Papa: Pascua, ‘Él irá delante de ustedes a Galilea y allí lo verán’
El papa Francisco celebró la Vigilia pascual en el altar de la cátedra. “Ir a Galilea” significa poder “empezar de nuevo”. “Y en estos meses oscuros de pandemia oímos al Señor resucitado que nos invita a empezar de nuevo, a no perder nunca la esperanza”. “La fe no es un repertorio del pasado, Jesús no es un personaje obsoleto”. Galilea es “el lugar de la vida cotidiana,…Jesús, el Resucitado, nos ama sin límites y visita todas las situaciones de nuestra vida”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – “Él irá delante de ustedes a Galilea y allí lo verán”: esta frase, tomada del evangelio de la liturgia de la noche de Pascua fue el centro de la homilía del papa Francisco durante la Vigilia pascual. Debido a las normas para prevenir la propagación del Covid, el rito se celebró al pie del altar de la Confesión (la ceremonia del fuego) y luego en el altar de la cátedra. Todos los celebrantes, acólitos y monaguillos, a excepción del papa, llevaron mascarilla; alrededor de 200 fieles asistieron, respetando el distanciamiento social. No hubo bautismos de adultos, como marca la tradición.
Luego de las lecturas bíblicas y la proclamación del evangelio (Marcos 16,1-7), el papa pidió a todos acoger “la invitación de Pascua: vayamos a Galilea, donde el Señor resucitado nos precede. Pero, ¿qué significa ‘ir a Galilea’?”.
“Ir a Galilea significa, ante todo, empezar de nuevo. Para los discípulos fue regresar al lugar
donde el Señor los buscó por primera vez y los llamó a seguirlo… El Resucitado les dice: “Volvamos a comenzar desde donde habíamos empezado. Empecemos de nuevo. Los quiero de nuevo conmigo, a pesar y más allá de todos los fracasos”. En esta Galilea experimentamos el asombro que produce el amor infinito del Señor, que traza senderos nuevos dentro de los caminos de nuestras derrotas”.
“Recomenzar”, este es “este es el primer anuncio de Pascua que quisiera ofrecerles: siempre es posible volver a empezar, porque existe una vida nueva que Dios es capaz de reiniciar en nosotros más allá de todos nuestros fracasos… Y en estos meses oscuros de pandemia oímos al Señor resucitado que nos invita a empezar de nuevo, a no perder nunca la esperanza”.
“Ir a Galilea… significa recorrer nuevos caminos. Es moverse en la dirección opuesta al sepulcro… Muchos viven la “fe de los recuerdos”, como si Jesús fuera un personaje del pasado, un amigo de la juventud ya lejano, un hecho ocurrido hace mucho tiempo, cuando de niño asistía al catecismo. Una fe hecha de costumbres, de cosas del pasado, de hermosos recuerdos de la infancia, que ya no me conmueve, que ya no me interpela. Ir a Galilea, en cambio, significa aprender que la fe; para que esté viva, debe ponerse de nuevo en camino... Debe reavivar cada día el comienzo del viaje, el asombro del primer amor”.
Y de aquí surge “el segundo anuncio de Pascua: la fe no es un repertorio del pasado, Jesús no es un personaje obsoleto. Él está vivo, aquí y ahora. Camina contigo cada día, en la situación que te toca vivir, en la prueba que estás atravesando, en los sueños que llevas dentro. Abre nuevos caminos donde sientes que no los hay, te impulsa a ir contracorriente con respecto al remordimiento y a lo “ya visto”. Aunque todo te parezca perdido, déjate alcanzar con asombro por su novedad: te sorprenderá”.
“Ir a Galilea significa, además, ir a los confines. Porque Galilea es el lugar más lejano; en esa región compleja y variopinta viven los que están más alejados de la pureza ritual de Jerusalén. Y, sin embargo, fue desde allí que Jesús comenzó su misión, dirigiendo su anuncio a los que bregan por la vida de cada día, a los excluidos, a los frágiles, a los pobres”.
Galilea, entonces, es “el lugar de la vida cotidiana… el tercer anuncio de Pascua: Jesús, el Resucitado, nos ama sin límites y visita todas las situaciones de nuestra vida. Él ha establecido su presencia en el corazón del mundo y nos invita también a sobrepasar las barreras, a superar los prejuicios, a acercarnos a quienes están junto a nosotros cada día, para redescubrir la gracia de la cotidianidad. Reconozcámoslo presente en nuestras Galileas, en la vida de todos los días. Con Él, la vida cambiará. Porque más allá de toda derrota, maldad y violencia, más allá de todo sufrimiento y más allá de la muerte, el Resucitado vive y gobierna la historia”.
“Hermano, hermana, -concluyó Francisco- si en esta noche tu corazón atraviesa una hora oscura, un día que aún no ha amanecido, una luz sepultada, un sueño destrozado, abre tu corazón con asombro al anuncio de la Pascua: “¡No tengas miedo, Él resucitó! Te espera en Galilea”. Tus expectativas no quedarán sin cumplirse, tus lágrimas serán enjugadas, tus temores serán vencidos por la esperanza. Porque el Señor te precede, camina delante de ti. Y, con Él, la vida comienza de nuevo”.
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