Papa: La insensatez de la guerra genera pobreza

El mensaje de Francisco para la VI Jornada Mundial de los Pobres que se celebrará el 13 de noviembre de 2022 sobre el tema "Jesucristo se hizo pobre por ustedes". Los hermanos que nos tienden la mano para despertarnos del letargo en el que hemos caído.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Ante la guerra en Ucrania, "que vino a agregarse a las guerras regionales que en estos años están trayendo muerte y destrucción", ¿cómo se puede dar una respuesta adecuada a los millones de mujeres, niños y ancianos "dejados a merced de la incertidumbre y la precariedad?" Esta es la dramática cuestión que plantea el Papa Francisco en el mensaje para la VI Jornada Mundial de los Pobres difundido hoy en el Vaticano. "Jesucristo se hizo pobre por ustedes" es el versículo de San Pablo (2Cor 8,9) elegido para esta cita que la Iglesia celebrará en todo el mundo el domingo 13 de noviembre de 2022. Pero si el corazón de este acontecimiento sigue siendo el redescubrimiento de la paradoja evangélica según la cual hay una pobreza que enriquece al hombre, ante las dramáticas imágenes que siguen llegando de Ucrania, no se puede dejar de tener en cuenta a quienes se encuentran de repente con que han perdido todo, hasta lo más preciado que tenían.

“¡Cuántos pobres genera la insensatez de la guerra!”, escribe Francisco. “Dondequiera que se mire, se constata cómo la violencia afecta a los indefensos y a los más débiles. Deportación de miles de personas, especialmente niños y niñas, para desarraigarlos e imponerles otra identidad. Se vuelven actuales las palabras del Salmista ante la destrucción de Jerusalén y el exilio de los jóvenes hebreos: «Junto a los ríos de Babilonia / nos sentábamos a llorar, / acordándonos de Sión. / En los sauces de las orillas / teníamos colgadas nuestras cítaras. / Allí nuestros carceleros / nos pedían cantos, / y nuestros opresores, alegría. / [...] ¿Cómo podíamos cantar un canto del Señor / en tierra extranjera?» (Sal 137,1-4).

El Papa se complace de la gran solidaridad mostrada por pueblos y familias que han abierto sus puertas "para acoger millones de refugiados de las guerras en Oriente Medio, en África central y ahora en Ucrania”. Pero también señala que "mientras más dura el conflicto, más se agravan sus consecuencias. A los pueblos que acogen les resulta cada vez más difícil dar continuidad a la ayuda; las familias y las comunidades empiezan a sentir el peso de una situación que va más allá de la emergencia. Este es el momento de no ceder y de renovar la motivación inicial. Lo que hemos comenzado necesita ser llevado a cumplimiento con la misma responsabilidad".

“Como miembros de la sociedad civil”, exhorta, “mantengamos vivo el llamado a los valores de libertad, responsabilidad, fraternidad y solidaridad. Y como cristianos encontremos siempre en la caridad, en la fe y en la esperanza el fundamento de nuestro ser y nuestro actuar.

Este es precisamente el objetivo de la Jornada Mundial de los Pobres, instituida por Francisco al final del Jubileo de la Misericordia. "Frente a los pobres -escribe el Pontífice en su mensaje- no se hace retórica, sino que se ponen manos a la obra y se practica la fe involucrándose directamente, sin delegar en nadie. A veces, en cambio, puede prevalecer una forma de relajación, lo que conduce a comportamientos incoherentes, como la indiferencia hacia los pobres". El Pontífice recuerda que el problema no es el dinero en sí, sino convertirlo en el objetivo principal de la vida. "Nada más dañino le puede acontecer a un cristiano y a una comunidad que ser deslumbrados por el ídolo de la riqueza, que termina encadenando a una visión de la vida efímera y fracasada.".

En cuanto a las formas de vivir la solidaridad, el Papa Francisco invita a evitar caer en el asistencialismo y el activismo mismo, para cultivar en cambio “una atención sincera y generosa que permite acercarse a un pobre como a un hermano que tiende la mano para que yo me despierte del letargo en el que he caído". Porque el evangelio de Jesús nos enseña la paradoja de una pobreza que enriquece.

"Si Él se hizo pobre por nosotros -comenta-, entonces nuestra misma vida se ilumina y se transforma, y adquiere un valor que el mundo no conoce ni puede dar”. Y "Si queremos que la vida venza a la muerte y la dignidad sea rescatada de la injusticia, el camino es el suyo: es seguir la pobreza de Jesucristo, compartiendo la vida por amor, partiendo el pan de la propia existencia con los hermanos y hermanas, empezando por los más pequeños, los que carecen de lo necesario, para que se cree la igualdad, se libere a los pobres de la miseria y a los ricos de la vanidad, ambos sin esperanza.".

Por último, Francisco concluye su mensaje citando unas palabras de Charles de Foucauld, el "hermano universal" que dejó toda sus riquezas para vivir entre los tuaregs del desierto del Sahara, proclamado santo por él hace unas semanas. "No despreciemos a los pobres, a los pequeños, a los obreros -escribió de Foucauld-, no sólo son nuestros hermanos en Dios, sino que son también aquellos que del modo más perfecto imitan a Jesús en su vida exterior. No dejemos nunca de ser pobres en todo, hermanos de los pobres, compañeros de los pobres, seamos los más pobres de los pobres como Jesús, y como Él amemos a los pobres y rodeémonos de ellos".