Papa: Una jornada de oración y ayuno por la paz el 23 de febrero
En el Ángelus, el Papa Francisco invita a los cristianos y no, a rezar por la paz en el mundo y sobre todo por la República democrática del Congo y por Sudán del Sur, afligidos por violentas guerras civiles y millones de prófugos. Preguntarse: “¿Qué puedo hacer yo por la paz?”. “Las victorias obtenidas con la violencia son falsas victorias; mientras trabajar por la paz hace bien a todos”. Los milagros de Jesús y el despertar de la fe en las personas que encuentra. El camino es el lugar de la misión de la Iglesia “bajo el signo del ir”. La beatificación de Teresio Olivell, mártir en el lager de Hesbruck. La Jornada de la Vida.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- El Papa Francisco propone a los cristianos del mundo entero una Jornada de oración y ayuno por la paz para el 23 de febrero próximo, primer viernes de cuaresma. Hablando a los peregrinos reunidos en la plaza de san Pedro, después de recitar el Ángelus, Francisco motivó su invitación “delante del trágico continuarse de las situaciones en conflicto en diversas partes del mundo”. La Jornada será ofrecida “en particular por las poblaciones de la República democrática del Congo de Sudán del Sur”.
En Congo (R.D), al rechazo del presidente Joseph Kabila de dimitir al caducar su mandato en diciembre, se sucedieron manifestaciones, enfrentamientos, arrestos y guerras entre milicias que han provocado al menos 4 millones de prófugos.
En Sudán del Sur hay una guerra civil a la cual no son extraños los países vecinos, Uganda y Kenia. También aquí hay al menos 2 millones de prófugos.
“Como en otras ocasiones similares-agregó el pontífice” invito a los hermanos y hermanas no católicos y no cristianos a asociarse a esta iniciativa en la modalidad que considerarán más oportunas”. En el pasado, en setiembre de 2013, el Papa Francisco invitó a los cristianos y a los no cristianos de todo el mundo a unirse para una vigilia de oración por la paz en Siria.
“Nuestro Padre celestial-explicó Francisco-escucha siempre a sus hijos que gritan a Él en el dolor y en la angustia, “sana los corazones afligidos y venda sus heridas” (Sal. 147,3). Dirijo un cordial pedido para que también nosotros escuchemos este grito y cada uno en la propia conciencia, nos preguntemos: ‘¿Qué puedo hacer yo por la paz?’. Seguramente podemos rezar, pero no es todo: cada uno puede decir concretamente ‘no’ a la violencia por cuanto depende de él o de ella. Porque las victorias obtenidas con la violencia son falsas victorias; ¡mientras que trabajar por la paz nos hace bien a todos!”.
Precedentemente, antes de la oración mariana, francisco se detuvo para comentar el Evangelio del domingo (5° del Año, B, Mc. 1,21-39), en el cual “el evangelista Marcos hace resaltar la relación entre la actividad taumatúrgica de Jesús y el despertar de la fe en las personas que encuentra”.
“Marcos hace surgir un significado general de los milagros: la curación del cuerpo mira a la curación del corazón. El episodio por lo tanto contiene también una exhortación válida para cada creyente: una vez liberados del camino del mal y recuperadas las fuerzas como resultado de la intervención de Jesús, es necesario seguir el ejemplo de la suegra de Pedro, que rápidamente se puso al servicio del Señor y de los otros huéspedes”.
Hablando luego a la multitud que se agolpaba delante de la casa donde Jesús se alojaba, Él agregó: “La multitud, marcada por sufrimientos físicos y por miserias espirituales, constituye, por decir así, ‘el ambiente vital’ en el cual actúa la misión de Jesús, hecha de palabras y de gestos que sanan y consuelan Es una humanidad afectada por el sufrimiento, las fatigas y los problemas”: a tal pobre humanidad está dirigida la acción potente, liberadora y renovadora de Jesús”.
“El anuncio del Reino de Dios de parte de Jesús-concluyó- encuentra su lugar más uyo en el camino. A los discípulos que lo buscaban para llevarlo a la ciudad, Él les responde: "Va“os a otros lados, a los pueblos vecinos, para que yo predique también allá” (v 38). Este fue el camino del Hijo de Dios y este será el camino de sus discípulos. El camino como lugar del alegre anuncio del Evangelio, pone a la misión de la Iglesia bajo el lema del “ir”, del “movimiento” y jamás el de lo estático”.
Después del Ángelus, Francisco recordó que ayer, en Vigevano, fue beatificado el joven Teresio Olivelli, asesinado por su fe cristiana en 1945, en el lager de Hersbruck. Él-dijo- dio testimonio de cristo en el amor hacia los más débiles y se une a la larga lista de los mártires del siglo pasado. Su heroico sacrificio sea semilla de esperanza y de fraternidad sobre todo para los jóvenes”.
El pontífice luego se asoció a los obispos italianos en la celebración de hoy de la Jornada por la Vida, que tiene como tema: “El Evangelio de la vida, alegría del mundo”. “Me asocio al Mensaje de los Obispos italianos-dijo- y expreso mi aprecio y aliento a las diversas comunidades eclesiales que en tantos modos promueven y sostiene la vida, en particular al Movimiento por la Vida, y saludo a los representantes aquí presentes”, “no tan numerosos en un mundo en el cual se construyen aramas y en el cual domina la cultura del descarte”.
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