Papa: de Jesús una llamada a la conversión para los cristianos "tibios", "cómodos" y "de apariencia"
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Jesús hace tres "llamadas a la conversión" y las dirige a los cristianos "tibios", a los "cómodos" y a aquellos "de apariencia" y es una invitación que la Iglesia renueva en estas últimas semanas del Año litúrgico. Lo dijo el Papa Francisco en la homilía de la misa celebrada hoy en la casa S. Marta, partiendo de un paso del Apocalipsis de Juan y del encuentro entre Jesús y Zaqueo.
En la primera lectura, observó, el Señor pide a los cristianos de Laodicea que se conviertan porque cayeron en "torpor". Viven en la "espiritualidad de la comodidad". Y piensan "hago las cosas como puedo, pero estoy en paz, que nadie venga a molestarme con cosas raras. Quien vive así piensa que no "le falta nada: voy a misa los domingos, rezo alguna veces, me siento bien, estoy en gracia de Dios, soy rico2 y "no necesito nada, estoy bien". Este "estadio de ánimo es un estado de pecado. La comodidad espiritual es un estado de pecado". Y a éstos el Señor "no le ahorra palabras" y les dice. "Porque eres tibio, estoy a punto de vomitarte de mi boca". Sin embrago le da un consejo "vestirse" porque "los cristianos estamos todos desnudos".
Luego "hay uns segunda llamada" a "aquellos que viven de las apariencias, los cristianos de las apariencias". Estos se creen vivos, pero están muertos. Y a ellos el Señor les pide de estar vigilando. "Las apariencias- dijo el Papa- son el sudario de estos cristianos: están Muertos". Y el Señor los "llama a la conversión". Yo, ¿soy uno de estos cristianos de las apariencias? ¿Estoy vivo adentro, tengo una vida espiritual? ¿Siento al Espíritu Santo, escucho al Espíritu Santo, voy para adelante, o...? Pero, si todo aparece bien, no tengo nada para reprocharme: tengo una buena familia, la gente no habla mal de mí, tengo todo lo necesario, estoy casado por iglesia... estoy en "gracia de Dios", estoy tranquilo. ¡Las apariencias! Cristianos de apariencia...¡Están muertos! Pero, buscar algo vivo adentro y con la memoria y la vigilancia, robustecer esto para que vaya adelante. Convertirse: de las apariencias a la realidad. Del torpor al fervor".
La tercera llamada a la conversión es con Zaqueo, "jefe de los publicanos y rico". "Es un corrupto, trabajaba para los extranjeros, para los romanos, traicionaba a su patria". "Era como tantos dirigentes que nosotros conocemos: corruptos. Estos que, en vez de servir al pueblo, explotan al pueblo para servirse a sí mismos. Hay algunos, en el mundo. Y la gente no lo quería. Este, sí no era tibio, no estaba muerto. Estaba en estado de putrefacción. Propiamente corrupto. Pero escuchó algo dentro de sí: pero este curandero, este profeta que dicen que habla tan bien, lo quisiera ver, por curiosidad. El Espíritu Santo es vivo, ¡Eh! Y le sembró la semilla de la curiosidad, y aquel hombre para verlo se pone un poco en ridículo. Piensen en un dirigente que sea importante- este era jefe- pero, subirse a un árbol para mirar una procesión: pero piensen: ¡Qué ridículo! Zaqueo" no tuvo vergüenza". Quería verlo y adentro "trabajaba el Espíritu Santo". Y luego "la Palabra de Dios entró en su corazón y con la Palabra, la alegría". "Aquellos de la comodidad y los de la apariencia habían olvidado lo que era la alegría; este corrupto la recibe inmediatamente", "el corazón cambia, se convierte". Y así Zaqueo promete que restituirá cuatro veces más de lo que ha robado. "Cuando al conversión llega al bolsillo, está segura. ¿Cristianos de corazón? Sí, todos. ¿Cristianos de alma? Todos. Pero, cristianos de los bolsillos, pocos, ¡Eh! Pocos. Pro, la conversión... y aquí, llegó enseguida: la palabra auténtica. Se convirtió. Pero delante de esta palabra, la otra palabra, de aquellos que no querían la conversión, que no querían convertirse: "mirando esto, murmuraban: "¡Entró en la casa de un pecador!": se ensució, perdió la pureza. Debe purificarse porque entró en la casa de un pecador".
Son "tres las llamadas a la conversión" que el mismo Jesús hace a los "tibios", a aquellos de la comodidad, a aquellos de la apariencia. A aquellos que se creen ricos pero que son pobres, no tienen nada, están muertos". La Palabra de Dios "es capaz de cambiar todo", pero "no siempre tenemos el coraje de creer en la Palabra de Dios, de recibir esa Palabra que nos cura desde adentro". La Iglesia, concluyó, quiere que en estas últimas semanas del Año litúrgico "pensemos mucho, muy seriamente en nuestra conversión, para que podamos ir para adelante en el camino de nuestra vida cristiana, de custodiarla, de vigilar y también de obedecer a la Palabra de Dios, para que empecemos una vida nueva, convertida".
02/05/2017 13:54
23/12/2015