos la necesidad de un 'pacto educativo' capaz de unir a las familias, a la escuela y a toda la sociedad".

El Pontífice destacó también la gran confianza en la Providencia que guió siempre a esta santa australiana: "Tuvo que pagar las facturas -comentó-, tratar con los obispos y sacerdotes locales, gestionar las escuelas y ocuparse de la formación profesional y espiritual de sus Hermanas; y, más tarde, problemas de salud. Sin embargo, a pesar de todo, mantuvo la calma, cargando pacientemente con la cruz que es una parte fundamental de la misión".

Mary MacKillop "no se rindió en tiempos de prueba y oscuridad, cuando su alegría se vio empañada por la oposición y el rechazo. Estaba firmemente convencida de que incluso cuando el Señor le asignaba 'el pan de la aflicción y el agua de la tribulación' (Is 30,20), el mismo Señor pronto respondería a su clamor y la rodearía de su gracia. Éste es el secreto del celo apostólico: la relación continua con el Señor".

"El discipulado misionero de Santa Mary MacKillop, su respuesta creativa a las necesidades de la Iglesia de su tiempo, su compromiso con la formación integral de los jóvenes -concluyó el Papa- nos inspiran a todos nosotros hoy, llamados a ser fermento del Evangelio en nuestras sociedades que se transforman rápidamente. Que su ejemplo y su intercesión sostengan el trabajo cotidiano de padres, profesores, catequistas y de todos los educadores, por el bien de los jóvenes y por un futuro más humano y lleno de esperanza".

Por último, recordando en su saludo a los peregrinos italianos la Solemnidad de los Santos Pedro y Pablo que se celebrará mañana, Francisco deseó que "el ejemplo y la protección de estos dos apóstoles nos sostengan a cada uno de nosotros en el seguimiento de Cristo. Encomendemos a su intercesión al querido pueblo ucraniano, para que encuentre pronto la paz: hay mucho sufrimiento en Ucrania, no lo olvidemos".