Papa: aprendamos a escuchar lo que el Espíritu Santo nos dice a nosotros, a nuestra comunidad, a la Iglesia
Una persona que no se deja “inquietar” por el Espíritu “es una persona que tiene una fe fría, una fe ideológica. Su fe es una ideología, eso es lo que sucede”. “¿Pido que me dé la gracia de distinguir lo bueno de lo menos bueno? Porque enseguida se distingue lo bueno de lo malo. Pero está ese mal escondido, que es lo menos bueno, pero que en sí esconde el mal”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Antes de tomar una decisión, pedir y escuchar lo que el Espíritu Santo nos pide como personas, como comunidad, como Iglesia. Aprender a escuchar al Espíritu Santo fue el tema sobre el cual el Papa Francisco habló en la homilía de la misa que celebró esta mañana en la Casa Santa Marta, en vista de la celebración de Pentecostés, el próximo domingo.
El Papa partió de la Primera Lectura, que –dijo- podríamos llamar “el Pentecostés de Éfeso”. La comunidad de Éfeso, de hecho, había recibido la fe pero ni siquiera sabía acerca de la existencia del Espíritu Santo. Era “gente buena, gente de fe”, pero no conocía este don del Padre. Luego, cuando Pablo les impone las manos, desciende sobre ellos el Espíritu Santo y se ponen a hablar en lenguas”.
En efecto, el Espíritu Santo mueve el corazón, tal como se lee en los Evangelios, donde tantas personas –Nicodemo, la hemorroísa, la samaritana, la pecadora- son impulsadas a acercarse a Jesús, precisamente por el Espíritu Santo. “¿Yo soy capaz de escucharlo? ¿Yo soy capaz de pedir inspiración antes de tomar una decisión, o decir una palabra, o de hacer algo? ¿O mi corazón está tranquilo, sin emociones, un corazón fijo? Pues en ciertos corazones, si hiciéramos un electrocardiograma espiritual, el resultado sería lineal, sin emociones. Incluso en los Evangelios están éstos, pensemos en los doctores de la ley: eran creyentes en Dios, sabían todos los mandamientos, pero el corazón estaba cerrado, quieto, no se dejaban inquietar”.
En cambio, exhortó Francisco, hay que “dejarse inquietar por el Espíritu Santo: ‘Eh, sentí esto… ¿Acaso eso es sentimentalismo, padre?’ – ‘No, puede ser, pero no. Si tomas el camino justo, no es sentimentalismo’. ‘Sentí ganas de hacer esto, de ir a visitar a aquel enfermo, o de cambiar de vida y dejar esto…’. Sentir y discernir: discernir lo que siente mi corazón, porque el Espíritu Santo es el maestro del discernimiento. Una persona que no tiene estos movimientos en el corazón, que no hace un discernimiento sobre lo que sucede, es una persona que tiene una fe fría, una fe ideológica. Su fe es una ideología, eso es lo que sucede”. Este era el “drama” de los doctores de la ley que se enfadaban con Jesús.
"¿Y yo?" "¿Pido que me guíe por el camino que debo elegir en mi vida de todos los días? ¿Pido que me de la gracia de distinguir lo bueno de lo que es menos bueno? Porque enseguida se distingue lo bueno de lo malo. Pero está ese mal escondido, que es lo menos bueno, pero que en sí esconde el mal. ¿Pido esa gracia? Yo quisiera sembrar esta pregunta en el corazón de ustedes todos los días”.
Entonces, es necesario preguntarse si cuando “vienen las ganas de hacer algo” se pide al Espíritu Santo que “diga que sí o que no”, o si solamente hacemos “cálculos con la mente”. En el Apocalipsis, el apóstol Juan comienza invitando a las “siete Iglesias” –las siete diócesis de aquel tiempo- a escuchar lo que el Espíritu Santo les dice. “Pidamos también nosotros esta gracia de escuchar lo que el Espíritu Santo dice a nuestra Iglesia, a nuestra comunidad, a nuestra parroquia, a nuestra familia” y a “cada uno de nosotros”, concluyó el Papa, se nos dé “la gracia de aprender este lenguaje de escuchar al Espíritu Santo”.
17/12/2016 13:14
02/05/2017 13:54