Papa: La corrección fraterna, la ‘pedagogía de la recuperación’ que pide Jesús
En el Ángelus, Papa Francisco pone en guardia a la comunidad cristiana sobre el “parloteo”: “El gran parlanchín es el diablo, porque él es el mentiroso que trata de desunir a la Iglesia”. La corrección fraterna que pide Jesús conlleva “la tutela de la comunión, es decir, de la unidad de la Iglesia; y la tutela de la persona, que requiere atención y el respeto por cada conciencia individual”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Jesús “recupera” siempre, no condena a quien se equivoca. Y los hermanos y hermanas de una comunidad también deben manifestar “un amor más grande, para recuperar al hermano”. Hay que dejar a un lado “el parloteo” y no hablar a espaldas de otros ni calumniar, ya que esto “divide a la Iglesia”. Son algunos temas que Papa Francisco puso en evidencia hoy, al dirigirse a los fieles reunidos en Plaza San Pedro antes del rezo del Ángelus.
Al comentar el Evangelio de este domingo (23ero del año, ciclo A, Mateo 18, 15-20), él subrayó que el tema al que alude Jesús, la corrección fraterna, es afrontado con dos preocupaciones: “la tutela de la comunión, es decir, de la unidad de la Iglesia; y la tutela personal, que requiere atención y respeto por cada conciencia individual”.
La pedagogía “de la recuperación” que Jesús pide utilizar con “el hermano que se ha equivocado” se articula en tres pasos. Ante todo, el encuentro personal («Repréndelo, pero estando tú y él a solas», v. 15). Si la corrección fracasa, el segundo paso es presentarse ante él “con una o dos personas”. El pontífice precisa: “los dos testigos se requieren, no para acusar y juzgar, sino para ayudar. De hecho, Jesús considera que este enfoque con testigos también puede fracasar, a diferencia de la Ley de Moisés, para la cual el testimonio de dos o tres era suficiente para la condena”.
Por último, el tercer paso es “decírselo a la comunidad”. Y Jesús agrega: “Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el pagano y el publicano" (ibid.). Esta expresión, aparentemente tan despectiva, en realidad nos invita a poner a nuestro hermano de nuevo en las manos de Dios: solo el Padre podrá mostrar un amor más grande que el de todos los hermanos juntos”.
El pontífice luego habló de forma espontánea y agregó: “Esta enseñanza de Jesús nos ayuda mucho… En general, lo primero que hacemos cuando vemos que alguien se equivoca es ir y contarlo a los demás. Parlotear…
El gran parlanchín es el diablo, ya que él es el mentiroso que trata de desunir a la Iglesia, Por favor, hagamos un esfuerzo para no parlotear. El chismorreo es una enfermedad más terrible que el Covid”.
El Papa continuó: “Es el amor de Jesús, que acogió a publicanos y paganos, escandalizando a las personas rígidas de la época. Por lo tanto, no se trata de una condena sin apelación, sino del reconocimiento de que a veces nuestros intentos humanos pueden fracasar, y que el hallarse solo delante de Dios es lo único que puede poner a nuestro hermano ante su propia conciencia y ante la responsabilidad de sus actos”.
“Que la Virgen María – concluyó - nos ayude a hacer de la corrección fraterna un hábito saludable, para que en nuestras comunidades se puedan establecer relaciones cada vez más fraternas, basadas en el perdón mutuo y, sobre todo, en la fuerza invencible de la misericordia de Dios”.
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