Papa: Llamamiento a todas las partes a tener encendida la llama del diálogo y del autocontrol

Llamamiento de Francisco mientras “En tantas partes del mundo se siente el terrible aire de tensión”. Con el nacimiento de Jesús ha querido “introducirnos en su relación filial con el Padre”, hacernos capaces de volvernos santos en el amor, en respuesta a su llamada.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Llamamiento del Papa a “todas las partes a mantener encendida la llama del diálogo y del autocontrol y evitar la sombra de la enemistad”, mientras que “en tantas partes del mundo se siente el terrible aire de destrucción”. Palabras dirigidas, después de recitar el Ángelus, “a todas las partes en causa”, sin nombrar a los EEUU e Irán a los cuales, evidentemente, su pensamiento se dirigía. Ya ayer, en un tuit Francisco había dicho: “Debemos creer que el otro tiene la misma necesidad de paz. No se obtiene la paz si no se la espera. ¡Pidamos al Señor el don de la paz!”.

Precedentemente, a las 40 mil personas presentes en la plaza de S. Pedro para recitar el Ángelus, Francisco había hablado del significado de la Navidad, subrayando que con su nacimiento Jesús quiso “introducirnos en su relación filial con el Padre”, hacernos capaces de ser santos en el amor, en respuesta a su llamada. “Una plena conciencia del significado del nacimiento de Jesús”, a la luz de las lecturas bíblicas fue el argumento del cual el Papa Francisco habló.

Francisco recordó el Evangelio que “con el Prólogo de S. Juan nos muestra la novedad impresionante: el Verbo eterno, el Hijo de Dios, “se hizo carne” (v.14). No sólo vino a vivir entre el pueblo, sino que se hizo uno del pueblo, ¡uno de nosotros! Después de este acontecimiento, para orientar nuestra vida no tenemos más solo una ley, una institución, sino una Persona, una Persona divina, Jesús, que nos orienta la vida, nos hace caminar en el sendero porque Él lo hizo antes”.

“San Pablo bendice a Dios por su designio de amor realizado en Jesucristo (cfr Ef 1,3-6.15-18). En este designio cada uno de nosotros encuentra la propia vocación fundamental: estamos predestinados a ser hijos de Dios por obra de Jesucristo. Por esto el Hijo eterno se hizo carne: para introducirnos en su relación filial con el Padre. Por los tanto, hermanos y hermanas, mientras continuamos contemplando el signo mirable del Pesebre, la Liturgia de hoy nos dice que el Evangelio de Cristo no es un fábula, un mito, una narración edificante, no, es la plena revelación del designio de Dios sobre el hombre y el mundo. Es un mensaje al mismo tiempo simple y grandioso, que nos lleva a preguntarnos: ¿Cuál proyecto concreto puso en mí el Señor, actualizando aún más su nacimiento en medio de nosotros? Es el apóstol Pablo quien nos sugiere la respuesta: “(Dios) no eligió (...) para ser santos e inmaculados frente a Él en la caridad” (v. 4)”.

“He aquí el significado de la Navidad. Si el Señor continúa viniendo en medio de nosotros, si continúa donándonos su Palabra, es para que cada uno de nosotros pueda responder a esta llamada: ser santos en el amor. La santidad es pertenencia a Dios, comunión con Él, transparencia de su bondad infinita. La santidad es custodiar el don que Dios nos ha dado. Por esto, quien acoge en sí la santidad como don de gracia, no puede no traducirla en acción concreta en lo cotidiano, en el encuentro con los otros. Y esta caridad, esta misericordia hacia el prójimo, reflejo del amor de Dios, al mismo tiempo purifica nuestro corazón y nos dispone al perdón, haciéndonos día tras día ‘inmaculados’, no en el sentido que quito una mancha, sino en el sentido que Dios entra en nosotros”. “La Virgen María nos ayude a recibir con alegría y gratitud el designio divino de amor realizado en Jesucristo”.