Papa: "La alegría de la Iglesia está en ir en busca de las ovejas que se pierden"
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "La alegría de la Iglesia está fuera de
sí misma para dar vida; la alegría de la Iglesia está en ir a buscar a esas
ovejas que se han perdido", porque "cuando la Iglesia se detiene en sí
misma, se cierra sobre sí misma, tal vez está bien organizado, una organización
perfecta, está bien, está limpia, pero carece de la alegría, falta la festividad,
falta la paz, por lo que se convierte en una Iglesia desanimada, ansiosa, triste,
una Iglesia que tiene más de una solterona que de una madre". Lo dijo el
Papa durante la misa que celebró esta mañana en la Casa Santa Marta, siguiendo
el ejemplo de la primera lectura en el que el profeta Isaías habla del final de
la tribulación de Israel después del exilio en Babilonia.
"La gente - dijo - necesita consuelo. La sola presencia del Señor consuela".
Un consuelo que está aun en la tribulación. Sin embargo, "nosotros, como
siempre, huimos del consuelo, no tenemos ninguna confianza; estamos más cómodos
en nuestras cosas, más cómodos, incluso en nuestros fracasos, nuestros pecados.
Esta es nuestra tierra". En cambio "cuando viene el Espíritu y viene el
consuelo que nos lleva a otro estado que no podemos controlar: es precisamente el
abandono en el consuelo del Señor".
"El consuelo más fuerte que el de la misericordia y el perdón". Lo
destaca el final del capítulo XVI de Ezequiel, cuando después de "una
lista de los muchos pecados de la gente", dice: "Pero yo no te
abandonaré, te daré más, esa será mi venganza: el consuelo y el perdón", "así
es nuestro Dios". Por esto "es bueno repetir: dejémonos consolar por
el Señor, es el único que nos puede consolar". Aunque "estamos
acostumbrados a aceptar pequeños consuelos, un poco hecho por nosotros", pero
luego "no sirven".
De aquí, se centró en el Evangelio de hoy, tomado de Mateo, que habla de la
parábola de la oveja perdida. "Me pregunto qué es el consuelo de la
Iglesia. Así como cuando una persona es consolada cuando siente la misericordia
y el perdón del Señor, la Iglesia celebra, es feliz cuando sale de sí misma. En
el Evangelio, el pastor que viene, va a buscar la oveja perdida, podía hacer
las cuentas de un buen comerciante, pero, 99, si pierde una no hay problema; el
balance... Ganancias, pérdidas... pero eso está bien, podemos ir así. No, tiene
el corazón de un pastor, va en busca de ella hasta que la encuentra y hace
fiesta, está alegre".
"La alegría de ir a buscar a los hermanos y hermanas que están lejos: Esta
es la alegría de la Iglesia. Allí, la Iglesia se convierte en madre, se vuelve fructífera".
"Cuando la Iglesia no hace esto, cuando la Iglesia se detiene en sí misma,
se cierra sobre sí misma, tal vez está bien organizado, una organización
perfecta, está bien, está limpia, pero carece de la alegría, falta la festividad,
la paz se ha perdido por lo que se convierte en una Iglesia desanimada, ansiosa,
triste, una Iglesia que tiene más de una solterona que de madre, y esta Iglesia
no sirve, es una Iglesia de museo. La alegría de la Iglesia es dar a luz; la
alegría de la Iglesia es salir de sí misma para dar vida, la alegría de la
Iglesia es ir a buscar a esas ovejas que se han perdido; la alegría de la
Iglesia es, precisamente, la ternura del pastor, la ternura de la madre".
El final del pasaje de Isaías "retoma esta imagen: como el pastor que pastorea
su rebaño y con sus brazos los reúne". "Tal es la alegría de la
Iglesia: salir de sí misma y se convierte en fecunda". "El Señor -
concluyó el Papa - nos de la gracia de trabajar, ser cristianos gozosos en la
fecundidad de la Madre Iglesia y nos libre de caer en la actitud de estos
cristianos tristes, ansiosos, desanimados, ansiosos, que tienen todo perfecto en
la Iglesia, pero no tienen "niños". Que el Señor nos consuele con el
consuelo de una Iglesia madre que sale de sí misma y consuela con el consuelo
de la ternura de Jesús y de la misericordia en el perdón de nuestros pecados".
23/12/2015