Papa: "Una Iglesia misionera no puede más que estar "en salida", que no tiene miedo de encontrar, de descubrir las novedades
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "Una Iglesia misionera no puede más que estar "en salida", que no tiene
miedo de encontrar, de descubrir las novedades, de hablar de la alegría del
Evangelio. A todos, sin distinción. No para hacer proselitismo, sino para decir
lo que tenemos y que queremos compartir, pero sin forzar". Y
"Salir es no permanecer indiferentes
ante la miseria, la guerra, la violencia de nuestras ciudades, el abandono de
los ancianos, el anonimato de tantas personas necesitadas y a la distancia de
los pequeños". La necesidad que la Iglesia sea misionera, implicando
una opción tanto de los laicos y los niños fue el tema central del discurso que
Francisco hizo hoy ante los participantes en la Conferencia misionera nacional de
la Iglesia en Italia, sobre el tema en el ''ir a Nínive, la gran ciudad".
La llamada al profeta Jonás que tiene miedo de ir a esa ciudad, dijo el Papa,
"lo siento ahora encontrándome con vosotros. Y eso es importante. Cada
generación está llamada a ser misionera" "no puede más que estar "en salida", que no tiene miedo de encontrar, de
descubrir las novedades, de hablar de la alegría del Evangelio. A todos, sin
distinción. No para hacer proselitismo, sino para decir lo que tenemos y que
queremos compartir, pero sin forzar, a todos sin distinción".
"¡Salir, escuchar el clamor de los pobres y distantes, encontrar a todos y
anunciar la alegría del Evangelio".
"La
Iglesia en Italia, las Iglesias particulares en Italia, han hecho mucho. Cada
mañana en la misa en Santa Marta encuentro uno, dos, tres que vienen desde
lejos: "Yo hace muchos años que trabajo en la Amazonía, que trabajo en África,
que trabajo..." Tantos sacerdotes, muchas monjas, muchos laicos fidei donum.
Ustedes tienen esto en la sangre, ¿eh? Es una gracia de Dios. Deben
conservarla, hacerlo crecer y darla en legado a las nuevas generaciones de
cristianos. Una vez vino un anciano sacerdote, era un poco... se veía que el
pobrecillo era muy anciano y un poco enfermo: "¿Cómo está usted?" "Pero, antes
de ser ordenado, desde hace 60 años estoy en el Amazonas". Es grande esto:
dejar todo. Repito una cosa que dije a un cardenal brasileño: "Cuando voy a la
Amazonía - porque él tiene la tarea de visitar las diócesis de la Amazonía -
voy al cementerio a ver las tumbas de los misioneros. Son muchos. Y pienso:
'¡Pero estos pueden ser canonizados ahora!'" Eh, es la Iglesia; ¡son las
iglesias de Italia, ustedes! ¡Gracias! ¡Muchas gracias!"
"La misión - dijo el Papa - es tarea de todos los cristianos, no sólo algunos. ¡Ah! También es la tarea de los niños, ¿eh? En las obras misionales pontificias, los pequeños gestos de los niños educan a la misión. Nuestra vocación cristiana nos pide ser portadores de este espíritu misionero para que se produzca una verdadera "conversión misionera" de toda la Iglesia, como he auspiciado en la Evangelii gaudium".
"Y la Iglesia en Italia ha dado numerosos sacerdotes y laicos fidei donum, que deciden pasar sus vidas para edificar la Iglesia en las periferias del mundo, entre los pobres y distantes. Éste es un regalo para la Iglesia universal y para los pueblos. Los exhorto a no dejarse robar la esperanza y el sueño de cambiar el mundo con el Evangelio, con la levadura del Evangelio, comenzando desde las periferias humanas y existenciales. Salir significa superar la tentación de hablar entre nosotros olvidando los muchos que esperan de nosotros una palabra de misericordia, consuelo y esperanza. El Evangelio de Jesús se realiza en la historia. Jesús mismo era un hombre de la periferia, de aquella Galilea lejana de los centros de poder del Imperio Romano y de Jerusalén. Encontró pobres, enfermos, endemoniados, pecadores, prostitutas, reuniendo a su alrededor un pequeño número de discípulos y algunas mujeres que lo escuchaban y lo servían. Sin embargo, su palabra fue el inicio de un punto de inflexión en la historia, el comienzo de una revolución espiritual y humana, la buena noticia de un Señor muerto y resucitado por nosotros. Y este tesoro, nosotros queremos compartir".
"A
veces, también en la Iglesia somos tomados por el pesimismo, que arriesga con
privar del anuncio del Evangelio a muchos hombres y mujeres. ¡Vayamos hacia
adelante con esperanza! Los muchos misioneros mártires de la fe y de la caridad
nos muestran que la victoria está sólo en el amor y en una vida dedicada al
Señor y a los demás, a partir de los pobres. Los pobres son compañeros de viaje
de una Iglesia en salida, porque son los primeros que ella encuentra. Los
pobres son también sus evangelizadores, porque les indican aquellas periferias
donde el evangelio debe aún ser proclamado y vivido. Salir es no permanecer
indiferentes ante la miseria, la guerra, la violencia de nuestras ciudades, el
abandono de los ancianos, el anonimato de tantas personas necesitadas y a la
distancia de los pequeños. Salir y no tolerar que en nuestras ciudades
cristianas haya muchos niños que no sepan cómo hacerse la señal de la cruz.
Esto es salir. Salir es ser agentes de paz, aquella "paz" que el Señor nos da
cada día y que el mundo tanto necesita. Los misioneros nunca renuncian al sueño
de la paz, incluso cuando viven en las dificultades y en las persecuciones, que
hoy vuelven a sentirse con fuerza. He encontrado en días pasados a los obispos
de Oriente Medio, también párrocos- dos - de las ciudades más, más afectadas
por la guerra de Oriente Medio, estaban alegres en el servir a estas personas.
Sufrían por lo que estaban pasando, pero tenían la alegría del Evangelio".
25/04/2017 14:07