Papa: No a los cristianos "estacionados". El valor de la esperanza

En la Misa en Casa Santa Marta, el Papa Francisco exhortó a caminar en la esperanza, que es como "un ancla" a la que estamos apegados. "Vivir por la esperanza, siempre mirando hacia el futuro con valor... incluso cuando todo parece oscuro". Los "cristianos cerrados, son egoístas."

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – La del cristiano es "una vida corajuda" anclada ahora en la esperanza. Lo contrario es un cristianismo perezoso, en la que los fieles están "estacionados", como "en la nevera." Esta es la exhortación que el Papa Francisco ha expresado esta mañana durante la misa en la Casa Santa Marta, al comentar las lecturas del día, que incluía un pasaje de la Carta a los Hebreos (6: 10-20). "El valor de ir hacia adelante -dijo - debe ser nuestra actitud hacia la vida, ta como los que entrenan en el estadio para ganar." Sin embargo, la lectura también habla de la pereza que es lo contrario de coraje.

"Los cristianos perezosos - dijo - los cristianos que no tienen el deseo de avanzar, los cristianos que no luchan para hacer que las cosas cambian, las cosas nuevas, cosas que nos haría bien a todos, que cambiarían las cosas. Ellos son perezosos, los cristianos estacionados: encuentra en la Iglesia un buen aparcamiento. Y cuando digo cristianos digo laicos, sacerdotes, obispos... Todos. ¡Hay cristianos estacionados! Para ellos la Iglesia es un estacionamiento que mantiene la vida y siguen adelante con todas las garantías posibles. Pero estos cristianos todavía me hacen pensar en una cosa que un niño dijo a nosotros los abuelos: 'Tenga cuidado con el agua quieta, la que no fluye, es la primero en corromperse'".

Además de la imagen de "aparcamiento", el Pontífice también utilizó la imagen de "vivir en la nevera ... para que todo siga así" y la de "jubilación": "¡pasar toda su vida en el retiro es feo!".

El valor proviene de la esperanza que - en palabras de la Carta a los Hebreos - es "un ancla" a la cual aferrarse para luchar incluso en tiempos difíciles.

"Este es el mensaje de hoy: la esperanza, esa esperanza que no defrauda, que va más allá. Y dice: una esperanza que ‘es el ancla segura y firme para nuestras vidas'. La esperanza es el ancla: la tiramos y nos aferramos a la cuerda, pero allí, para ir allí. Esta es nuestra esperanza. No hay que pensar: "Sí, pero, es el cielo, ah qué bueno, me quedo...". No. La esperanza es luchar, aferrándose a la cuerda, para llegar allí. En la lucha diaria la esperanza es la virtud de los horizontes, ¡no de encerrarse! Tal vez es la virtud que menos se entiende pero es la más fuerte. La esperanza: vivir en la esperanza, vivir por la esperanza, siempre mirando al futuro con coraje. ‘Sí, padre - algunos de ustedes podrían decir - pero hay momentos malos, donde todo parece oscuro, ¿qué debo hacer?'. Aferrarse a la cuerda y soportar".

Y reitera: los cristianos valientes, tan a menudo malos, pero "todos malos", "malos que van adelante", mientras que "los encerrados no hacen mal" Y cuando "no se puede caminar, porque todo es oscuro, todo está cerrado", tienen que soportar, tienen que perseverar.

Concluyó: "Preguntémonos: ¿Cómo estoy? ¿cómo es mi vida de fe? ¿Es una vida de horizontes, de esperanza, de coraje, de ir hacia adelante o es una vida tibia que ni siquiera sabe soportar los malos tiempos? Y que el Señor nos de la gracia, como pedimos en la Oración Colecta, para superar nuestro egoísmo porque somos cristianos estacionados, cristianos encerrados, somos egoístas. Nos miramos sólo a sí mismos, no sabemos levantar la cabeza para mirarlo a Él. ¡Que el Señor nos dé esta gracia".