Papa: con el Bautismo todos somos llamados a ser misioneros.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Con el Bautismo y la posterior incorporación en el Pueblo de Dios que "marcha en la historia", "todos en la Iglesia son discípulos y todos somos misioneros en el lugar que el Señor nos ha dado". Todo porque "el discípulo es también el más grande y el más pequeño es un misionero" y "la nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de todos, de todo el pueblo de Dios, un nuevo protagonismo de los bautizados, de cada uno de los bautizados".
También el Bautismo de la catequesis propuesta por el Papa Francisco a las 50 mil personas presentes en la Plaza de San Pedro para la audiencia general, que incluye, como es habitual, el paso del Papa en el auto descubierto, saludando, bendiciendo y besando bebés.
El Papa, que ha iniciado una serie de reflexiones dedicadas a los sacramentos, como ya la semana pasada ha dedicado sus pensamientos para el sacramento por el cual llegamos a ser "miembros del Cuerpo de Cristo y del Pueblo de Dios".
"En efecto, así como de generación en generación se transmite la vida, del mismo modo también de generación en generación, a través del renacimiento de la fuente bautismal, se transmite la gracia, y con esta gracia el Pueblo cristiano camina en el tiempo, como un río que irriga la tierra y difunde en el mundo la bendición de Dios. Desde el momento en que Jesús dijo esto que hemos escuchado del Evangelio, los discípulos fueron a bautizar y, desde aquel tiempo hasta hoy, hay una cadena en la transmisión de la fe por el Bautismo, y cada uno de nosotros somos el anillo de esta cadena; un paso adelante siempre, como un río que irriga. Y así es la gracia de Dios, y así es nuestra fe, que debemos transmitir a nuestros hijos. Así es el Bautismo. ¿Por qué? Porque el Bautismo nos hace entrar en este Pueblo de Dios, que transmite la fe. Esto es muy importante, Un pueblo de Dios que camina y transmite la fe".
Entrar a formar parte del Pueblo de Dios, dijo el Papa, incluso una dimensión "comunitaria". "Nadie se salva solo. Esto es importante. Nadie se salva solo. Somos comunidad de creyentes, y en esta comunidad experimentamos la belleza de compartir la experiencia de un amor que nos precede a todos, pero que al mismo tiempo nos pide que seamos "canales" de la gracia los unos por los otros, no obstante nuestros límites y nuestros pecados. La dimensión comunitaria no es sólo un "marco", un "contorno", sino que es parte integrante de la vida cristiana, del testimonio y de la evangelización. La fe cristiana nace y vive en la Iglesia, y en el Bautismo las familias y las parroquias celebran la incorporación de un nuevo miembro a Cristo y a su cuerpo, que es la Iglesia".
Ejemplar en este sentido lo que sucedió en Japón, que el Papa ha
revivido, en particular a los cristianos de Oriente Medio de hoy. "Aquella comunidad sufrió una dura persecución a comienzos del siglo
XVII. Hubo numerosos mártires, los miembros del clero fueron expulsados y
millares de fieles fueron asesinados. Entonces la comunidad se retiró a la
clandestinidad, conservando la fe y la oración en el ocultamiento. Y cuando
nacía un niño, el papá o la mamá lo bautizaban, porque todos nosotros podemos
bautizar.
Cuando después de aproximadamente dos siglos y medio - 250 años después - los
misioneros volvieron a Japón, millares de cristianos salieron a la luz y la
Iglesia pudo reflorecer. ¡Habían sobrevivido con la gracia de su Bautismo! Pero
esto es grande, ¿eh? El Pueblo de Dios transmite la fe, bautiza sus hijos y va
adelante. Y habían mantenido, aún en secreto, un fuerte espíritu comunitario,
porque el Bautismo los había hecho transformar en un sólo cuerpo en Cristo:
estaban aislados y escondidos, pero eran siempre miembros de la Iglesia.
¡Podemos aprender tanto de esta historia!".
Una exhortación repetida, al momento de saludar a los fieles de lengua árabe, provenientes de Jordania y Tierra Santa : "aprendamos de la Iglesia japonesa que a causa de las persecuciones del siglo XVII se retiraron a la clandestinidad por cerca de dos siglos y medio, pasando de una generación a otra la llama de la fe siempre encendida. Las dificultades y persecuciones, cuando se experimentan con expectativas, confianza y esperanza, purifican y fortalecen la fe. Sed verdaderos testigos de Cristo y de su Evangelio, verdaderos hijos de la Iglesia, siempre listo a dar razón de vuestra esperanza, con amor y respeto. El Señor custodie vuestra vida, y os bendiga".