Papa: Recordarse del propio bautismo, no hay que considerarlo como un hecho del pasado
En el Ángelus en la fiesta del Bautismo del Señor, el Papa Francisco invoca “la materna protección de la madre de Dios” para los niños bautizados esta mañana y por aquellos bautizados recientemente. “La gran humildad de Jesús”, su disponibilidad “en sumergirse en el río de la humanidad, a tomar sobre sí las faltas y las debilidades de los hombres”. “Es el Espíritu que abre los ojos del corazón a la verdad, toda la verdad”. Recordar la fecha de nuestro bautismo. El saludo a los fieles provenientes de Corea del Sur.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “La fiesta de hoy del bautismo del Señor…nos invita a pensar en nuestro bautismo”, a no considerarlo sólo como “un hecho que sucedió en el pasado”, sino la carta de identidad del creyente”. Son los puntos salientes desarrollados por el Papa Francisco en su reflexión antes de la oración del Ángelus con los peregrinos en la plaza de S. Pedro. Precedentemente, esta mañana, Francisco había celebrado la misa en la Capilla Sixtina, administrando el bautismo a 34 niños y niñas. Después de la oración mariana, él recordó este evento y sobre aquellos niños “y sobre todos los niños que fueron bautizados recientemente” ha invocado “la materna protección de la Madre de Dios, para que, ayudados por el ejemplo de sus padres, de los padrinos y de las madrinas, crezcan como discípulos del Señor”.
En su reflexión, refiriéndose a la misa de hoy (Mt 1,7-11), Francisco subrayó sobre todo “la gran humildad de Jesús”. “Aquel que no había pecado, en el ponerse en fila con los penitentes, mezclado entre ellos para ser bautizado en las aguas del río. Haciendo así, Él manifestó lo que habíamos celebrado en la Navidad: la disponibilidad de Jesús de sumergirse en el río de la humanidad, tomar sobre sí las faltas y las debilidades de los hombres, a compartir su deseo de liberación y de superación de todo aquellos que nos aleja de Dios y rinde como extraños a los hermanos”.
Él luego agregó el valor del Espíritu Santo: “Es el Espíritu el artífice del bautismo que abre nuestros ojos del corazón a la verdad, a toda la verdad”. Es el Espíritu que “Empuja nuestras vidas en el camino de la caridad. Es el don que el Padre nos ha entregado a cada uno de nosotros en el día de nuestro bautismo. Él, el Espíritu, nos transmite la ternura del perdón divino. Y es también Él, el Espíritu Santo, que hace resonar la Palabra reveladora del Padre: «Tú eres mi Hijo amado: en el cual me he complacido (v.11)”.
De aquí, la importancia del “recordar el propio bautismo”. “Olvidarlo-dijo-significa significa exponerse al riesgo de perder la memoria de aquello que el Señor nos dijo, terminando por considerarlo como un hecho que sucedió en el pasado…Gracias al bautismo, somos también capaces de perdonar y amar a quien nos ofende y quien no haga algo malo; logramos reconocer en los últimos y en los pobres el rostro del Señor que nos visita y nos acerca. En concreto, aquel día constituye la comprometida carta de identidad del creyente”.
Hablando libremente: “No puedo preguntarles –dijo dejando los papeles de lado – si ustedes se acuerdan del día de su bautismo, éramos niños. Fuimos bautizados de niños. Pero ustedes, ¿saben la fecha de su bautismo? ¿Conocen en qué día fueron bautizados? Que cada uno piense. Y si no conocen la fecha, o la han olvidado, volviendo a casa pregunten a la mamá, a la abuela. Y esa fecha deberemos tenerla siempre en nuestra memoria, es la fecha de nuestra santificación inicial, es la fecha en la que el Padre nos ha dado el Espíritu Santo que nos empuja a caminar. Es la fecha del gran perdón…”
Entre los saludos finales, él citó en particular a algunos “fieles provenientes de Corea del Sur”.
02/05/2017 13:54