Papa: Que el Adviento sacuda nuestros prejuicios con respecto a Dios y a nuestros hermanos
En el Ángelus en la Plaza de San Pedro bendijo las imágenes del Niño Dios: "Pídanle que traiga un rayo de paz al mundo entero". Volvió a llamar a la reconciliación tras las nuevos enfrentamientos en Sudán del Sur, donde se espera al pontífice a principios de febrero. El saludo a la gente de la montaña de la que debemos aprender “el sentido de comunidad y la capacidad de caminar juntos”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - “Dios es siempre más grande de como lo imaginamos; las obras que realiza son sorprendentes respecto a nuestros cálculos; su acción siempre es diferente, supera nuestras necesidades y nuestras expectativas; y por eso no debemos dejar nunca de buscarlo y de convertirnos a su verdadero rostro", dijo hoy el Papa Francisco a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus. Este domingo renovó con los niños de los oratorios romanos la tradicional bendición de las imágenes del Niño Jesús para sus pesebres.
“Los invito a rezar delante del pesebre para que la Navidad del Señor lleve un rayo de paz a los niños de todo el mundo -les dijo Francisco- y especialmente a los que están obligados a vivir los días terribles y oscuros de la guerra, esta guerra en Ucrania que destruye tantas vidas, tantas vidas y tantos niños”. Pero al mismo tiempo también hizo un llamamiento por las poblaciones africanas de Sudán del Sur -país que el pontífice se dispone a visitar a principios de febrero junto con el arzobispo de Canterbury y el moderador de la Iglesia de Escocia- donde han vuelto a estallar violentos enfrentamientos en últimos días “Que cesen los ataques y se respete a los civiles”, dijo el Papa.
Antes del Ángelus el Papa comentó el pasaje evangélico que hoy propone la liturgia y se detuvo en la figura de Juan Bautista a quien -en la oscuridad de la prisión- le asaltan las dudas sobre si Jesús es realmente el Mesías. “Nos asombra -observó- que esto le suceda precisamente a Juan, que había bautizado a Jesús en el Jordán y lo había señalado a sus discípulos como el Cordero de Dios. Eso significa que hasta el más grande de los creyentes atraviesa el túnel de la duda. Y no es algo malo, al contrario, a veces es esencial para el crecimiento espiritual”.
Francisco citó al respecto las palabras del teólogo Henri de Lubac, quien decía que a Dios "hay que redescubrirlo por etapas... a veces creyendo perderlo". “Eso es lo que hace el Bautista –comentó el Papa–, ante la duda, vuelve a buscarlo, le pregunta, 'discute' con Él y finalmente lo vuelve a descubrir”. Pero también nosotros -añadió- "a veces podemos encontrarnos en esa misma situación, en una cárcel interior, incapaces de reconocer la novedad del Señor, al que tal vez tengamos prisionero de la presunción de saber ya todo sobre Él. Quizás también nosotros tenemos el impulso de decirle: '¿Eres realmente Tú, tan humilde, el Dios que viene a salvarnos?'. No entiendo. Y algo similar nos puede pasar también con los hermanos: tenemos nuestras ideas, nuestros prejuicios y ponemos etiquetas rígidas a los demás”.
Por eso invitó a vivir el Adviento como "un tiempo de inversión de perspectivas, para poder asombrarnos de la grandeza de la misericordia de Dios"; "un tiempo en el que, en vez de pensar en regalos para nosotros, podemos donar palabras y gestos de consolación a quién está herido, como hizo Jesús con los ciegos, los sordos y los cojos".
Cuando saludó a los fieles al terminar el encuentro, el Papa se refirió a la joven Isabel Cristina Mrad Campos, quien murió a los 20 años en 1982 "por odio a la fe, por haber defendido su dignidad de mujer y el valor de la castidad", que ayer fue proclamada beata en Brasil. “Que su heroico ejemplo estimule a los jóvenes -añadió- a dar generoso testimonio de la fe y la alegría del Evangelio”. Recordó luego que hoy se festeja el Día Mundial de la Montaña, que este año se centra en la contribución de las mujeres. Francisco alentó a aprender de los montañeses "el sentido de comunidad y la capacidad de caminar juntos".
23/12/2015