Papa: "Nunca como ahora" sirve el diálogo con el Islam, porque el conocerse y aceptar las diferencias es estar en contra de la violencia
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "Nunca como ahora" se advierte la necesidad de la formación de un diálogo con los musulmanes, "porque el antídoto más eficaz contra cualquier forma de violencia es la educación para el descubrimiento y la aceptación de la diferencia como riqueza y fecundidad". Esto requiere una actitud de "escucha" para ser capaces de entender los valores de los que el otro es un portador y, por tanto, "la formación adecuada para que, firme en su identidad, pueda crecer en el entendimiento mutuo", pero también exige "no caer en las trampas de un sincretismo conciliador, pero, al final, vacío y un presagio de un totalitarismo sin valores".
Son las características que deben tener el diálogo con los musulmanes, indicadas hoy por Francisco en su discurso a los participantes en el encuentro promovido por el Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos (PISAI) para conmemorar el 50 aniversario de la apertura de 'Instituto sobre el tema: Estudiar y comprender la religión del otro.
"En los últimos años - dijo el Papa - a pesar de algunas incomprensiones y dificultades, se han dado pasos hacia adelante en el diálogo interreligioso, también con los fieles del Islam. Para este ejercicio es esencial escuchar. No es sólo una condición necesaria en un proceso de entendimiento mutuo y la coexistencia pacífica, sino también es un deber pedagógico con el fin de ser "capaces de reconocer los valores de los demás, de comprender las inquietudes que subyacen a sus reclamos y de sacar a la luz, las convicciones comunes" (Exort. ap. Evangelii gaudium, 253). En la base de todo esto está la necesidad de garantizar una formación adecuada, firme en su identidad, podemos crecer en el entendimiento mutuo".
"Debemos tener cuidado de no caer en el sincretismo conciliador, pero, al final, vacío y presagio de un totalitarismo sin valores (ibid, 251; 253). Un enfoque práctico complaciente, "que dice sí a todo para evitar problemas"(ibid., 251), terminando por ser "una manera de engañar al otro y negarle el beneficio de lo que se ha recibido como regalo para compartir generosamente"(ibid.). Esto nos invita, en primer lugar, para volver a los fundamentos".
"Cuando llegamos a una persona que profesa con convicción su propia religión, su testimonio y su pensamiento nos desafían y nos llevan a preguntarnos sobre nuestra propia espiritualidad. Al comienzo del diálogo está, por lo tanto, el encuentro. A partir de ello se genera primero el conocimiento del otro. Si, de hecho, se supone que todos pertenecemos a la naturaleza humana, se puede superar los prejuicios y la mentira y se puede comenzar a entender al otro de acuerdo con una nueva perspectiva".
"La historia del Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos va en este sentido. No sólo aceptar lo que se dice en la superficie, dando lugar a los estereotipos y prejuicios. El trabajo académico, el resultado del esfuerzo diario, va a investigar las fuentes, para llenar las lagunas, para analizar la etimología, para proponer una hermenéutica de diálogo y, a través de un enfoque científico inspirado por la maravilla y asombro, es capaz de no perder el compás del respeto mutuo y la estima recíproca. Con esta premisa, se acerque al otro de puntillas sin levantar polvo que oscurece la visión. Los cincuenta años de PISAI en Roma - después de su nacimiento y los primeros desarrollos en Túnez, gracias a la gran labor de los Misioneros de África -demuestran en qué medida la Iglesia universal, en el clima de renovación postconciliar, ha comprendido la necesidad inminente de una institución dedicada expresamente a la investigación y la formación de un diálogo con los musulmanes. Tal vez ahora más que nunca se siente esa necesidad, porque el antídoto más eficaz contra cualquier forma de violencia es la educación para el descubrimiento y la aceptación de la diferencia como riqueza y fertilidad".
"Esta tarea no es fácil, pero nace y crece a partir de un fuerte sentido de la responsabilidad. El diálogo islámico-cristiano, en particular, requiere paciencia y humildad que acompañen a un estudio a fondo, ya que la aproximación y la improvisación puede ser contraproducente o incluso causar incomodidad y la vergüenza. Necesitamos un compromiso a largo plazo y continúo para no estar impreparados en diferentes situaciones y en diferentes contextos. Por esta razón se requiere una formación específica, que no se limite al "análisis sociológico, sino que tenga las características de un viaje entre las personas pertenecientes a religiones que, aunque de diferentes maneras, se refieren a la paternidad espiritual de Abraham. La cultura y la educación no son secundarios en un verdadero proceso de acercamiento hacia el otro que respete a cada persona, "su vida, la integridad física, la dignidad y los derechos que la caracterizan, su reputación, sus propiedades, su identidad étnica y cultural, sus ideas y sus políticas" (Mensaje para el final del Ramadán, 10 de julio de 2013).
Este instituto es muy valioso entre las instituciones académicas de la Santa Sede, y tiene que ser conocido aún más. Mi deseo es llegar a ser cada vez más un punto de referencia para la formación de los cristianos que trabajan en el campo del diálogo interreligioso"." En la feliz ocasión de este jubileo. - concluyó el Papa - espero que la comunidad del PISAI no olvide nunca el deber primario de escucha y diálogo, fundado sobre la identidad clara, sobre la búsqueda apasionada, paciente y rigurosa de la verdad y de la belleza, esparcidas por el Creador en el corazón de cada hombre y cada mujer, y realmente visible en cada auténtica expresión religiosa".
23/12/2015
05/04/2017 12:15