Papa: al primado anglicano, "no podemos fingir que nuestra división no sea un escándalo"

Encontrando al arzobispo de Canterbury, Francisco vuelve a afirmar que aunque si "la llegada a la plena unidad pueda parecer un objetivo lejano", esta "permanece siempre como la meta". La importancia del trabajo de las comisiones mixtas y la cooperación en acto contra el tráfico de seres humanos y a las diversas formas de esclavitud moderna.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- "No podemos fingir que nuestra división no sea un escándalo, un obstáculo al anuncio del Evangelio de la salvación del mundo", por lo tanto si "la llegada a la plena unidad pueda parecer un objetivo lejano", ésta "permanece siempre como la meta hacia la cual debemos orientar cada paso del camino ecuménico". El Papa francisco se dirigió así, esta mañana al arzobispo de Canterbury, Justin Welby, con el cual tuvo también un momento de oración en común.

Después de un coloquio privado, en el discurso dirigido al primado de la Comunión anglicana el Papa- recordando el precedente encuentro del 14 de junio del año pasado- entre otras cosas subrayó la importancia del trabajo que están desarrollando la Comisión internacional anglicano-católica para la unidad y la misión, y la cooperación en acto contra el tráfico de seres humanos y a las otras formas de esclavitud moderna.

En el "compromiso por la gran causa de la reconciliación y de la comunión entre los creyentes en Cristo", dijo Francisco, "nuestra vida no raramente está empañada por el peso de nuestras divisiones y nuestra voluntad no siempre libre de ambiciones humanas que a veces acompaña hasta a nuestro deseo de anunciar el Evangelio según el mandamiento del Señor (Cfr. Mt. 28,19).

La llegada a la plena unidad puede parecer un objetivo lejano, pero permanece siempre como la meta hacia la cual debemos orientar cada paso del camino ecuménico que estamos recorriendo juntos. Encuentro aliento en la sabia exhortación del Decreto sobre el Ecumenismo del Concilio vaticano II, que nos llama a llevar adelante nuestras relaciones y nuestra colaboración sin obstaculizar los caminos de la Providencia y sin llevar perjuicio a los futuros impulsos del Espíritu Santo (Cfr. "Unitatis redintegratio",24). Nuestro progreso hacia la plena comunión no será simplemente el resultado de nuestras acciones humanas, sino el libre don de Dios. El Espíritu Santo nos da la fuerza para no perder el coraje y no invita a confiar con total confianza a su potente acción.

Como los discípulos que se esfuerzan en seguir al Señor, sabemos que la fe vino a nosotros a través de muchos testigos. Estamos en deuda hacia los grandes santos, hacia los maestros y comunidades que nos han transmitido la fe en el curso de los siglos y que nos confirman nuestras raíces comunes. Ayer, solemnidad de la Santísima Trinidad, Vuestra Gracia ha celebrado las vísperas en la iglesia de San Gregorio en el Celio, de donde el Papa Gregorio Magno envió al monje Agustín y a sus compañeros a evangelizar a los pueblos de Inglaterra, dando origen a una historia de fe y santidad de la cual se habrían beneficiado muchas otras gentes europeas. Un camino glorioso, del cual permanece profunda huella en instituciones y tradiciones eclesiales que compartimos y que constituyen un fundamento sólido para nuestra fraternidad".

"Cuando nos encontramos por primera vez (en la foto9, Vuestra Gracia, hemos hablado de las comunes preocupaciones y de nuestro dolor frente a los males que afligen a la familia humana. En particular, hemos expresado el mismo horror delante de la plaga del tráfico de seres humanos y de las diversas formas de esclavitud moderna. Agradezco a Vuestra Gracia por el compromiso que Ud. Demuestra en el oponerse a tal intolerable crimen contra la dignidad humana. En este vasto campo de acción, que se presenta en toda su urgencia, se han iniciado significativas actividades de cooperación, ya sea con las autoridades civiles y organizaciones internacionales. Muchas son las iniciativas de caridad nacidas de nuestras comunidades y conducidas con generosidad y coraje en varias partes del mundo. Pienso en particular a la red de acciones contra la trata de mujeres creada por numerosos institutos femeninos. Nos comprometemos a perseverar en la lucha contra la nuevas formas de esclavitud, confiando en poder contribuir a dar alivio a las víctimas y a contrarrestar este trágico comercio. Como discípulos enviados a curar al mundo herido, agradezco a Dios que nos ha hecho capaces de hacer frente común contra esta gravísima plaga, con perseverancia y determinación".