Papa: buscar a Dios por amor, no por nuestros intereses
"La obra de Dios es acoger a Aquel a quien el Padre ha enviado, es decir, acogerlo a Él mismo, a Jesús. No es sumar prácticas religiosas u observar preceptos especiales; es acogerlo a Él en la vida, vivir una historia de amor con Jesús. Será Él quien purifique nuestra fe”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - No basta con buscar a Dios, también debemos preguntarnos por qué lo buscamos y "acoger" a Jesús, que es "el pan de vida", con amor. Y el amor, para ser amor, debe ser desinteresado, porque si bien "es justo presentar nuestras necesidades al corazón de Dios”, el verdadero amor es gratuito: “¡no se ama para recibir un favor a cambio!”. Y eso también vale en las relaciones con los demás.
El Papa Francisco hizo hoy esta reflexión antes de rezar el Ángelus desde la ventana de su estudio.
Ante algunos miles de personas que acudieron a la plaza de San Pedro, Francisco comentó el pasaje del Evangelio (Jn 6, 24-35) en el que la gente, después de presenciar el milagro de la multiplicación de los panes, va en busca de Jesús. “Podríamos pensar - señaló - que es algo muy bueno, pero el Evangelio nos enseña que no basta con buscar a Dios, también debemos preguntarnos por qué lo buscamos”.
Debemos preguntarnos “¿por qué buscamos al Señor? ¿Cuáles son las motivaciones de nuestra fe? Necesitamos - dijo - discernir esto, porque entre las muchas tentaciones que tenemos en la vida hay una que podríamos llamar tentación idólatra. Es la que nos impulsa a buscar a Dios para nuestro propio provecho, para solucionar problemas, para tener gracias a Él lo que no podemos conseguir por nosotros mismos. Por interés. Pero de esa manera la fe es superficial y “milagrera”: buscamos a Dios para que nos alimente y después nos olvidamos de Él cuando estamos satisfechos. En el centro de esta fe inmadura no está Dios, están nuestras necesidades, nuestros intereses”.
“Es justo - continuó - presentar nuestras necesidades al corazón de Dios, pero el Señor, que actúa mucho más allá de nuestras expectativas, desea sobre todo vivir con nosotros una relación de amor. Y el amor verdadero es desinteresado, es gratuito: ¡no se ama para recibir un favor a cambio! Eso es interés”.
Y hay "una segunda pregunta, la que la multitud dirige a Jesús: "¿Qué debemos hacer para obrar las obras de Dios?" (v. 28). Es como si la gente, provocada por Jesús, dijera: '¿Cómo podemos purificar nuestra búsqueda de Dios?, ¿Cómo pasar de una fe mágica, que sólo piensa en las propias necesidades, a la fe que agrada a Dios?'. Y Jesús muestra el camino: responde que la obra de Dios es acoger al enviado del Padre, es decir, acogerlo a Él mismo, a Jesús. No es sumar prácticas religiosas u observar preceptos especiales; es acoger a Jesús en la vida y vivir una historia de amor con Él. Será Él quien purifique nuestra fe. No podemos hacerlo por nosotros mismos. Pero el Señor desea una relación de amor con nosotros: antes que las cosas que recibimos y hacemos, está Él, tenemos que amarlo a Él”.
“Hay una relación con Él que va más allá de la lógica del interés y del cálculo. Esto es cierto con respecto a Dios, pero también en nuestras relaciones humanas y sociales: cuando buscamos sobre todo la satisfacción de nuestras necesidades, corremos el riesgo de utilizar a las personas y explotar las situaciones para nuestros fines”. Y una sociedad que se centra en los intereses y no en las personas es una sociedad que no genera vida”.
"El Evangelio nos invita precisamente a que, en vez de preocuparnos sólo por el pan material que nos satisface el hambre, acojamos a Jesús como el pan de vida y, a partir de nuestra amistad con Él, aprendamos a amarnos entre nosotros. Con gratuidad y sin cálculos. Amor gratuito y sin usar a las personas”.
Después de rezar la oración mariana saludó a los presentes y, señalando las banderas del Perú, recordó que el país tiene un nuevo presidente y agregó: "Dios bendiga siempre al Perú".
23/12/2015
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