Papa: cierra el Año de la Fe, Cristo es el centro de la creación, del pueblo y de la historia
Ciudad del vaticano (AsiaNews)- Con la afirmación de la "centralidad de Cristo. Cristo centro de la creación, Cristo centro del pueblo, Cristo centro de la historia", el Papa Francisco cerró hoy el Año de la fe, abierto el 11 de octubre por Benedicto XVI en el día del 50 aniversario del inicio del Vaticano II y a 20 años de la promulgación del Catecismo de la Iglesia católica. Lo recuerda Francisco: "con tal providencial iniciativa, él ha ofrecido la oportunidad de redescubrir la belleza de aquel camino de fe que ha tenido inicio en el día de nuestro Bautismo, que no ha hecho hijos de Dios y hermanos en la Iglesia. Un camino que tiene por meta final el encuentro pleno con Dios y durante el cual el Espíritu Santo nos purifica, nos eleva, nos santifica, para hacernos entrar en la felicidad a la cual anhela nuestro corazón".
Son muchos los signos que evidencian la solemnidad del momento, a partir de la exposición, por primera vez de las reliquias de San pedro. Están dentro un urnita de bronce que tiene escrito "Ex ossibus in Arcibasilicae Vaticanae hipogeo inventa Beati Petri Apostoli esse putantur" (De los huesos encontrados en el hipogeo de la Basílica Vaticana, que son considerados como las del beato Apóstol Pedro"). El Papa Francisco la tiene entre sus manos, mientras casi 100 mil presentes cantan el Credo.
Entre los 1.200 concelebrantes, están también los patriarcas y Arzobispos Mayores de las Iglesias Orientales. Su presencia da al Papa ocasión para un pensamiento hacia los cristianos de oriente. "El intercambio de la paz, que ellos hacen-dice- quiere significar ante todo, el reconocimiento del Obispo de Roma para estas Comunidades, que han confesado el nombre de Cristo con una ejemplar fidelidad, a menudo pagada a caro precio. Del mismo modo- agrega- a través de ellos con este gesto trato de llegar a todos los cristianos que viven en Tierra Santa, en Siria y en todo Oriente, al fin de obtener para todos el don de la paz y de la concordia". Y en el Ángelus invocará "la protección de María, especialmente por nuestros hermanos y hermanas que son perseguidos a causa de su fe"
Hay una preocupación por Oriente también en la colecta de los fieles-por otro lado inusual en las celebraciones en S. Pedro- destinada a las poblaciones golpeadas por el tifón Haiyan.
Luego se sucede la consigna simbólica de la exhortación apostólica "Evangelium fidei", escrita por Francisco como conclusión del Año de la Fe. Será publicada el martes próximo, 26 de noviembre, pero hoy, antes del Ángelus, el Papa la ha consignado a 36 representantes del Pueblo de Dios procedentes de 18 Países: un obispo, un sacerdote y un diácono elegidos entre los más jóvenes, recién ordenados, religiosos, religiosas que hayan participado en algún modo de este Año: confirmados, un seminarista y una novicia, una familia, a catequistas, un ciego-en CD-rom que permite escucharlo- a jóvenes, exponentes de confraternidades, movimientos y al final a dos artistas Etsuro Sotoo, escultor japonés famoso por su colaboración en la Sagrada Familia de Barcelona y a Anna Gulak- joven pintora polaca- y a dos periodistas.
Y al final, en el Ángelus dijo: "nuestro pensamiento reconocido va hacia los misioneros que en el curso de los siglos, han comunicado y anunciado el Evangelio y esparcido la semilla de la fe por todas partes del mundo".
La homilía de Francisco, en la solemnidad e Cristo Rey del universo, se centró justo sobre la fe. "El Apóstol Pablo no ofrece una visión muy profunda de la centralidad de Jesús. Nos lo presenta como el Primogénito de toda la creación: en Él, por medio de Él y en vista de Él fueron creadas todas las cosas. Él es el centro de todas las cosas, es el principio. Dios ha dado a Él la plenitud, la totalidad, para que en él sean reconciliadas todas las cosas".
"Esta imagen nos hace entender que Jesús es el centro de la creación y por lo tanto la actitud que se le pide al creyente, si quiere ser tal, es aquel de reconocer y de acoger en la vida esta centralidad de Jesucristo, en los pensamientos, en las palabras y en las obras. Cuando se pierde este centro, porque se lo substituye con algo distinto, es aquí que derivan en daños solamente, para el ambiente alrededor nuestro y para el hombre mismo".
"Además de ser centro de la creación, Cristo es el centro del Pueblo de Dios. Es cuánto no es demostrado en la primera Lectura, donde se narra el día en el cual las tribus de Israel, fueron a buscar a David y delante del Señor, lo ungieron rey, sobre todo Israel. (Sal. 5,1-3). A través de la investigación de la figura ideal del rey, aquellos hombres buscaban a Dios mismo: un Dios que se hiciese cercano, que aceptase acompañarnos en el camino del hombre, que se hiciese su hermano".
"Cristo, descendiente del rey David es el "hermano" alrededor del cual se construye el pueblo, que cuida de su pueblo, de todos nosotros acuesta de su propia vida. En Él nosotros somos uno, unidos a Él, compartimos un solo camino, un solo destino. En Él tenemos la identidad como pueblo".
"Y, al final, cristo es el centro de la historia de la humanidad y de cada hombre. A Él podemos referir las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de las cuales están entretejidas nuestras vidas. Cuando Jesús está en el centro, aún en los momentos más obscuros de nuestra existencia se iluminan y nos da la esperanza, como sucede para el buen ladrón en el Evangelio de hoy. Mientras todos los otros, se dirigen a Jesús con desprecio. "Si Tú eres el Cristo, el Rey Mesías, sálvate descendiendo del patíbulo!- el otro, el buen ladrón ,que se ha equivocado en toda su vida, se aferra a Jesús crucificado y le dice, implorándolo: "Acuérdate de mí, cuando estés en tu Reino" (Lc.23,42). Jesús le responde y le promete: "Hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lc.23, 43). Jesús sólo pronuncia las palabras de perdón, no aquellas de la condena, y cuando el hombre encuentra el coraje de pedir este perdón, el Señor no deja de lado tal pedido".
"Hoy todos nosotros podemos pensar en nuestra historia, en nuestro camino. Cada uno de nosotros tiene su historia; cada uno de nosotros tiene sus errores, sus pecados, sus momentos felices y sus momentos obscuros. Nos hará bien, en esta jornada, pensar en nuestra historia y mirar a Jesús y desde el corazón repetirle varias veces, pero con el corazón, en silencio, cada uno de nosotros: "Recuérdate de mí, porque tengo ganas de ser bueno, tengo ganas de ser buena, pero no tengo la fuerza, no puedo: ¡soy pecador, soy pecador! ¡Qué bello! Hagamos hoy todos, cada uno en su corazón, tantas veces, digámoslo: "Recuérdate de mí, Señor, Tú que estás en el centro, Tú que estás en tu Reino!".
"La promesa de Jesús al buen ladrón nos da una gran esperanza: nos dice que la gracia de Dios es siempre más abundante de la plegaria que la pidió. El señor dona siempre más, es tan generoso: dona siempre más de cuánto se le pide: ¡Le pides que se acuerde de ti y te lleva a su reino! Jesús es realmente el centro de nuestros deseos de alegría y de salvación. Vayamos todos por este camino". (FP).
23/12/2015
29/08/2020 11:22