Papa: digamos basta al comercio indiscriminado de armas

En la audiencia general, el dolor de Francisco por la reciente masacre en la escuela primaria de Texas. Continuando el ciclo de catequesis sobre la vejez, exhortó a los ancianos a no ceder ante el desencanto: "Si los que ya lo han visto todo mantienen intacta su pasión por la justicia, entonces hay esperanza para el amor y también para la fe".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "Mi corazón está consternado por la masacre en la escuela primaria de Texas. Rezo por los niños, por los adultos asesinados y por sus familias". Esto dijo el papa Francisco al final de la audiencia de esta mañana en la Plaza de San Pedro. "Es hora de decir basta al tráfico indiscriminado de armas", añadió entre los aplausos de los fieles, "comprometámonos todos para que nunca más puedan ocurrir estas tragedias". En efecto, Estados Unidos sigue conmocionado por la masacre ocurrida ayer en una escuela primaria de Uvalde (Texas), en la que diecinueve niños y dos adultos fueron asesinados por un joven de dieciocho años con un arma.

Refiriéndose después al conflicto en Ucrania que sigue sembrando la muerte, Francisco pidió a los peregrinos polacos que asistieron a la audiencia que se encomendaran a la Santísima Virgen María Auxiliadora, cuya fiesta fue ayer: "En nuestras oraciones le encomendamos de manera especial el deseo de paz de Ucrania y del mundo entero. Que la Madre de Dios nos enseñe a ser solidarios con los que sufren la tragedia de la guerra y consiga la reconciliación de las naciones".

El papa, continuando el ciclo de catequesis sobre la vejez, centró su reflexión de hoy en el tema "Qohélet: la noche incierta del sentido y las cosas de la vida". Según el santo padre, el Libro del Eclesiastés o Qohélet es un libro que a la primera lectura deja perplejo por su famoso estribillo - "todo es vanidad", todo es "niebla", "humo", "vacío"-. que parece cuestionar el sentido de la existencia, dentro de la Sagrada Escritura. "En realidad, la continua oscilación de Qohélet entre el sentido y el sinsentido -explicó el pontífice- es la representación irónica de un conocimiento de la vida que se desprende de la pasión por la justicia, de la cual es garante el juicio de Dios.

Ante una realidad que parece conducir a todos hacia el destino común de "acabar en la nada", el camino de la indiferencia puede parecer el único remedio para una dolorosa desilusión. La vejez hace que la cita con el desencanto sea casi inevitable, pero resistirse a ella es decisivo. "Si los ancianos, que ya lo han visto todo, mantienen intacta su pasión por la justicia, entonces hay esperanza para el amor, y también para la fe", afirmó el pontífice. El paso por esta crisis resulta entonces crucial también para el mundo contemporáneo, y es una crisis que el Papa calificó de "saludable", "porque una cultura que presume de medirlo todo y manipularlo todo acaba produciendo también una desmoralización colectiva del sentido, del amor, del bien".

El riesgo de volverse insensible y amoral se suma entonces a la tentación de una búsqueda de la verdad que se aleja totalmente de la pasión por la justicia. "El conocimiento que nos exime de la moral -continúa Francisco- parece al principio una fuente de libertad, de energía, pero pronto se convierte en una parálisis del alma". El propio Qohélet, con su ironía, "desenmascara esta tentación fatal de una omnipotencia del saber que genera una impotencia de la voluntad". Es lo que los monjes de la más antigua tradición cristiana habían identificado como "acedía", la entrega al conocimiento del mundo, un vacío de sentido que rechaza toda responsabilidad ética y abre la puerta a la agresividad de las fuerzas del mal. Son las fuerzas de la razón enloquecida, que se vuelve cínica por un exceso de ideología. "De hecho, con todo nuestro progreso y bienestar, nos hemos convertido realmente en una 'sociedad del cansancio''', denunció Francisco. "Teníamos que producir un bienestar generalizado y toleramos un mercado científicamente selectivo de la salud. Teníamos que poner un límite infranqueable a la paz, y vemos guerras cada vez más despiadadas contra personas indefensas".

Aunque el progreso de la ciencia es indudablemente algo bueno, destacó el Papa, la sabiduría de la vida es algo totalmente distinto. No es casualidad que la nuestra sea la época de las fake news, de la difusión de "tantas brujerías eruditas, que conducen a una vida de superstición", precisamente por esta razón desafecta que le quita energía al conocimiento de la verdad. La vejez, según el pontífice, aprendiendo de la sabiduría irónica de Qohélet, puede sacar a la luz el engaño de una verdad de la mente, desprovista de afecto por la justicia. "Ánimo a todos nosotros, los ancianos", exhortó el Papa, "tenemos una misión muy grande en el mundo, pero no nos refugiemos en ese idealismo no concreto, no real, sin raíces, digámoslo claramente: en las brujerías de la vida".